Donetsk y Lugansk son las últimas dos repúblicas separatistas que Rusia ocupa desde que Vladimir Putin llegó al poder en 2000, en un intento por volver a poner bajo el manto de Moscú a las regiones que en el siglo pasado pertenecieron a la Unión Soviética.
En todos los casos la historia es parecida, aunque con matices, pues regiones pobladas por rusos étnicos que se declaran autónomas luego van a la guerra con su república de origen.
Finalmente, Rusia reconoce su independencia y sus tropas ingresan a la región “en defensa” de la población rusófona.
Abjasia. Superficie: 8 mil 600 km. Población: 245 mil habitantes
Luego de la disolución de la Unión Soviética en 1991, Georgia se convirtió en un estado independiente y Abjasia, en una república autónoma dentro de la primera, pero rápidamente comenzaron los choques entre los abjasios de etnia georgiana y los de etnia abjasia cercanos a los rusos. El 23 de julio de 1992, la república declaró unilateralmente su independencia; después, se produjo la guerra que duró dos años entre Georgia y los abjasios (que contaron con el apoyo de paramilitares rusos). La lucha se reactivó entre 2006 y 2008. En agosto de ese año, Rusia se convirtió en el primer país que reconoció la independencia de Abjasia.
Osetia del Sur. Superficie: 3 mil 900 km. Población: 80 mil habitantes
Cuando se disolvió la Unión Soviética, en 1991, Osetia del Sur, en Georgia, se declaró unida a Osetia del Norte, que quedó dentro de Rusia y comenzó la guerra civil en el sur. Mientras Georgia recibió el apoyo de Estados Unidos, Osetia del Sur recibió el de Moscú.
Finalmente, en 2008 tras una guerra con Georgia, Rusia se convirtió en el primer país en reconocer la independencia de Osetia del Sur, seguido por Nicaragua y Venezuela.
Transnistria. Superficie: 4 mil 163 km. Población: 518 mil 700 habitantes
En este caso, luego de la disolución de la URSS, estallaron las tensiones entre el gobierno moldavo y las autoridades de esta región separatista, lo que llevó a un año de guerra.
El alto al fuego fue acordado entre Moldavia, Rusia y las autoridades separatistas de Transnistria, una unidad territorial autónoma con un estatus jurídico especial.
Crimea. Superficie: 27 mil km. Población: 2 millones 33 mil habitantes
Tras la caída del presidente prorruso en Ucrania, Viktor Yanukovich, en 2014, los rusos étnicos tomaron el poder en la península de Crimea y el 11 de marzo de ese año declararon la independencia. Cinco días más tarde convocaron a un referéndum cuestionado por Occidente y en el que mayoritariamente apoyaron la anexión de la península a Rusia.
Aunque Ucrania sigue reclamando como propio ese territorio, en julio de 2015, el entonces primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, declaró que Crimea se había integrado totalmente a Rusia.
Donetsk. Superficie: 8 mil 902 km. Población: 2 millones 302 mil habitantes
Los líderes rusoparlantes de esta región del este de Ucrania convocaron a un referéndum de autogobierno el 11 de mayo de 2014, siguiendo los pasos de Crimea.
En el referéndum, cuestionado por los gobiernos occidentales, ganó de forma abrumadora la opción del autogobierno.
Luego, los separatistas pidieron la anexión a Rusia. A partir de entonces, se inició en toda la región del Donbás (Donetsk y Lugansk) un conflicto abierto con Kiev en el que murieron unas 14 mil personas.
Finalmente, Moscú reconoció el martes 22 de febrero la independencia de esas repúblicas.
Lugansk. Superficie: 8 mil 377 km. Población: un millón 464 mil habitantes
Aunque la República Popular de Lugansk declaró su autonomía el mismo día que la República Popular de Donetsk, en mayo de 2014, el gobierno de Ucrania considera a las autoridades locales como “terroristas” y, de hecho, la mayor parte del territorio de ambas repúblicas separatistas permanece bajo control de Kiev.
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