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Kabul.— Los talibanes aseguraron que controlan todo Afganistán, tras afirmar haber capturado el valle de Panjshir, donde el jefe de la resistencia local Ahmad Massoud llamó a levantarse contra el nuevo régimen.
Tras su fulminante victoria sobre las tropas gubernamentales en agosto y la retirada de Estados Unidos hace una semana tras 20 años de guerra, los talibanes buscaban sofocar la resistencia parapetada en el montañoso valle del Panjshir, cercano a Kabul.
“Con esta victoria, nuestro país salió por completo de la ciénaga de la guerra. La gente vivirá ahora en libertad, paz y prosperidad”, afirmó el principal vocero del movimiento islamista, Zabihullah Mujahid.
El jefe del Frente Nacional de Resistencia (FNR), Ahmad Ma-ssoud, hijo del comandante Massoud, respondió a los talibanes llamando a la población a “levantarse por la dignidad, la libertad y la prosperidad” de Afganistán. El FNR dice retener posiciones estratégicas en la zona y continuar con su lucha.
De su lado, en conferencia de prensa, el vocero de los talibanes advirtió ante nuevos intentos de insurgencia y llamó a los antiguos efectivos de las fuerzas armadas a integrarse en las tropas de su régimen. “El Emirato Islámico es muy sensible ante las insurgencias. Cualquiera que intente iniciar una insurgencia será atacado con firmeza. No permitiremos otra”, advirtió.
Segregan educación
Las universidades privadas de Kabul estaban prácticamente vacías después de que los talibanes impusieran la segregación por sexo en las aulas y el porte del nicab para las mujeres. “No hay nadie, no hay estudiantes”, dijeron a la agencia AFP por la mañana los guardias de dos planteles. Otras dos universidades señalaron una asistencia baja.
“Ni siquiera sabemos si siguen en el país”, añadieron. Decenas de miles de afganos, la mayoría calificados, huyeron del país tras la toma de poder de los talibanes el 15 de agosto. Los demás “temen a los talibanes y no saben qué les depara el futuro”.
Las mujeres matriculadas en las escuelas particulares tendrán que salir de clase cinco minutos antes que los hombres y esperar en una sala hasta que estos últimos hayan dejado el edificio.
Algunas universidades acataron la orden, como la facultad de economía de Ibn-e Sina, que instaló cortinas para separar a los hombres de las mujeres. “Nos impusieron la decisión, no podíamos oponernos”, explicó Jalil Tadjil, vocero de la universidad. Pero muy pocos estudiantes vinieron el lunes “debido a la incertidumbre”, añadió.
También estaban casi vacíos los pasillos de la Universidad de Gharjistan, en Kabul. “De nuestros mil estudiantes, menos de 200 vinieron hoy”, compartió el director Noor Ali Rahmani.
El gobierno estadounidense de Joe Biden, estuvo bajo presión ayer tras la difusión de informaciones según las cuales varios cientos de personas, entre ellas ciudadanos de Estados Unidos, estaban varados en el aeropuerto de Mazar-e-Shafir, en el norte de Afganistán.
De acuerdo con Marina LeGree, fundadora y directora de la organización estadounidense Ascend Athletics, entre 600 y mil 300 personas trataron de dejar el país, incluidos 19 estadounidenses, con la ayuda de su organización y de otras. “Han pasado siete días y nada se mueve”, dijo, y mencionó que hay seis aviones listos para despegar.
Para LeGree, los estadounidenses se están “desentendiendo” de este drama. Un vocero del Departamento de Estado estadounidense dijo que no tenía datos “confiables que permitan confirmar información sobre vuelos Chárter, ya sea sobre quién los está organizando, el número de ciudadanos estadounidenses o miembros de otros grupos prioritarios a bordo (...) o dónde van a aterrizar”.