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Madrid
La boda del príncipe Harry y Meghan Markle ha reforzado el entusiasmo por la siempre popular monarquía británica. La encuestadora Opinium registra en su último estudio que sólo 19% de los británicos querrían una república.
En los otros 10 países de Europa que tienen un rey como jefe de Estado, el entusiasmo general es menor, aunque en ninguno haya una tendencia republicana sólida.
La mayoría de naciones con un jefe de Estado no electo son pequeñas, y su papel es ceremonial (Andorra, Mónaco, Luxemburgo y Liechtenstein). En las de mayor tamaño, la situación es de estabilidad: Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica y España.
Quitando los casos de Noruega y Dinamarca, donde Harald V y Margarita II, respectivamente, son muy apreciados, esta estabilidad cada vez parece más sujeta a oscilaciones. Suecia ha vivido una crisis con su monarquía debido a problemas personales en la Familia Real, pero su crédito parece estar recuperándose. En Holanda el rey Guillermo-Alejandro ha perdido diez puntos de apoyo (hasta el 70%) desde su llegada al trono en 2013. En Bélgica, la monarquía tocó fondo con Alberto II, entre todo tipo de escándalos, incluso de peculado. Con su hijo Felipe la aprobación ha aumentado, pero oscila entre 60% y 70%.
Fernando Rayón, uno de los mayores especialistas en Familia Real, explica a EL UNIVERSAL que estas oscilaciones están relacionadas con la nueva sociedad de la información.
“Sucede lo mismo con todas las casas reales. Cada vez es más difícil mantener una estabilidad. Antes, el monarca estaba alejado de los medios de comunicación, y no se conocían su vida privada ni sus escándalos. Hoy es lo contrario”, dice Rayón. “Ahora cualquiera discute de monarquía en los programas de televisión, ya no lo hacen los expertos. Todo el mundo opina según la información que llega. La monarquía está todo el día expuesta, y es difícil salir bien de ese análisis”.
En el caso de Felipe VI en España, Rayón considera que “la monarquía está en uno de sus mejores momentos” tras los turbulentos años finales de Juan Carlos I, que llevaron a su abdicación en 2014, tras los escándalos judiciales de su yerno, Iñaki Urdangarin, condenado a seis años de cárcel por tráfico de influencias. El experto cree que el rey Felipe se ha visto fortalecido por el discurso que dio el pasado 3 de octubre, tras el referéndum de independencia de Cataluña. Ese día, lanzó un duro mensaje contra los independentistas, que Rayón considera que lo impulsó, aunque también generó muchas críticas.
Más allá de las impresiones, en España resulta difícil emitir un juicio fundamentado sobre la salud de la monarquía. Hasta 2015, las encuestas mensuales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) incluían una pregunta sobre la institución.
Pero coincidiendo con los años de mala imagen, la pregunta desapareció y los periódicos y partidos de izquierda piden que vuelva a ser incluida para demostrar que la popularidad de la Familia Real ha caído.
La última vez que el CIS pidió puntuar a la jefatura del Estado, en 2015, obtuvo un 4.34 sobre 10, frente al 7.48 que logró en 1995. En abril de 2013 tuvo su peor nota, con un 3.68.
Rayón considera que la imagen de la realeza ha mejorado desde entonces, pero vuelve a avisar sobre la facilidad con que se operan cambios. “Todo se ha vuelto dependiente de cuestiones coyunturales (...) las cosas pueden variar en un momento”, dijo y, como ejemplo, cita el roce entre las reinas Letizia y Sofía el mes pasado, que impulsó un debate sobre la idoneidad de la reina Letizia para funciones de representación.