San José.— “Gracias, por ser la voz del pueblo”, escribió la boliviana Ana Karina Rivas en un mensaje en su cuenta de Twitter dirigido a su compatriota Luis Fernando Camacho Vaca, presidente del Comité Cívico pro-Santa Cruz de la Sierra, en el oriente de Bolivia. “Dios lo bendiga”, le agradeció.

De 40 años, padre de tres hijos, ferviente católico, abogado, profesor universitario, empresario y encumbrado a la resistencia boliviana desde ese departamento (estado) que es el potente motor económico de Bolivia, Camacho emergió en la segunda quincena de octubre como la piedra más incómoda para el presidente boliviano, Evo Morales, por la profunda crisis política e institucional que estalló en ese país tras los comicios del 20 de octubre.

En un momento crucial de la noche de ese domingo, y con el ex presidente Carlos Mesa, principal candidato opositor, rumbo a pasar a segunda ronda con Morales, la difusión de los resultados fue interrumpida por el aparato electoral boliviano. Al día siguiente, las cifras oficiales dieron ventaja a Morales para ganar en primera vuelta, pero desataron el rechazo de los opositores.

A partir de entonces, Morales reclamó reiteradamente su victoria y alegó que superó por más de 10% de los votos a Mesa, pero la presión de sus rivales nunca cedió y ahora Camacho se consolidó como rostro del descontento popular en contra del presidente, para tratar de obligarle a que renuncie, a repetir elecciones y a respetar la democracia.

“Que el mundo entero sepa, que no queremos vivir bajo su régimen socialista dictatorial”, escribió Camacho en Twitter a Morales. El pueblo boliviano “está unido y más unido que nunca”, advirtió, al recordar que “lo hemos demostrado en las calles, las calles que la dictadura perdió. Que el mundo sepa que somos una sola Bolivia, con un sólo sentir: ¡LIBERTAD! ¡LIBERTAD! ¡LIBERTAD!”.

Apoyado en el Comité, foro apartidista fundado en 1950 e integrado por 200 organizaciones empresariales, agropecuarias, femeninas, comunitarias, campesinas, cooperativas, laborales, profesionales, juveniles, estudiantiles, cívicas, indígenas, sociales, educativas, científicas, culturales, deportivas y de jubilados y personas con discapacidad, Camacho lanzó el sábado un ultimátum a Morales para exigirle su renuncia.

Morales rechazó la exigencia, emitida en un cabildo con miles de bolivianos y planteada en una misiva al gobernante. “Firmemos juntos la carta que nos llevará a la libertad”, pidió Camacho, cuya intención de entregar al mandatario la petición y el documento de renuncia ya escrito, fue frustrada anteayer en un aeropuerto cercano a La Paz. Luego de que el gobierno le garantizó su seguridad, Camacho llegó anoche en avión a un aeropuerto aledaño a La Paz, donde Mesa le esperó para ir juntos a la Presidencia a entregarle a Morales la solicitud.

“Solicitar la renuncia de un presidente no es un acto ilegal, no es inconstitucional y mucho menos un golpe de Estado. En su momento, Evo Morales también lo hizo, pidiendo la renuncia del que era entonces presidente”, rememoró en Twitter. “Este no es un tema racial y nunca lo fue, mucho menos ahora que Bolivia está más unida que nunca”, adujo. “Demostramos lo que somos. ¡Libertadores!, no opresores”, proclamó.

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