París.— La muerte de Jacques Chirac, jefe de Estado francés entre 1995 y 2017, calificado de “gran hombre de Estado” por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, provocó este jueves pesar y tristeza en el mundo.
Chirac, quien falleció a los 86 años de edad, dejará “para siempre su herencia en Francia y la Unión Europea”, indicó la portavoz del jefe de la Comisión.
“Fue para nosotros, alemanes, un socio formidable, y un amigo”, aseguró por otra parte en un tuit el portavoz de la canciller alemana, Angela Merkel.
Fuera de la Unión Europea, el presidente ruso, Vladimir Putin, elogió a quien llamó dirigente “sabio y visionario”.
El canciller mexicano Marcelo Ebrard tuiteó que “México lamenta el fallecimiento de Jacques Chirac. Nuestro más sincero pésame a su familia y al pueblo francés por tan sensible pérdida”.
Chirac, ícono de la política en su país y en el mundo por su condena de la guerra en Irak en 2003, falleció por la mañana, “acompañado por sus seres queridos y en paz”, anunció su yerno, Frederic Salat-Baroux.
Tenía 86 años. En homenaje al expresidente, el lunes será en Francia un día de duelo nacional y se celebrará una misa solemne en la iglesia parisina de San Sulpicio, anunció el Elíseo. Chirac fue un “gran francés, libre”, un “hombre de Estado que amábamos tanto como él nos amaba”, declaró el presidente Emmanuel Macron.
El exmandatario fue “el emblema de una Francia independiente y orgullosa, capaz de rechazar una intervención militar injustificada”, añadió. Luego, acompañado de su esposa Brigitte, Macron acudió a la residencia de Chirac en París, para rendir homenaje a sus restos.
Dentro y fuera de Francia, Chirac será recordado, además de su rechazo a la guerra en Irak, por el reconocimiento de la responsabilidad francesa en los crímenes nazis o sus advertencias ante el cambio climático. Chirac también fue el primer presidente de la V República francesa condenado por un escándalo de puestos de trabajo ficticios cuando era alcalde de París.
Tras haber sufrido un accidente cerebrovascular en 2005, su salud entró en declive con “pérdida de memoria” y “ausencias” que lo alejaron de la vida pública. Con su muerte se cierra una página de la historia de la derecha francesa y de la V República francesa.