Apenas 10 días después del atentado con carro bomba a la Brigada 30 del Ejército en Cúcuta, Norte de Santander, un nuevo ataque sin precedentes en los años recientes se registró en esa ciudad de Colombia .
Sobre las 3:45 de la tarde del viernes, el helicóptero donde se transportaba el presidente Iván Duque, los ministros de Interior y de Defensa, así como mandatarios locales, fue atacado con ráfagas de fusil que, aunque no dejaron heridos, sí ocasionaron daños en la aeronave Black Hawk UH-60 blindada, de matrícula FAC-0007.
El jefe de Estado regresaba de Sardinata, Norte de Santander, donde había revisado los planes de inversión social en una de las regiones más afectadas por los cultivos de coca, el Catatumbo, donde se estima que hay más de 30 mil hectáreas de siembras de uso ilícito.
A su regreso a Cúcuta, justo cuando el helicóptero disminuyó velocidad y altura para aterrizar en una de las pistas del aeropuerto Camilo Daza, fue impactado en seis ocasiones. En ese momento, uno de los helicópteros escoltas reaccionó y respondió al fuego, permitiendo que el helicóptero presidencial llegara a tierra.
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La acción no solo generó el rechazo de sectores a nivel nacional y en el exterior, sino que dejó en evidencia posibles fallas en los planes de seguridad del Presidente, y más si se tiene en cuenta el atentado a la unidad militar la semana pasada, que dejó 36 heridos.
Hasta ahora, las autoridades han logrado establecer que el ataque con fusiles se desarrolló desde un barrio de invasión aledaño a la terminal aérea. En medio de las pesquisas realizadas por la Policía, fueron encontrados dos fusiles: un AK-47 y un 7-62, este último con marcas de las Fuerzas Armadas de Venezuela.
De igual forma, los uniformados ubicaron cinco proveedores y 20 vainillas, según informó el director de la institución, el general Jorge Luis Vargas, quien dijo que los disparos se produjeron a 1.2 kilómetros de la cabecera de la pista de aterrizaje. Por información que conduzca a la captura de los responsables se ofreció una recompensa de hasta 3 mil millones de pesos colombianos.
EL TIEMPO de Colombia
estableció que un grupo –conformado por miembros de diferentes cuerpos de inteligencia– se desplazó el sábado a Cúcuta para avanzar en la identificación de los autores del atentado. Lo primero ha sido recaudar imágenes de cámaras de seguridad en los alrededores tanto del aeropuerto como del barrio desde donde atacaron el helicóptero.
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De otro lado, este diario conoció que horas después de la acción, la Fiscalía asignó un equipo especial de investigaciones, liderado por el propio delegado de Crimen Organizado y el director del área de Organizaciones Criminales del ente acusador, quienes ya estaban en la ciudad adelantando la investigación por el carro bomba de la Brigada 30.
Fuentes de la Fiscalía aseguraron que tras el ataque al helicóptero se hizo la recolección y cotejo balístico en la zona, y se adelantaron las primeras entrevistas a testigos.
El sábado anterior, investigadores de la entidad continuaron recolectando testimonios, entre estos el del jefe de seguridad del Presidente, los pilotos, auxiliares y personas que estaban cerca de la pista de aterrizaje, a la que se le han hecho dos barridos completos.
La entidad también está recolectando y analizando los videos de las cámaras de seguridad de la zona vecina al aeropuerto, mientras que, con un equipo de drones, se avanza en la reconstrucción de los hechos.
Cúcuta, en la zona limítrofe con Venezuela, se ha visto golpeada por la presencia de distintas estructuras ilegales que se disputan el control de rutas de narcotráfico, contrabando, tráfico de hidrocarburos, migrantes y material de guerra.
Según conoció este diario, los investigadores siguen 3 líneas investigativas tras el atentado al Presidente. La primera, en relación con el Ejército de Liberación Nacional (Eln), grupo que históricamente ha tenido injerencia en la zona.
Allí hace presencia el frente de guerra Nororiental, a través de seis estructuras que no suman más de 100 hombres. Su poderío esta en Venezuela, donde –de acuerdo con inteligencia– se encuentra su mayor componente armado: unos mil 100 milicianos. Hacen presencia en los estados de Zulia, Táchira y Apure, desde donde controlan el tráfico de cocaína.
Aunque llamó la atención que uno de los fusiles hallados sea procedente del país vecino, por ahora nada apunta a que el atentado tenga relación con su gobierno.
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De hecho, desde hace más de una década las armas de Venezuela están en proceso de recambio hacia los nuevos fusiles AK-47, que empezaron a ensamblar gracias a su cercanía con Moscú. Por eso, el destino de más de 100 mil armas viejas es una preocupación latente para la seguridad de todo el hemisferio.
En cuanto a la segunda línea investigativa, apunta a las disidencias del frente 33, cuyo jefe es ‘Jhon Mechas’, quien es de la línea de ‘Iván Mordisco’ y ‘Gentil Duarte’, por ende enemigos de la ‘Segunda Marquetalia’, al mando de ‘Iván Márquez’.
Aunque en la región también operan ‘los Pelusos’, este grupo delictivo –de acuerdo con las autoridades– se encuentra muy debilitado por la captura de su jefe, alias Macho, hace una semana, por lo que no se cree que cuente con el poder para perpetrar un ataque de esta magnitud, lo que estará por verificarse.
Mientras las pesquisas siguen su curso, la seguridad fue reforzada en Cúcuta, que acumula dos graves hechos de violencia solo en la segunda mitad de este mes.
El mundo entero condenó el atentado del que fue víctima el presidente Iván Duque y su comitiva. La Unión Europea, a través de su alto representante para la Política Exterior, Josep Borrell, calificó de “cobarde” el hecho, y en ese mismo sentido rechazó la acción Estados Unidos horas después del atentado, mediante la cuenta de Twitter de su embajada en Bogotá.
Carlos Ruiz Massieu, jefe de la misión de la ONU en Colombia , condenó el hecho y expresó su “solidaridad con el Gobierno y el pueblo de Colombia ”.
En el país, todos los sectores políticos, incluyendo a los contradictores del jefe de Estado, expresaron su repudio al ataque, que calificaron como un atentado a la democracia de Colombia .
agv