El año que terminó fue complicado en muchos sentidos; la pandemia por coronavirus opacó todo, desató crisis sanitaria , económica y social.

No todos los líderes la enfrentaron siguiendo las recomendaciones científicas y las consecuencias están a la vista y se dejarán sentir este 2021 que apenas inicia.

Las elecciones en fueron otro evento clave el año pasado. La derrota de Donald Trump y la llegada del demócrata Joe Biden este 20 de enero a la presidencia sin duda marcará un giro no sólo en el interior del país, sino en su política exterior, con implicaciones importantes para México.

La separación de Reino Unido de la Unión Europea, que se concretó finalmente, afectará no sólo al bloque, sino las relaciones británicas con otros países, entre ellos México y Estados Unidos.

También lee: 

Para bien o para mal, estos eventos definirán 2021. Esto es lo que opinan los analistas de EL UNIVERSAL:

Brexit, un precedente negativo para la UE 

Lo más relevante de 2020 fue la pandemia; después, la elección presidencial estadounidense. La victoria de Biden es positiva, pues restaura institucionalidad en el sistema internacional. Muy positiva la cooperación científica internacional, capaz de producir, en tiempo récord, vacunas contra el coronavirus. Lo malo fue el retroceso de la democracia liberal.

La represión contra los manifestantes que demandaban libertad en Hong Kong o Bielorrusia supone un fracaso para los países occidentales. Se consolidó el bloque antioccidental encabezado por China y Rusia (y quizá Irán). El acuerdo para el Brexit fue mejor que un Brexit sin acuerdo, pero la salida de Reino Unido constituye un precedente negativo para la Unión Europea.

Raudel Ávila, analista internacional 

También lee:

Vacuna: ¿principio del fin de la pandemia?

En muy corto tiempo el trabajo científico logró avanzar, si se considera que el virus era totalmente desconocido a fines de 2019.

La investigación científica, los intercambios, algunos financiamientos filantrópicos y el apoyo de la Organización Mundial de la Salud apoyaron el avance de las vacunas a partir de lograr la comprensión de los misterios del virus. La interrogante era que si bien las vacunas pueden detener muchos virus, ¿podrían detener éste?

La respuesta es SI pueden: Las vacunas de Pfizer y Moderna son 90% efectivas. Su producción crece y circulan ya en el mundo.

El otro desafío radica en la producción, distribución y utilización de las vacunas, Estados Unidos compró ya 150 millones de vacunas y la Unión Europea 200 millones, la producción de las vacunas será enorme. Interrogante esencial que sólo se resolverá en meses, es el nivel de inmunidad que dará la vacuna. ¿Podrá llegar a todos los países, incluyendo a los más pobres?

Enriqueta Cabrera, periodista y analista internacional

También lee: 

La génesis de otro orden mundial

Este 2020 marcó una prueba de fuego al multilateralismo y la cooperación internacional ante la pandemia, vimos con desilusión el papel de algunas potencias mundiales priorizando su interés nacional contra los esfuerzos de potencias medias y el resto del mundo por nutrir la gobernanza médica mundial.

El 2021 verá una lenta recuperación económica y una mayor conciencia en los gobiernos por pensar a largo plazo para impulsar investigación y desarrollo, cooperación multidimensional y un nuevo modelo (neo)liberal o de bienestar que verdaderamente cumpla con su deber ante sus poblaciones. Será el comienzo del fin de muchas narrativas en el planeta y la génesis de otro orden mundial.

Ulises Granados, coordinador del Programa de Estudios Asia-Pacífico del ITAM 

También lee: 

Una nueva oportunidad para la democracia

El 2020 será recordado como el año que nos trajo la pandemia pero también como el que nos devolvió la esperanza en la democracia. Covid trajo consigo encierro, solidaridad, muerte, pérdida de empleos, hartazgo y una crisis económica cuyas dimensiones aún están por verse.

La respuesta ante la crisis de salud fue disímbola y también lo fueron sus efectos. Desde la pérdida de libertades y mayor autoritarismo, hasta la negación absurda de la existencia de la enfermedad, de la importancia del cubrebocas e incluso de la vacuna. Pero no todo fueron malas noticias: 2020 también trajo consigo el triunfo de Joe Biden, la derrota de Donald Trump y una nueva oportunidad para la democracia.

El 2021 será un año de grandes retos. El primero será el de la vacunación a gran escala con todo lo que ello representa: desde la capacidad de producción, distribución, almacenamiento y la correcta aplicación. Ello exige coordinación. ¿Estamos preparados para ello?

 Solange Márquez Espinoza, analista internacional 

También lee:

Las crisis no se resuelven de forma aislada

El 2020 está marcado por la pandemia. Primero, debido a las vidas que se lleva, los millones que afecta, la disrupción económica, social y política que ocasiona.

Segundo, como catalizador de fenómenos, incluido el conflicto, y otros fenómenos positivos, como avances científicos y tecnológicos o la implementación de esfuerzos de solidaridad internacional sin precedentes.

La pandemia nos hizo comprender, no siempre a la buena, que formamos parte de un sistema, un todo compuesto por partes interconectadas, en el que lo que impacta a ciertas zonas geográficas, impacta a otras, y a la vez, lo que afecta a algún subsistema afecta a los otros, y que es imposible resolver una crisis sistémica de formas aisladas y descoordinadas entre las partes.

Mauricio Meschoulam, analista internacional 

También lee: 

La fragilidad de las políticas económicas

La pandemia del coronavirus de este año agudizó las crisis sociales, jurídicas, económicas, de salud y políticas que atraviesa América Latina desde hace muchos lustros. El coronavirus evidenció los muchos años de descuido en la salud y, como resultado, miles de muertes que se hubieran podido evitar.

En este año el virus develó una vez más lo frágil de nuestras políticas económicas, que prefirieron endeudar los países para salvar a los grandes empresarios, antes que atender las brechas de desigualdad y pobreza que crecieron como nunca antes.

Los gobiernos latinoamericanos, desbordados por el Covid 19, no tuvieron la capacidad de asumir el reto planteado, prefirieron proteger sus intereses políticos y de clase, por eso no es raro que el aumento de la violencia, la polarización y la crisis humanitaria sea nuestra triste realidad.

Fernando Neira, investigador del CIALC-UNAM 

También lee: 

Trump no es la enfermedad, sólo el síntoma

La derrota electoral de Trump, un primer aviso a la Verdún de “no pasarán” para líderes demagogos, populistas y chovinistas de derecha e izquierda que erosionan la democracia liberal en el mundo, fue sin duda uno de los hitos más relevantes de 2020.

Pero asumir que Trump era la enfermedad y no el síntoma sería, camino a 2021, un error colosal. Estados Unidos, la nación más trascendental para México, encara una guerra civil fría, con un partido de la restauración y el agravio blanco (al que por cierto el gobierno mexicano le apostó, abierta o soterradamente, en 2020) vs un partido de la transformación unido mayoritariamente por la convicción de terminar con la aborrecible presidencia de Trump, y que podría quebrarse en cualquier momento entre el ala progresista y su centro moderado.

Arturo Sarukhán, analista internacional 

También lee:

México-EU. Retomando el rumbo

La mayoría de los cambios más importantes en 2020 tienen que ver con el Covid-19: el aumento en la mortalidad global, la profunda crisis económica mundial, la inmovilidad. También logró mostrar la capacidad de resiliencia humana: el desarrollo rápido de vacunas...

Pero también hubo otros sucesos de importancia en 2020. Uno de esos, que tendrá consecuencias profundas, fue la derrota de Donald Trump en las urnas en el país vecino.

Trump había llegado a la presidencia de Estados Unidos con una agenda nacionalista en que México jugaba la parte de villano que amenazaba la seguridad y estabilidad de EU.

Tras su derrota, las encuestas en el vecino país muestran que hay más apoyo que nunca a una relación cercana con México y a favor de los inmigrantes mexicanos y de otros países que viven en EU. Ojalá sea posible recuperar la trayectoria de acercamiento difícil pero provechoso entre los dos países vecinos.

Andrew Selee, presidente del Instituto de Políticas Migratorias (MPI)