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San José.— Si los latinoamericanos y caribeños quisieran borrar todo vestigio del almirante italiano Cristóbal Colón, como germen simbólico del exterminio de aborígenes en la colonización y la conquista de la corona de España del Nuevo Mundo, deberían derribar gran parte de la historia de América Latina y el Caribe.
Las protestas callejeras que eliminaron o amenazaron con suprimir los resabios de colonialismo y conquista resurgieron desde mediados de este año en varias naciones de América. Ante el riesgo de vandalismo, el gobierno de la Ciudad de México retiró temporalmente esta semana, para restauración, un monumento a Colón de una arteria capitalina.
“Más allá de la figura de Colón, el pensamiento colonial sigue vigente”, lamentó la exprisionera política chilena Mónica Pilquil, de la etnia mapuche, la principal de Chile.
“El colonialismo está profundamente arraigado. Nuestros pueblos lo combaten. Un día triste por las masacres indígenas”, dijo Pilquil a EL UNIVERSAL, al cumplirse este lunes los 528 años del descubrimiento de América.
Entre múltiples cultos a Colón, un país —Colombia— fue nombrado en su honor.
México tiene avenidas Colón en Toluca, Estado de México, y en Torreón, Coahuila.
La moneda de Costa Rica es el colón. Una de las vías principales de San José, la capital costarricense, es el Paseo Colón, y una ciudad de este país es Colón.
Lima, la capital peruana, dispone de un Paseo Colón.
El más grande cementerio de Cuba se llama Colón. Con inusitada frecuencia en un país comunista empeñado en eliminar toda exaltación colonial, la revolución cubana rememora con orgullo a la figura de Colón y destaca que, al llegar en 1492 a lo que hoy es Cuba, el genovés la describió como la tierra más hermosa vista por ojos humanos.
El Faro de Colón es un museo y monumento inaugurado en 1992 en República Dominicana en recuerdo al navegante, a los 500 años del descubrimiento.
Aparte de ese sitio emblemático, Santo Domingo, la capital dominicana, alberga el Alcázar de Colón, sede de la corona española por 60 años, hogar de Diego Colón —hijo del descubridor— y posición estratégica para conquistar y colonizar México, Panamá, Perú y Cuba.
La segunda principal zona libre mundial de comercio y reexportación de mercancías, después de Hong Kong, China, está en el litoral de Panamá sobre el mar Caribe en una ruta clave del Océano Atlántico y lleva el nombre de Colón y su puerto se llama Cristóbal, en la provincia (estado) de Colón.
El más famoso teatro de Argentina es el Colón y Colón es una división territorial de la provincia de Buenos Aires.
Luján, Mar del Plata, Córdoba y Jardín América, en Argentina, Arica y Antofagasta, en Chile, Guayaquil, en Ecuador, Tacna, en Perú, San Juan, en Puerto Rico, y Tacuarembó, en Uruguay, cuentan con plazas Colón.
Guatemala exhibe su Teatro Colón y su Parque Colón. Un municipio del departamento (estado) de la Libertad, en El Salvador, es Colón.
Uno de los 18 departamentos de Honduras es Colón y el más importante mercado de Tegucigalpa es Colón. Un municipio del departamento de Rivas, Nicaragua, es Colón.
México, Venezuela, Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Cuba, Panamá y Uruguay poseen uno o más monumentos que rinden pleitesía a Colón.
Equipos de fútbol, barrios, cines, escuelas, colegios, hoteles, radioemisoras, tiendas y otros lugares son… Colón.
Otros derrumbes
Para el historiador hondureño Gustavo Zelaya, más allá de destruir símbolos de Colón y otros personajes españoles, como ocurrió este año en Estados Unidos y en 1997 en Honduras, tendrá mayor beneficio impulsar exigencias socioeconómicas populares “y derribar a los gobiernos corruptos”.
“No hay capacidad de derribar gobiernos, pero sí de derribar estatuas, que sólo remiten a un momento de la historia”, alegó Zelaya a este diario.
Al detallar que el descubrimiento comenzó a ser festejado con la Feria Mundial de 1892 en Barcelona, España, el historiador costarricense Vladimir de la Cruz relató a este periódico que “eso provocó que en el continente inmediatamente se exaltara a Colón como la figura principal”.
“Se rearticuló un nuevo discurso (…) sobre los españoles y surgió la idea de Madre Patria. Se minimizó el impacto negativo de la conquista y la colonia y, de manera positiva, se exaltaron la raza hispanoamericana, los resultados de su llegada, del idioma español y de la religión católica”, narró.