Héctor Alejandro Cabrera Fuentes, el científico mexicano sentenciado en Estados Unidos por espiar para Rusia, fue liberado.
Así lo indica el registro del Buró Federal de Prisiones, que señala que el oaxaqueño, de 38 años, fue liberado el viernes.
Cabrera Fuentes fue sentenciado en junio de 2022, en una corte de Florida, a cuatro años de prisión, tras confesar que fue presionado para colaborar con los servicios rusos de inteligencia. El oaxaqueño alcanzó un acuerdo con la Fiscalía para lograr una reducción de sentencia.
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“Todos cometemos errores y este ha sido el más grande de mi vida”, dijo, tras ser sentenciado. “Estoy sumamente arrepentido de mis equivocaciones”.
El acuerdo alcanzado, por el que Cabrera se comprometió a no apelar la sentencia, contemplaba un periodo de tres años de libertad supervisada una vez cumplida la condena. De acuerdo con algunas fuentes, no corroboradas, el mexicano ya fue deportado, sin posibilidad de regresar a Estados Unidos.
Originario de El Espinal, un poblado de Oaxaca, habitado por no más de 9 mil personas, Cabrera estudió biomedicina en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), durante los primeros semestres. Consiguió ingresar en la Universidad Federal de Kazán, en Rusia, donde finalizó la carrera. Posteriormente, cursó la especialidad en biología molecular, a nivel maestría, y se doctoró en las disciplinas de bioquímica y microbiología.
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Mientras cursaba sus estudios en microbiología fue invitado a participar en un proyecto sobre cardiología molecular y, específicamente, centrado en la aterosclerosis, una enfermedad característica por la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias.
Junto con el equipo de investigación con el que colaboraba, demostró qué era lo que sucedía con el cuerpo mientras se producía un infarto, por lo que se hizo acreedor del premio Servier, otorgado por la Sociedad Internacional para la Investigación del Corazón, en 2018.
Sin embargo, dos años después, fue detenido en el aeropuerto internacional de Miami, en Estados Unidos, bajo la acusación de que había actuado como espía en nombre del gobierno de Rusia en de territorio estadounidense, sin notificar al Fiscal General de esta región.
Documentos judiciales revelan que un funcionario ruso reclutó al científico mexicano en 2019, ordenándole que rentara una propiedad en Miami a fin de poder espiar a un agente del FBI.
Cabrera reconoció haber tomado fotos de la matrícula del agente y haber entregado información a Rusia sobre la placa y ubicación de esa persona.
La imagen fue tomada por su esposa y enviada por Whatsapp. Las autoridades la encontraron en los archivos recientemente eliminados del celular confiscado.
Las investigaciones revelaron que el científico mexicano llevaba una doble vida: tenía una familia en México y otra, incluyendo dos hijas, con una rusa que radicaba en Alemania.
Cuando su esposa rusa tuvo que volver al país por un trámite, las autoridades no le permitieron salir. Cabrera viajó a Moscú para poder sacar a su esposa y fue entonces cuando un “contacto” le dijo que le ayudaría con su problema familiar a cambio de que él les ayudara a conseguir cierta información. El resto es historia.