Durante tres días, su detención generó una tormenta política entre los gobiernos de Berlín y Roma.
Pero este martes, la capitana alemana Carola Rackete, encarcelada el pasado sábado por llevar sin permiso a 40 inmigrantes que había rescatado en el Mediterráneo al puerto italiano de Lampedusa, está nuevamente en libertad.
De acuerdo con medios locales, la jueza de Agrigento Alessandra Vella, consideró que Rackete no cometió ningún delito y consideró que la capitana del barco de la ONG Sea Watch actuó cumpliendo "un deber": el de salvar vidas en el mar.
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La joven, de 31 años, había sido acusada de delitos de resistencia o violencia contra nave de guerra y de intento de naufragio (dado que chocó contra una patrulla de la policía de fronteras italiana durante la operación de atraque, cuando llevaba a los inmigrantes a tierra).
La decisión judicial levantó de inmediato la ira del ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, autor de la política de puertos cerrados a las naves de las ONGs, quien anunció que la activista sería deportada.
"Para el poder judicial italiano, ignorar las leyes y embestir a una patrullera de la Guardia di Finanza fronteriza no son razones suficientes para ir a la cárcel. No hay problema: para la comandante criminal Carola Rackete, una disposición está lista para enviarla de regreso a su país porque es peligrosa para la seguridad nacional", afirmó.
Sea Watch, por su parte, expresó alivio por la liberación de su activista y ratificó su presunta inocencia.
"No había motivos para su arresto, ya que aquí la única irregularidad era hacer cumplir los derechos humanos en el Mediterráneo y asumir la responsabilidad en lugar de los gobiernos europeos", escribió en Twitter.
En la mañana de martes, el gobierno de Alemania había exigido la liberación de Rackete, por considerar que se trató de un acto humanitario que no debía ser criminalizado.
¿Qué pasó?
El pasado 12 de junio Sea Watch rescató 53 inmigrantes frente a las aguas de Libia, de los que 13 fueron desembarcados días después por razones médicas.
El resto, sin embargo, se quedó en un limbo a la deriva, pues ningún país europeo abría sus puertas al barco.
Luego de dos semanas, el 26 de junio, Rackete decidió entrar sin autorización en aguas territoriales de Lampedusa, y por ende de Italia, aunque no llegó a tierra porque fue interceptada primero por la guardia fronteriza.
El pasado sábado, la capitana llegó finalmente sin permiso al puerto de esa isla, pese a la prohibición de los agentes, y atracó en uno de sus muelles, golpeando levemente a una embarcación policial durante la maniobra.
La activista fue entonces arrestada y, durante el interrogatorio, aseguró que entró por "necesidad" a Italia: calificó de "insostenible" la situación a bordo y alegó que, "en ningún" caso, quiso chocar con el barco de la policía de frontera.
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