San José. – Un manto de luto cubrió hoy a Colombia con la noticia de que una niña de 4 años que el pasado lunes fue víctima de una violación sexual perdió la batalla y murió hoy en la madrugada en un hospital del sur de ese país.
El deceso fue anunciado por la Clínica Medilaser, un centro privado de salud de la ciudad de Neiva, capital del sureño departamento (estado) de Huila, al que ella ingresó en la mañana del pasado martes en estado de gravedad.
“Lamentamos profundamente el fallecimiento de la paciente menor de edad en la madrugada de hoy”, reportó la Clínica en un comunicado de prensa.
La niña pereció “debido a hipertensión endocraneana refractaria al manejo, disfunción de múltiples órganos secundaria a trauma encefalocraneano con politrauma”, agregó.
“Por el tipo de muerte se realizó llamado a fiscalía”, anunció.
Un parte médico que el hospital emitió luego de recibir a la víctima de la violación y colocarla en una sala de cuidados intensivos, reveló la furia y la crueldad a la que la indefensa criatura fue sometida: desgarros vaginales y pélvicos, lesiones severas en rostro, cráneo, abdomen y tórax y un choque del sistema nervioso.
Tras advertir de la ausencia de la niña de su hogar en el poblado de Puerto Alegría, en el municipio de Garzón, Huila, en la noche del 29 de junio, sus padres y vecinos la hallaron inconsciente, semidesnuda y entre piedras en la víspera a orillas de una quebrada del sector.
El victimario, de 27 y peón de la zona, permaneció semidesnudo sobre otra piedra y recibió una paliza de la comunidad antes de ser entregado a las autoridades.
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El caso estremeció a Colombia y se sumó al repudio nacional por la prolongación de las agresiones sexuales a mujeres —niñas, adolescentes, jóvenes y adultas—y por ser un fenómeno cubierto por la impunidad, según organizaciones de derechos humanos de ese país.
En una estadística que envió a EL UNIVERSAL, el (estatal) Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia registró que, de enero a mayo de 2020, 5 mil 422 mujeres de cero a 17 años sufrieron algún tipo de brutalidad sexual en ese país, a 35,67 por día.
El Instituto realizó 22 mil 115 exámenes medicolegales por presunto delito sexual a mujeres en general en 2019, a 60,5 diarios, y 22 mil 304 en 2018, a 61,1. En contraste, efectuó 3 mil 580 a hombres en 2019, a 9,8 cada 24 horas, y 3 mil 755 en 2018, a 10,2, precisó.
La situación se agravó al confirmarse que dos niñas indígenas fueron violadas por soldados , una la semana pasada y otra en 2019. Las Fuerzas Militares de Colombia reconocieron el pasado miércoles que 118 de sus oficiales y suboficiales son indagados por supuestos abusos sexuales de 2016 a 2020 y prometieron castigos para los culpables.
Drama. Al aportar algunos detalles de lo sucedido a la menor, la Fiscalía General de Colombia informó a este diario que, al detectar su ausencia, sus padres iniciaron la búsqueda acompañados por vecinos y hallaron inicialmente una sandalia y un teléfono celular como rastros preliminares.
“Al seguirlos, permitieron hallar a la niña inconsciente a orillas de la quebrada Caguancito, en medio de dos piedras y semidesnuda. A escasos dos metros del sitio se observa al presunto victimario, trabajador de la región en oficios varios, sentado en una piedra y con los pantalones abajo, lo que ocasionó un enfrentamiento con la comunidad y su entrega”, añadió.
Por la gravedad de las heridas, fue remitida a un hospital de Neiva en el que se constató que fue víctima de violencia sexual y física extremas y en coma, por las “múltiples lesiones que recibió en sus partes íntimas y en el resto del cuerpo, cabeza, cara, tórax y abdomen”, subrayó.
En la noche del 30 de junio, un juzgado de la zona legalizó la detención del victimario, de apellidos Mieles Betín, y en ese momento por los delitos de tentativa de feminicidio agravado en concurso con acceso carnal violento agravado, por ser la víctima menor de 14 años, precisó la Fiscalía.
El hombre “no aceptó su responsabilidad”, pero se le impuso una medida de aseguramiento de detención preventiva en establecimiento carcelario.
La muerte de la niña obligará a la Fiscalía a modificar la acusación en contra de Mieles Betín.
El drama es uno más en la historia de Colombia por la impunidad que cubre a militares, paramilitares, policías, guerrilleros y exguerrilleros izquierdistas y derechistas, delincuentes y otros hombres con o sin nexo a fuerzas en pugna en esa nación.
Todos tienen en común que están acusados de ataques sexuales a mujeres—niñas, adolescentes, jóvenes y adultas—en un escenario de conflicto bélico, crimen organizado, persecución social, vendettas políticas y ajustes de cuentas.
Por la guerra civil que estalló en 1964 con las guerrillas comunistas, y todavía sin lograr la paz completa, o por paramilitarismo o delincuencia organizada y común, Colombia se consolidó como uno de los países con mayores atrocidades contra los derechos humanos en América de los últimos 60 años.
om/hm