Beirut.— Al menos seis personas murieron y una treintena resultaron heridas ayer en tiroteos en Beirut durante una manifestación de los movimientos chiítas Hezbolá y Amal contra el juez encargado de investigar la explosión en el puerto de la capital libanesa en agosto de 2020.
Los incidentes se produjeron en medio de una creciente presión internacional por las obstrucciones a la pesquisa y de desacuerdos políticos sobre la responsabilidad de una serie de exaltos funcionarios en relación a la deflagración que en agosto del año pasado causó más de 200 muertos, 6 mil 500 heridos y una gran devastación en Beirut.
Varias áreas de Beirut se convirtieron en una zona de guerra. Disparos incesantes y explosiones resonaban no lejos del Palacio de Justicia, ante el que se habían reunido centenares de manifestantes, vestidos de negro, algunos de ellos armados, comprobaron periodistas de AFP. El ministro del Interior, Bassam Mawlawi, dijo en rueda de prensa que había seis fallecidos y que algunos habían recibido una bala mortal en la cabeza, lo que hace pensar que los disparos fueron obra de “francotiradores”.
El ministro del Interior libanés, Bassam Maulaui, confirmó posteriormente en conferencia de prensa que varias personas recibieron disparos “en la cabeza” durante un ataque perpetrado por “francotiradores” en Tayouneh y confirmó el lanzamiento de granadas propulsadas por cohetes en la zona.
Entre los fallecidos hay una mujer de 24 años que recibió una bala en la cabeza cuando estaba en su casa, detalló un doctor del hospital Sahel.
En un discurso después de los actos de violencia, el presidente Michel Aoun, aliado cristiano de Hezbolá, consideró “inaceptable volver al lenguaje de las armas, porque todos convinimos pasar la página sombría de nuestra historia”. La emisaria de Naciones Unidas en Líbano, Joanna Wronecka, exhortó a “todas las partes a apoyar la independencia de la justicia”.
“Nos oponemos a la intimidación y a las amenazas de violencia contra el Poder Judicial de cualquier país, y apoyamos la independencia del poder judicial en Líbano”, dijo el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price. El gobierno libanés decretó una jornada de duelo nacional.
En un comunicado conjunto Hezbolá y Amal acusaron a “francotiradores apostados en los tejados de los edificios” de disparar contra los manifestantes. Según el Ministerio de Salud, 32 personas resultaron heridas. Blindados del ejército se desplegaron en el vecindario, lo acordonaron y los militares advirtieron que dispararían a cualquier persona que abriera fuego.
Las cúpulas de Amal y Hezbolá acusaron de la acción contra sus seguidores a “grupos” de las Fuerzas Libanesas, el segundo bloque cristiano del Parlamento y una antigua milicia que operó durante el conflicto que ensangrentó el Líbano. No obstante, la formación de Samir Geagea negó las acusaciones.
El partido cristiano culpó en una nota de los disturbios a los esfuerzos de Hezbolá por apartar al juez Tarek Bitar de la pesquisa, a través de sus discursos, con amenazas y con la convocatoria a la manifestación. Agencias