Durante las primeras horas del 11 de mayo, se produjo una notable tormenta geomagnética G5, conocida también como tormenta solar, que provocó la aparición de auroras boreales en diversas partes del mundo. Este nivel G5 es el más alto en la escala de intensidad, lo que hizo que varias zonas que suelen quedar excluidas de este fenómeno pudieran experimentar sus efectos visuales. Estos llamativos escenarios no solo fueron capturados por millones de personas en toda la Tierra, sino también por cámaras ubicadas en el espacio.
En ese sentido, el Instituto Cooperativo de Estudios de Satélites Meteorológicos (CIMSS, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Wisconsin-Madison publicó el martes pasado ocho imágenes satelitales de la tormenta solar. Las fotografiadas fueron tomadas el sábado 11 de mayo por la flota del Sistema Conjunto de Satélites Polares (JPSS, por sus siglas en inglés). Estos satélites, operados por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), suministran la mayoría de los datos utilizados en el pronóstico del tiempo en EE.UU.
Este Sistema Conjunto de Satélites Polares orbita la Tierra desde 2011 y se espera que siga en funcionamiento hasta la década de 2030. Entre varias de sus funciones, proporciona una visión crucial de los fenómenos climáticos y espaciales que afectan el planeta.
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La tormenta geomagnética más fuerte que impactó la Tierra desde octubre de 2003, clasificada como G5, el nivel más alto en la escala de la NOAA, no solo produjo auroras boreales asombrosas, sino que también causó consecuencias en algunas redes eléctricas y satélites de comunicaciones y GPS. La explicación científica de eso es que las partículas de eyecciones de masa coronal, que son liberaciones masivas de plasma y campos magnéticos del Sol, y la radiación de las erupciones solares llegan a la Tierra, interactúan con el campo magnético terrestre y causan una variedad de efectos.
Los vientos solares arrojados por el astro viajan a velocidades de entre 402 y 804 kilómetros por segundo en espirales debido a la rotación de la estrella. Esta energía solar puede tardar hasta 90 horas en llegar a la Tierra, que está a 150 millones kilómetros de distancia. Esto hace que los pronósticos de auroras no sean tan precisos.
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Los investigadores esperan que una eyección de masa coronal se estrelle contra Marte en los próximos días, según La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés). Esa colisión podría ser observada por la nave espacial MAVEN de la NASA, que se encuentra en órbita en el planeta rojo.
Los científicos esperan que el ciclo solar actual alcance su punto máximo en algún momento de este año, debido a la cantidad de manchas solares que se observan. A medida que avanza el ciclo solar, las manchas solares tienden a aparecer más cerca del ecuador del Sol, lo que aumenta las posibilidades de eyecciones de masa coronal que se dirigirán directamente a la Tierra en lugar de al espacio.
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