Beirut.— La explosión en el puerto de esta ciudad aún resuena en las calles: dos ministros y tres legisladores renunciaron ayer en Líbano, donde se registraron choques por segundo día consecutivo entre las fuerzas del orden y manifestantes enfurecidos contra una clase política a la que acusan de negligencia por el siniestro.
Miles de personas se concentraron en la Plaza de los Mártires y se enfrentaron contra las corporaciones en los alrededores del parlamento, arrojando piedras. En respuesta, los agentes emplearon gases lacrimógenos. Los manifestantes respondieron a esa acción gritando: “¡Revolución, revolución!” y “¡Que caiga el gobierno!”.
A través de Twitter, las Fuerzas de Seguridad Interior han afirmado que no aceptarán que sus miembros se vean expuestos al “aumento de los disturbios y los ataques continuos”.
Los ciudadanos responsabilizan a las autoridades de la devastadora deflagración en el puerto de Beirut, donde estuvieron almacenadas desde 2014 casi 3 mil toneladas de nitrato de amonio sin las debidas precauciones para este material altamente explosivo.
Según el último recuento oficial del percance, al menos 158 personas perdieron la vida, unas 6 mil están heridas y más de 300 mil se quedaron sin hogar.
Los inconformes exigen la dimisión de todos los dirigentes políticos. El llamado alcanzó ayer a los ministros de Información, Manal Abdel Samad, y de Medio Ambiente y Desarrollo Administrativo, Damianos Kattar, quienes dejaron su cargo por lo que consideraron una mala gestión para afrontar el hecho.
“Después de la enorme catástrofe de Beirut, presento mi dimisión al gobierno (...) Ofrezco disculpas a los libaneses, no hemos sabido responder a sus expectativas”, explicó Manal Abdel Samad, quien fue la primera funcionaria en abandonar su puesto.
Damianos Kattar declaró: “Frente a la enorme catástrofe [y] a un régimen estéril que ha fallado en diversas oportunidades (...) decidí renunciar al gobierno”.
Tres legisladores renunciaron igualmente, y se suman a otros seis que lo hicieron en días anteriores. Para que cayera el gobierno, se requeriría de la renuncia de al menos 43 parlamentarios.
El primer ministro, Hasan Diab, se reunió con varios ministros para valorar la situación y contemplar su posible renuncia, según medios locales.
Por las movilizaciones de hace dos días, 65 personas fueron tras- ladadas a hospitales y 185 recibieron atención en la plaza, informó la Cruz Roja Libanesa.
Además, un agente de seguridad murió en el hotel Le Grey. También grupos de manifestantes lograron irrumpir en cuatro ministerios, así como en la sede de la Asociación de Bancos y en algunos edificios se registraron saqueos e incendios.
La primera fase de las labores de búsqueda y rescate luego de la explosión del puerto de Beirut ha concluido sin hallar sobrevivientes, y a partir de ahora es menos probable encontrarlos, informó ayer el jefe del batallón de ingeniería del Ejército libanés, Rojeh Khoury.
El militar explicó en rueda de prensa que “la esperanza de encontrar a personas con vida ha disminuido”; sin embargo, continúan las labores para recuperar los cadáveres debajo de los escombros.
Asimismo, detalló que los grupos de rescate de Holanda, Chipre, Polonia, Alemania, Grecia, República Checa y Qatar no hallaron a nadie en las zonas que les habían sido asignadas.
Algunos de estos equipos se han retirado, agregó, mientras que los turcos, franceses y rusos siguen apoyando a los libaneses en la parte más afectada para buscar cuerpos.
Esos equipos están en alerta y trabajan 24 horas al día en la que Rojeh Khoury denominó como “zona roja” de la explosión del pasado 4 de agosto.
En tanto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió a Líbano investigar las causas del suceso, y mostró su apoyo a las protestas ciudadanas para exigir reformas en el país, señaló la Casa Blanca.