"Ningún poder puede detener el progreso de la nación y el pueblo chinos".
El presidente Xi Jinping dejó claro su mensaje este martes 1 de octubre, en el 70 aniversario de la llegada de los comunistas al poder: China ya no es el país que tomó Mao, empobrecido y humillado internacionalmente.
Xi presidió su quinto desfile militar y el mayor en la historia de China, en una muestra del poder que ha logrado el país -y, por ende, el gobernante Partido Comunista chino-, en un época con grandes desafíos: entre ellos, Hong Kong, donde las celebraciones fueron empeñadas por protestas a favor de la democracia y una violencia inédita en la región desde que pasase a manos chinas en 1997.
En el desfile militar en Pekín, coreografiado hasta el más mínimo detalle y presenciado por la plana mayor del gobierno, participaron más de 15 mil efectivos militares y el 40% de armamento fue mostrado al público por primera vez, según medios oficiales.
Como era de esperar, China desveló nuevos vehículos aéreos no tripulados y sistemas de misiles de última generación, que captaron especialmente la atención de los expertos.
Entre ellos, el nuevo Dongfeng 41 (DF-41), pilar de la fuerza nuclear de China: un misil balístico intercontinental que puede alcanzar cualquier parte de Estados Unidos continental (a entre 12.000 y 15.000 kilómetros).
Puede transportar hasta 10 cabezas nucleares -cada una de ellas con un objetivo independiente-, según destacaron los medios oficiales.
La muestra de los DF-41 es un mensaje al mundo de que China "tiene poder nuclear suficiente y fiable estratégicamente para responder a cualquier tipo de chantaje nuclear de cualquier país", señaló el diario oficialista The Global Times, de inclinación nacionalista, citando a expertos militares locales.
En el evento también se mostró otro sistema de misiles balísticos, el DF-17, que incorpora un vehículo de planeo hipersónico y que puede transportar carga nuclear y convencional.
Este tipo de armamento, que los especialistas comparan con el sistema Avangard de Rusia, tiene la capacidad de evitar de manera eficaz los sistemas de defensa de misiles.
En este caso, los DF-17 hicieron su debut ante el público equipados con una ojiva convencional, según medios oficiales.
Algunos expertos citados por la prensa estadounidense destacaron que se trata de un arma única, que Occidente no ha conseguido aún.
En la televisión nacional china CCTV, los presentadores describieron el arsenal de misiles de China como "la fuerza para lograr el sueño de un país y un Ejército fuerte".
En el aniversario, desfilaron también misiles JL-2, diseñados para lanzarse desde un submarino y con un alcance de 7.000 kilómetros; o el Gongji-11 (GJ-11), el dron furtivo de última generación capaz de atacar sin ser detectado.
La aparición en el desfile evidencia que el Gongji ya forma parte del armamento activo de las fuerzas armadas chinas, publicó en Twitter The Global Times.
Otros de los drones más destacados de la jornada fue el DR-8, que ya había entrado en servicio.
Según explicó el diario hongkonés The South China Morning Post, el DR-8 jugaría un papel crucial en el caso de que se desatara un conflicto con los portaaviones de Estados Unidos en el Pacífico o en el mar de China Meridional.
En el aniversario, también se mostró una nueva versión del estratégico bombardero chino, el H6-N, que sería capaz de transportar armas atómicas a distancias mayores que sus predecesores, recoge la agencia AFP.
El nuevo bombardero presentado porta "misiles de crucero bajo las alas, con una capacidad de recorrer más de 2.000 kilómetros".
"Eso significa que podría atacar Alaska, Guam, Hawái, Japón, Malasia, Filipinas, Vietnam o incluso Moscú sin tener que abandonar la zona de defensa aérea en el continente chino", destacó el diario The South China Morning Post.
El Ejército Popular de Liberación de China subrayó previamente que el desfile evidenciaría sus avances en materia tecnológica y numerosos expertos valoraron los avances mostrados.
El mensaje clave del desfile militar es que "el Ejército de Liberación Popular realmente ha entrado en una nueva era, la de Xi Jinping", destacó Alexander Neill, investigador sobre seguridad en Asia Pacífico del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, en un artículo para la BBC.
El presidente Xi Jinping lanzó grandes reformas en este sector en 2015 con el objetivo de modernizar a las fuerzas armadas.
Durante la última década, el presupuesto en Defensa creció en al menos un 10% cada año y actualmente se sitúa en US$168.200 millones, lo que convierte a China en el segundo país en gasto militar después de Estados Unidos.
No obstante, el país minimiza su inversión en este ámbito y señala la enorme diferencia con Estados Unidos, cuya inversión llegó a los US$643.300 millones en 2018.
"Tras las enormes reformas, el Ejército de Liberación Popular está bien posicionado para avanzar hacia convertirse en una fuerza verdaderamente modernizada en 2035 y una de primer orden mundial para 2049", señaló Neill.
Sin embargo, pese a que el desfile puede mostrar la escala de la inversión, "no puede representar la capacidad militar" de las fuerzas armadas chinas, indicó de manera previa al evento.
"El Ejército de Liberación Popular aún está a décadas de distancia de alcanzar las capacidades militares que tiene Estados Unidos".
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