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Los dreamers se convertirán en los próximos meses en cabilderos de sus sueños, afirma en entrevista con EL UNIVERSAL Gustavo Robles, director ejecutivo de CASA, principal organización en defensa de los inmigrantes de la zona del Atlántico central de EU.
¿Cómo se ha vivido esta semana, desde que el martes se anunció la rescisión de DACA?
—Ha sido realmente un proceso bien difícil, de escuchar a nuestra comunidad y a los soñadores llorando, enojados, con rabia, desesperanzados. Pero al mismo tiempo ahorita, después de pasar ese dolor y ese duelo, estamos preparándonos para defender el DACA y salir adelante.
El presidente y varios congresistas están intentando calmar a los dreamers diciendo que hay un periodo de seis meses (hasta el 5 de marzo) en los que no va a pasar nada ni hay que preocuparse. ¿Es cierto?
—Al contrario, estamos muy preocupados. Hay algunos dreamers que ya se les está venciendo su permiso de trabajo a fines de este mes y ya no pueden solicitar [la renovación], se quedan indocumentados. Igualmente pensamos que seis meses es muy corto tiempo; ya sabemos cómo funciona el Congreso de EU: hace 16 años estamos tratando de pasar el Dream Act y no hemos podido hacerlo por los sectores más extremistas. Se avecina una lucha rápida y nos estamos preparando para ello.
¿Tiene esperanza de que el Congreso pase la Dream Act?
—Tengo mis dudas, para ser honesto, por la experiencia que tenemos del pasado. Pero vamos a hacer todo lo que esté en nuestro alcance.
¿Esas dudas vienen por la poca predisposición del gobierno, porque se convierta de nuevo en un arma política...?
—Por todas esas razones, definitivamente. Eso es lo que pasa en el Congreso: ya se están planteando que por ejemplo van a colocar [incorporar a la ley] dinero para el muro, para la frontera. Nos parece totalmente inaceptable, y un insulto a los soñadores, a nuestra comunidad en general y a México en particular, como tratando de dividir a los dos países.
Rechazamos cualquier negociación en esa dirección. Tengo dudas por todo eso y por la experiencia de 16 años trabajando específicamente para tratar de pasar el Dream Act que no lo hemos logrado. Eso no quiere decir que si hay voluntad política se logre hacer. Tengo mis dudas, por eso hay que trabajar duro.
¿Cómo lo van a hacer?
—La lucha ya empezó. Estamos todos estos días teniendo reuniones con nuestra comunidad, con los soñadores. Hay que recordar que entre ahora y el 5 de octubre, hay 154 mil soñadores que califican para conseguir su permiso de trabajo y estamos promoviéndolo para que lo hagan. Desde ahora hasta el 5 [de octubre]. Eso es una parte, esa parte educativa y de que conozcan sus derechos.
Pero también habrá una parte de acción más directa.
—Lo segundo, obviamente, será la parte del cabildeo y de presión hacia el Congreso. Vamos a arrancar toda esta campaña para sentarnos con los legisladores y para hablar con ellos. Será el 26 de septiembre: una fecha clave donde vamos a participar soñadores y sus familias de todo el país. Estamos hablando de 42 estados que nos vamos a reunir aquí en Washington para hablar con los representantes, para sentarnos en sus oficinas y no vamos a salir de ahí hasta que no tengamos una respuesta. Será el primer intento que vamos a tener en término de la educación a los congresistas y empezar la parte de cabildeo.
Se parece mucho a la acción que llevaron a cabo [con éxito] los defensores de Obamacare.
—Exactamente. Eso es lo que estamos pensando... Será nuestro primer gran evento: cientos y cientos de soñadores que van a estar cabildeando y tomando las oficinas del Capitolio el 26 de septiembre.
Una quincena de estados han demandado la propuesta de acabar con DACA. ¿Ve algún futuro a esta acción?
—Es bien importante. Estamos tratando de utilizar todas las estrategias posibles, desde la parte legal —las demandas— hasta la parte política, la movilización, los medios de comunicación, etcétera, porque estamos hablando de miles y miles de nuestros jóvenes. Veo estas demandas como parte de una estrategia. No sé qué tan exitosa va a ser, porque eso depende de la corte del distrito donde esté ubicado: si es un distrito bien antiinmigrante no veo ninguna esperanza; si es un distrito progresista como Nueva York o California, por ejemplo, veo las posibilidades de que ellos atenúen el impacto que va a tener.
¿Qué papel puede o debe jugar el sector privado para proteger a los dreamers?
—El sector privado juega un papel bien clave. Ya se ha visto el pronunciamiento de los presidentes de Microsoft, Facebook, Twitter... de toda esta gente que tiene una influencia fortísima en la economía y el impacto que tienen en muchos representantes. Ellos pueden ser las personas que pueden hacer la diferencia, porque tienen el dinero, la influencia, y por ello estamos trabajando con ellos, para que hagan su trabajo. Saben que van a perder miles de empleados que ya están trabajando con ellos, que son científicos, o técnicos, o arquitectos, y por eso se han pronunciado. Tienen un papel fundamental que jugar, definitivamente.