La ira aumentaba en Brasil el lunes, después de que un incendio destruyó el Museo Nacional , un edificio histórico que carecía de un sistema de rociadores hídricos y sufría tras años de abandono financiero, lo que convirtió su destrucción en una "tragedia anunciada" .
En el exterior de la entrada del elegante parque que alberga el edificio , de 200 años de antigüedad , agentes antidisturbios de la policía dispararon gases lacrimógenos contra un pequeño grupo de irritadas personas que intentó entrar por la fuerza, según se pudo ver en imágenes transmitidas por televisión.
El aumento de la tensión refleja la ira por la destrucción del querido aunque deteriorado museo, que sufrió un descenso de la financiación federal. El incendio agitó las emociones en Brasil, cuyo electorado sufre ya por una frágil economía, la corrupción generalizada y un aumento de la violencia antes de las impredecibles elecciones presidenciales de octubre.
"Nuestra comunidad está muy movilizada y muy indignada", dijo Roberto Leher, rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro, que administra el museo. "Todos sabíamos que el edificio era vulnerable", agregó.
Las autoridades no han informado todavía de cuál fue la causa del incendio del domingo.
El ministro de Cultura, Sergio Leitao, dijo al diario Estado de S.Paulo que es probable que las llamas fueran provocadas por un cortocircuito eléctrico o un farolillo de papel casero que podría haber aterrizado ardiendo en el tejado. Estos artefactos son muy tradicionales en Brasil y suelen provocar incendios.
La fachada amarillo pastel del otrora Palacio Imperial seguía en pie en la mañana del lunes, pero un vistazo a través de sus gigantes ventanales revelaba un interior sin techo, con pasillos ennegrecidos y vigas carbonizadas y humeantes. De vez en cuando, los bomberos salían con una vasija o un cuadro que habían logrado rescatar.
Investigadores, estudiantes y trabajadores del museo
, donde se teme que hayan quedado destruidos 20 millones de archivos, se congregaban en pequeños grupos a las afueras del devastado edificio, consolándose unos a otros y secándose las lágrimas.
Foto: AP
Según avanzaba el día, cada vez más personas intentaban entrar en el parque para ver los restos calcinados del edificio, por lo que la policía acabó permitiendo el paso.
El subdirector del museo, Luiz Duarte, dijo a Globo TV que la institución fue descuidada por los sucesivos gobiernos federales y que un plan de financiación por 21.6 millones de reales (5,23 millones de dólares) con el banco de desarrollo estatal BNDES anunciado en junio incluía, irónicamente, la instalación de un moderno equipo antiincendios.
Roberto Robadey, comandante del departamento de bomberos de Río, dijo a periodistas el lunes que los dos hidrantes al exterior del edificio estaban secos. Esto obligó a los bomberos a usar agua de un lago cercano y de camiones cisterna. Sin embargo, el edificio ardió demasiado rápido para poder salvarlo.
"En un mundo ideal tendríamos muchas cosas que no tenemos aquí: rociadores dentro del edificio", señaló, y agregó que el departamento de bomberos investigará su respuesta y tomará acciones si es necesario. "Ayer fue uno de los días más tristes de mi carrera", aseguró.
lsm