Aunque a lo largo de los años ha vivido momentos excepcionales en su país, la reconocida artista plástica Tania Bruguera dice que Cuba vive "un momento inédito".
"Por primera vez una protesta de esta magnitud y heterogeneidad obligó al gobierno de Cuba a sentarse a negociar en tan poco tiempo. Eso es historia", dice en entrevista telefónica desde La Habana.
La semana pasada, más de 300 personas, en su mayoría jóvenes, se reunieron en las afueras del Ministerio de Cultura de la isla para manifestarse contra el desalojo forzoso de miembros del Movimiento San Isidro, un contestatario grupo de artistas, académicos y periodistas que se encontraba en huelga de hambre.
Y lo que empezó como un plantón solidario se convirtió en una "denuncia colectiva" del "hostigamiento" y "censura" del arte independiente que culminó en un debate con autoridades del Ministerio.
El viceministro de Cultura Fernando Rojas, que presidió el encuentro, aseguró a medios oficiales que no era la primera vez que se realizaba una reunión de este tipo "a tenor de una demanda planteada por un grupo de personas con inquietudes".
Sin embargo, reconoció que "lo peculiar de esta vez fue la concentración de personas" y "el tiempo que demoramos en organizar la reunión".
"No es lo habitual que tengamos que reaccionar a una petición formulada de esa manera. O sea, por personas que esperan por una reunión donde había una gran diversidad de personas, sobre todo del mundo del arte y la literatura", dijo a la televisión estatal.
BBC Mundo contactó con el Centro de Prensa Internacional de Cuba para solicitar una entrevista con las autoridades del Ministerio de Cultura para conocer en extenso su posición,y está a la espera de una respuesta.
Bruguera, ganadora de importantes reconocimientos internacionales como la Beca Guggenheim, el Meadows Prize y el premio Príncipe Claus, fue una de las primeras en sumarse a la manifestación, en participar en la escritura de las demandas y en discutirlas con las autoridades, que aceptaron abrir un "canal de diálogo" que está previsto continuar este jueves.
"Creo que lo más importante de lo que sucedió ese día fue que, con esa protesta, en la forma que se organizó y cómo se desarrolló, este país vivió, por primera vez en muchos años, un acto verdaderamente democrático", dice.
"Y más allá de eso, más allá de las conversaciones, si es que continúan o no, de si se alcanza algo o no, está lo que pasó en sí: que los cubanos han salido a protestar, que están perdiendo el miedo y eso ya no hay quien lo pare", agrega.
Esta es una síntesis de la conversación con BBC Mundo de la artista, que ha expuesto en sedes tan importantes como lal Tate Modern de Londres y el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago, y cuyas provocadoras perfomances en las que mezcla arte y política la han puesto en más de una ocasión en la mira de las autoridades de Cuba.
¿Qué ha estado ocurriendo en estas últimas semanas en Cuba y por qué hay voces que aseguran que se trata de un "momento histórico"?
Para las personas que quizás no conozcan Cuba o que tengan una visión de Cuba matizada por la propaganda del gobierno habría que comenzar por explicar que vivimos en un lugar donde a los artistas se les censura, donde las personas que disienten son perseguidas, castigadas, descapitalizadas, o sea, sacadas de sus trabajos…
Entonces, lo que ha sucedido en estas últimas semanas tuvo su origen luego de que un policía entrara en casa de un artista (el rapero Denis Solís) sin permiso, lo que generó una situación de tensión. El policía se fue y el artista fue condenado después por desacato.
El problema de inicio está en la forma impune en la que la policía puede entrar a tu casa, sin permiso, y también el hecho de que el proceso del artista se realizó de forma expedita. En dos días fue condenado a ocho meses, no pudo nombrar un abogado ni se le dio la posibilidad de defenderse con garantías.
Hay un grupo de artistas, miembros del Movimiento San Isidro, que se unieron en huelga de hambre en solidaridad con él para pedir que lo liberaran y le revisaran el caso porque pensaban que era injusto.
Estos artistas fueron sacados de su local en una forma que impresionó, y una protesta que comenzó como un grupo de 15 personas siguió creciendo hasta llegar a casi 500 para demandar al ministerio de Cultura ciertas garantías para los artistas.
Fue un proceso totalmente democrático. Allí se escribieron las demandas entre todo el mundo. Se redactaron, se leyeron y se aprobaron con aplauso, a favor y en contra.
Y un grupo de nosotros entramos a esa reunión para representar democráticamente a los cientos de personas que estaban fuera también apoyando.
Creo que es lo más democrático que se ha hecho en Cuba en muchos años.
¿Qué representa el movimiento San Isidro y por qué cientos de artistas, activistas y periodistas han salido a apoyarlos? ¿Cómo explica usted esta reacción?
Para muchos esto fue un ejemplo en el que todo el mundo ve su cabeza en la picota. Hay un refrán que dice mira las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo…
Entonces creo que muchos artistas se enfadaron porque un compañero fuera tratado de esa manera y también porque vieron que era posible que algo que le pasó a uno de ellos, le puede pasar a los demás. Cuando alguien está en riesgo, los demás en su comunidad también lo están.
Mucha gente fue al Ministerio también por el disgusto que tuvieron por la forma en la que fueron tratados esos muchachos que estaban en huelga de hambre.
Usted se refería a una de las demandas que dio inicio a la huelga: la liberación del rapero Denis Solís. Sin embargo, el gobierno ha asegurado que sí existió un debido proceso y que el artista no apeló la sentencia del tribunal.
No pudo hacer la apelación porque estaba preso, incomunicado de la familia y no tenía abogado, por lo que perdió su derecho a apelar.
Yo quiero enfatizar sobre esto, porque creo que es un ejemplo que muestra el desconocimiento que tenemos los cubanos sobre las leyes y sobre nuestros derechos.
Yo quisiera conocer a un cubano que conociera bien las leyes, porque desafortunadamente en Cuba, somos un pueblo que conoce muy bien sus deberes, pero no sus derechos.
No creo que nadie sepa cuántos días tiene para apelar. Y yo sospecho que a este artista también le faltó ese conocimiento.
El gobierno también ha dicho que Solís cometió un delito penado por las leyes de Cuba y que tiene vínculos con "terroristas" de EU, al igual que los otros miembros del Movimiento San Isidro. ¿Por qué apoyar a un grupo que, según el gobierno,"recibe financiamiento de EU"?
Primero, nosotros no estamos pidiendo que si el artista hizo algo que esté penado se despenalice. Estamos pidiendo las garantías del debido proceso, que fue violado.
A él lo juzgaron sin que su familia pudiera nombrarle un abogado de defensa, en dos días, y estando incomunicado en la cárcel.
Sobre el otro punto, sabemos que esa acusación es algo que el gobierno de Cuba utiliza frecuentemente para deslegitimar a todo el que piensa diferente y generalmente, sin ninguna prueba.
Nosotros les cuestionamos en esa reunión si ellos tenían pruebas para acusar a esos artistas de mercenarios. La respuesta fue evasiva.
Les preguntamos de nuevo directamente: "¿ustedes creen que son mercenarios. Sí o no?" Nunca nos respondieron la pregunta.
Una de las personas que estaba allí, que era el jefe de una asociación de artistas jóvenes, nos dijo que iba a revisar una declaración en la que se les acusaba de estar al servicio de EU y que se iban a retractar. Y ahí todavía está el texto tal cual en internet.
Al día siguiente de la reunión, el Ministerio de Cultura también difundió en sus redes sociales varios artículos en los que llamaba "farsa" a la huelga y tildaba otra vez a los miembros del MSI de estar al servicio de EU ¿Cómo recibieron esas publicaciones los que participaron en el encuentro?
Nosotros nos sentimos defraudados, utilizados, manipulados, no respetados.
Y ahora estamos en una situación, porque tenemos el jueves una reunión con el ministro, que fue uno de los acuerdos, pero hay algunos de nosotros que creemos que el ministro de Cultura ya no es el interlocutor ideal, ya que su institución violó los acuerdos que alcanzamos en menos de 24 horas.
Habíamos acordado cosas tan sencillas como que no se criminalizara, no se hostigara y no se difamara a los artistas que habían estado allí y en unas horas ya estaban todos sus sitios web inundados de mensajes difamatorios.
Todos sabemos que en esos sitios aparece lo que se les dice que tienen que escribir.
Nosotros le pedimos al viceministro que el Ministerio se posicionara sobre el artista que está preso, todavía lo estamos esperando.
Otra de las demandas fue que parara el asedio y el hostigamiento a los artistas y periodistas independientes: miembros del Movimiento San Isidro todavía tienen patrullas de policías delante de sus casas.
En Cuba ha habido problemas graves a nivel institucional con los artistas en el pasado y, cada vez que hubo problemas con este nivel de impacto, la misma dirección del país siempre se reunió sin intermediarios, sin que le contaran, sin que tergiversaran, de tú a tú, con los artistas.
Creo que eso sería lo mejor ahora también.
A raíz de la respuesta del gobierno, muchas personas dentro y fuera de la isla han cuestionado el diálogo y la participación de usted.
Yo he recibido muchas críticas por haber entrado a este diálogo y creo que, con su actitud posterior, el gobierno ha estado dándole la razón a los que me han criticado.
Quizás pecando de ingenua, pienso que esto pueden ser rezagos de reacciones automáticas que ellos han tenido por 60 años y tengo esperanzas de que, poco a poco, empiece a darnos otras respuestas.
La ciudadanía también tiene que educar al gobierno en que hay otras formas de hacer las cosas y el gobierno tiene que empezar a experimentar a ver qué funciona y qué no.
Estas estrategias de difamación y hostigamiento no son efectivas a largo plazo. Nunca lo han sido.
Entre las partes que han cuestionado duramente el diálogo han estado algunos de los miembros del propio Movimiento San Isidro. ¿Cómo ha recibido usted y los que participaron en la protesta estos cuestionamientos por parte de quienes fueron parte de la huelga de hambre?
Yo creo absolutamente en la democracia. Todo el mundo tiene derecho a decir lo que piensa y las personas que fueron críticas con lo que nosotros hicimos estaban en todo su derecho de dar su opinión y en proponer otra forma de hacer las cosas.
Yo me reuní hoy (lunes) con algunas de esas personas del Movimiento, porque era importante que supieran que algunas declaraciones que estaban haciendo no estaban informadas.
Este proceso ha sido nuevo para todos nosotros y todavía estamos aprendiendo cómo hacer las cosas. Pero lo que sí creo es que, más allá de la diferencia de criterios sobre la estrategia o la formas de hacer las cosas, todos somos uno en esto.
Sé que no todo el mundo cree en el diálogo y hay que entenderlo.
Hay muchas personas que han pasado por circunstancias muy difíciles en este país y ya han perdido las esperanzas de que se pueda lograr algo conversando con el gobierno.
Pero como dijo alguien que estaba en la reunión, le estamos dando una oportunidad. Ahora está en manos de ellos si aprovecha esa oportunidad o si se cierran a esas posibilidades.
Las acciones del Movimiento San Isidro fueron una explicación para lo que ocurrió frente al Ministerio de Cultura, pero yo creo que han incidido varios factores.
Primero, en Cuba ha habido una situación económica que ha ido empeorando. En medio de la pandemia de coranavirus, la gente ha estado por siete y ocho hora haciendo cola para comprar un poco de pollo.
Ha pasado algo que también ha impactado muy negativamente y es que, como el gobierno está ahogado económicamente, ha decidido crear tiendas en moneda libremente convertible, o sea, dólares, euros, libras esterlinas… cuando en Cuba nadie cobra en esas monedas.
Hoy día, para comprar desde efectos eléctricos a comida, tiene que ser en esas monedas.
Eso ha creado una situación muy difícil porque, si el gobierno está realmente en quiebra, necesita recuperar liquidez, pero ¿a base de qué, de que sea el pueblo o los familiares en el extranjeros los que le den el dinero que no tiene?
Son medidas que se entiende por qué se tomaron, pero que no han sido recibidas de la mejor manera y ha creado mucho disgusto en la población.
También está el efecto de las redes sociales. Antes pasaron otras situaciones de abusos, hostigamientos o protestas de las que la gente no se enteraba y ahora a través de las redes sociales se trasmitió casi en vivo todo el proceso. Los cubanos están viendo constantemente lo que pasa.
Entonces, ha sido un proceso acumulativo. Pero creo que es muy positivo que haya sido esta la forma pacífica que la gente encontró para mostrar su disgusto y su disconformidad.
La disidencia cubana también ha estado tratando de mostrar ese disgusto por años. ¿Crees que los artistas cubanos puedan alcanzar demandas que los grupos opositores no han logrado en décadas?
No me gustaría hacer comparaciones porque no sería justo. Las condiciones en las que trabajan y son perseguidos los disidentes en Cuba no compara con la presión y la persecución que tienen los artistas.
Los artistas en Cuba tienen un pequeño halo de protección porque tienen un gremio, porque muchos son conocidos internacionalmente, lo que no siempre pasa con los disidentes.
Pero sí podría decir que ahora están pasando cosas muy interesantes.
Muchos hemos tenidos en ocasiones la sensación de que Cuba ha estado detenida en el tiempo y en los últimos días hemos visto una especie de aceleramiento. De un día para otro pasan muchas cosas.
A raíz de esto, hubo gente en varias provincias que también se manifestó y creo que la gente vio que era posible salir a la calle.
Una protesta pacífica en las calles de Cuba era algo impensable hasta hace poco. De pronto, estamos viendo otra realidad. Y eso es muy bello.
A través de su carrera, usted ha defendido la posibilidad de generar cambios sociales a través del arte. ¿Todavía tiene esperanzas de que esto sea posible en Cuba? ¿Qué cree que pasará a partir de ahora?
A dónde vamos, no lo sé. Yo estoy haciendo un esfuerzo muy intenso por no perder la esperanza, porque yo soy de las que todavía sueña que aquí algún día se pueda vivir en libertad y con respeto a los derechos de los ciudadanos.
No estoy siendo ingenua. Sé que el camino no es fácil. Hay muchas personas a las que no les interesa, otras que se oponen… pero creo que les estamos dando una oportunidad para que (los que gobiernan) hagan las cosas diferente.
Si no la hacen, tendremos que hablar entonces en otros términos.
Estamos aquí, esperando. A veces uno se desalienta, pero creo que estos días han demostrado que tenemos una masa crítica que ellos no pueden seguir ignorando.
No quiero hacer predicciones. Estas cosas son muy volátiles. Pero sí diré que ha sido algo inédito, un momento histórico y único para mucha gente.
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