La historia del Titanic está llena de mitos y leyendas.
Es parte de la imaginación popular, un símbolo del fracaso más épico y glamoroso. Es una tragedia con bailes y té.
Las vidas de más de mil 500 de los 2 mil 224 pasajeros y de la tripulación a bordo se perdieron. Pero cuatro días después del naufragio, el transatlántico británico RMS Carpathia atracó en Nueva York con más de 700 sobrevivientes.
Lo que hizo posible tal hazaña fue una nueva red de operadores inalámbricos en barcos y estaciones terrestres que se comunicaron frenéticamente entre sí a través de las extensiones del Atlántico Norte en un esfuerzo por organizar una misión de rescate durante esa helada noche de abril de 1912.
La tecnología inalámbrica todavía era una novedad en el momento del viaje inaugural del Titanic.
Había surgido gradualmente gracias a descubrimientos realizados por físicos en la segunda mitad del siglo XIX.
Finalmente, en 1895, el italo-irlandés Guglielmo Marconi se enteró de los avances en ese campo en una conferencia del pionero en el estudio de electromagnetismo Augusto Righi en Italia.
Quedó fascinado.
Siendo un empresario de gran habilidad técnica, se propuso explotar el descubrimiento de las ondas de radio desarrollando un sistema de transmisión inalámbrica que funcionara.
Fundó Wireless Telegraph y Signal Co. Ltd en 1897, la primera empresa comercial de esta nueva tecnología en el mundo.
La compañía Marconi se convirtió en el equivalente de Apple de esos tiempos e instaló sus equipos inalámbricos en algunos de los barcos más prestigiosos.
El Titanic, como el escaparate de una era ambiciosa y optimista, tenía el equipo más grande y mejor del mundo.
Además de comunicarse con otros barcos, los operadores también transmitían mensajes a los pasajeros: la nueva tecnología estaba de moda y los pasajeros de primera clase se divertían enviando mensajes a sus amigos en tierra firme.
"¡Hola,Chico! Estaré cenando contigo esta noche en espíritu. Mi corazón siempre está contigo. Con amor, Chica", decía uno de los mensajes enviados a Nueva York, a donde se dirigía el Titanic.
"Buen viaje, buen barco", escribió otro.
Además de enviar los mensajes personales de los pasajeros, los operadores del equipo proveían el primer servicio de noticias para los barcos.
Mientras el Titanic cruzaba el Atlántico, sus pasajeros se enteraron de disturbios industriales en los ferrocarriles y de un asesinato de alto perfil en Francia.
Pero, crucialmente, la nueva tecnología también se estaba empezando a usar para propósitos más serios.
Los barcos intercambiaban información de seguridad y, en el caso del Titanic, se sabe que recibió datos detallados sobre la ubicación de los icebergs.
Las investigaciones después del desastre nunca pudieron establecer satisfactoriamente por qué se ignoraron estas advertencias.
El operador de comunicación móvil Jack Phillips estaba enviando mensajes de los pasajeros cuando el barco chocó contra el iceberg.
Con solo el espacio suficiente en los botes salvavidas para la mitad de los pasajeros y la tripulación, el capitán del Titanic, Edward Smith, recurrió al único salvavidas que le quedaba, el equipo inalámbrico, y le ordenó a los dos operadores de Marconi que pidieran auxilio.
En ese momento, la comunicación entre los barcos y la costa se realizaba mediante el código Morse, al igual que la telegrafía convencional.
Aunque el Titanic había sido equipado con los mejores equipos inalámbricos disponibles, en ese entonces aún no existía una práctica establecida de mantener un canal libre para las comunicaciones de emergencia.
No era como llamar a un teléfono y hablar directamente con una persona, sino que los canales estaban abiertos para todos al mismo tiempo.
Todos los barcos transmitían en la misma frecuencia y, encima, en la mayoría de ellos solo había un operador inalámbrico, que trabajaba un largo turno y luego cerraba por la noche.
La señal de socorro utilizada por los operadores de Marconi, CQD, se disparó por el Atlántico.
"CQ" era la señal para suspender transmisiones y prestar atención. La "D" para señalar peligro.
Aunque en 1906, la Convención Internacional de Radio Telegráficos de Berlín había creado la señal "SOS" -letras elegidas por su simplicidad en el Código Morse: tres puntos, tres guiones y tres puntos -para solicitar asistencia, los operadores rara vez la usaban.
Mientras se bajaban los botes salvavidas, con terribles despedidas entre esposos, esposas e hijos, los operadores inalámbricos se apegaron a su tarea.
"Vengan inmediatamente. Nos chocamos con un iceberg. Esto es un CQD", llamó el Titanic a otra nave, la Carpathia.
"Nos chocamos con un iceberg y nos estamos hundiendo", le escribió a un barco alemán, el Frankfurt.
Los mensajes del Titanic causaron consternación e incredulidad entre otros buques, que respondían tratando de comprender lo que estaba sucediendo, y luego reenviaban con urgencia las señales de socorro con la esperanza de que alguien estuviera lo suficientemente cerca para ayudar.
Fue como tratar de organizar un rescate por Twitter, con los operadores tratando de entender la corriente de información, a veces contradictoria.
"Estamos poniendo a los pasajeros en botes pequeños. Mujeres y niños en botes. No podemos durar mucho más. Perdiendo energía", escribió el Titanic, a medida que la situación se hacía cada vez más desesperada.
"Este es Titanic. CQD. Sala de máquinas inundada".
Durante dos horas en el Titanic, Jack Phillips y el operador asistente Harold Bride continuaron enviando un flujo de señales de socorro y mensajes que fueron recogidos por otros buques.
Sin saber que Carpathia ya estaba en camino, en algún momento Bride se volvió hacia Phillips y le sugirió:
"Enviemos SOS. Es la nueva llamada, y puede ser su última oportunidad para enviarla", contó Bride, quien se salvó.
Cuando el Titanic se quedó en silencio, los otros barcos siguieron pidiendo noticias y coordinando el rescate de los sobrevivientes.
Cuando el Titanic chocó con un iceberg en mares tranquilos en la noche del 14 de abril de 1912, Harold Cottam, operador del transatlántico Carpathia, todavía estaba despierto.
Al recibir la primera señal de socorro del Titanic, Carpathia inmediatamente giró e inició el viaje de casi cuatro horas hacia la posición dada.
Cuando amanecía, Carpathia llegó a la referencia de cuadrícula transmitida por Phillips. Dos horas antes, el Titanic se había hundido.
Los pasajeros, consternados, estaban a la deriva en botes salvavidas, mientras que muchos otros, que habían muerto por el efecto del agua helada, flotaban en sus chalecos salvavidas.
La tripulación de Carpatia rescató a todos los sobrevivientes que pudo encontrar, recuperó 300 cuerpos del agua y se dirigió a Nueva York.
Sin el telégrafo inalámbrico, probablemente no habría habido sobrevivientes.
El desastre dejó duras lecciones.
Poco después, la Conferencia Radiográfica Internacional en Londres aprobó nuevas regulaciones para la comunicación inalámbrica a bordo de barcos.
Quizás la más importante de estos fue que los barcos de pasajeros debían tener operadores de radio durante las 24 horas del día, usar la misma longitud de onda para transmitir señales y suspender el envío de mensajes a intervalos regulares para chequear si había llamadas de socorro.
Además, SOS se convirtió en la señal estándar para pedir auxilio después del hundimiento del Titanic.
Antes del dramático naufragio, Marconi ya era una celebridad, sinónimo de la conexión inalámbrica, pero el rescate de los pasajeros del Titanic le confirió un estatus heroico a él y su invención.
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