David Hayes Bautista, descendiente de mexiquenses por familia materna y sociólogo médico de profesión, se hizo historiador para combatir los estereotipos que marcan a los hispanos de Estados Unidos.
Pero su lucha emprendida desde hace 40 años por poner en perspectiva el peso y la influencia de la comunidad en la Unión Americana no es emocional, sino científica, dice en entrevista con EL UNIVERSAL el profesor del Departamento de Políticas Públicas de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA).
Contrario a los dichos del presidente estadounidense Donald Trump, quien en su último discurso en Arizona, el martes pasado, mantuvo el guión de polarización nacional, el catedrático afirma que los latinoamericanos son un fuerte pilar de la economía de EU y su futuro es más alentador que el del resto de los grupos.
De acuerdo con sus investigaciones, realizadas en conjunto con Werner Schink, director del Latino Futures Research, en 2015 el poder económico total de los latinos equivalía al de la séptima economía mundial en términos de Producto Interno Bruto (PIB), y muy probablemente, como consecuencia de los impactos del Brexit (la salida de Reino Unido de la Unión Europea) en la economía francesa, pasarán a ser la sexta global. Al mismo tiempo, el PIB latino registra la tasa más rápida de crecimiento, sólo detrás de China e India (tomando como referencia el tamaño de las economías), y aumenta a un ritmo 70% superior al del resto. Asimismo, están creando empresas a un ritmo 10 veces mayor que los anglosajones.
“Esto es el resultado de que durante 75 años los latinos han tenido la tasa de participación laboral más alta de todos los grupos, incluyendo los anglosajones. Los latinos han trabajado más horas por semana que cualquier grupo en el sector privado, que es el que genera riqueza”, asegura en entrevista en su despacho.
No sólo sobresalen por su contribución a la economía, también por ser los que menos carga representan para el Estado, continúa. “Por 30 años, los latinos han utilizado menos programas de bienestar que el resto, padecemos 30% menos el riesgo de un infarto cardiaco, 40% menos de cánceres, 60% menos de enfermedades crónicas respiratorias y vivimos tres años más que el resto [83.7 años promedio los latinos, 80 blancos y 75.6 afroestadounidenses]”.
A esto se añade la aportación que hacen a la sociedad al ser el grupo con más hogares estables: alrededor de 45% de los hogares latinos están compuestos por parejas casadas, mientras que en blancos y afroamericanos la tasa es menor a 25%.
“Según Trump los latinos estamos compuestos por hombres malos, pero los hombres malos no producen un PIB de este tamaño y con esa clase de crecimiento. Si no somos malos, entonces debemos ser buenos americanos, los mejores que hay”, afirma dando un manotazo sobre la mesa.
El investigador adjudica la discriminación y los estereotipos a pautas históricas, a la resistencia que hay a favor de la libertad y la igualdad de razas y ciudadana por parte de nativistas y protestantes blancos de lengua anglosajona. “Ellos se aferran a limitar la definición de americano a raza y religión”.
“Trump no ha abandonado su nativismo, lo vimos en Phoenix, y no ha cedido ni un paso a su antimexicanidad, ni va a ceder”, dice.
Para el catedrático, la hostilidad de Trump y “sus secuaces” responde a que saben que el cambio demográfico es irreversible: cada 30 segundos nace en EU un bebé de madre latina, mientras que mueren dos anglosajones.
En algunas zonas metropolitanas la transformación es una realidad. En San Antonio, Riverside y Los Ángeles, más de 60% de los postmillennials son hijos de latinos; en Phoenix y Houston 50% y en Miami y San Diego superan 40%. “Tarde o temprano habrá un presidente latino, los candidatos ya vienen en camino, ya nacieron”, dice convencido. Bautista sostiene que Trump está tan enfocado en su “nociva conducta” y en dar “carne roja a sus secuaces” que no está en condiciones de gobernar. “Dudo que termine su mandato, renunciará o lo meterán a la cárcel por sus negocios sucios con los rusos”.