La ola más mortífera de incendios de la historia reciente de Chile ya ha cobrado la vida de más de medio centenar de personas.
Los incendios forestales en los departamentos de Valparaíso, O'Higgins y la Araucanía se han extendido por zonas urbanas, engullendo barrios enteros.
Entre 3.000 y 6.000 viviendas han quedado calcinadas por los incendios, algunos de los cuales han sido intencionados, según las autoridades, y que se han visto agravados por la sequía que padece la región.
El presidente Gabriel Boric ha declarado el estado de excepción y se espera que el recuento de víctimas sea mucho mayor, ya que se han contabilizado más de 370 desaparecidos.
Unos 1 mil 400 bomberos han sido desplegados este domingo en la zona, según ha informado el ministerio del Interior, que están siendo asistidos por personal militar y por miles de voluntarios.
Muchos de los afectados por el fuego visitaban la región costera por las vacaciones de verano.
Se trata de la mayor emergencia de vive Chile desde el terremoto de 2010, que produjo 432 víctimas mortales y 2 millones de damnificados.
El gobierno chileno ha pedido a la gente que no viaje a las zonas afectadas, y en varias comunas se ha decretado un toque de queda para permitir que los equipos de rescate puedan llevar a cabo su labor con mayor eficacia y seguridad.
Boric ha anunciado que las prioridades ahora mismo son salvar vidas, apagar los incendios activos, recuperar cuerpos de personas fallecidas, canalizar apoyo urgente a víctimas en albergues, garantizar orden público con carabineros y las Fuerzas Armadas y recopilar antecedentes para investigar el origen de los incendios, según ha publicado en su cuenta de X.,
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