Madrid.— Pedro Sánchez, el presidente español, se mudó el pasado 7 de junio al Palacio de La Moncloa.

Por razones de seguridad, los dirigentes españoles residen desde 1977 dentro de este complejo a las afueras de Madrid, con 13 edificios, la mayoría vinculados a la presidencia del gobierno, repartidos en un total de 20 hectáreas y unidos a través de un sistema de túneles que incluye un célebre búnker subterráneo.

Destacan el edificio del Consejo de Ministros, el del portavoz del Ejecutivo y el despacho oficial del presidente, con una zona para las cenas y recepciones oficiales y una gran cocina.

La residencia del mandatario no es especialmente lujosa. Se compone de ocho habitaciones, varios baños y tres vestidores en la segunda planta del palacio presidencial, de estilo neoclásico. En total, unos 200 metros cuadrados.

Se han realizado varias reformas parciales para modernizarlo, especialmente la instalación eléctrica, pero el edificio tiene fama de haber envejecido mal.

Sus jardines sí son famosos por acoger las actividades deportivas de los presidentes, sea running, como Sánchez, los paseos de su predecesor, Mariano Rajoy, o el pádel, en la pista desmontable que se hizo instalar José María Aznar. La mujer de este último, Ana Botella, definió después el palacio como “un lugar inhabitable para una familia normal”.

El traslado a La Moncloa normalmente se desarrolla a lo largo de un mes, pero la precipitada moción de censura que desalojó a Rajoy el 1 de junio obligó a acelerar los trámites. Tal como publicó la prensa española, el primer enser que es sustituido en el palacio es el colchón, puesto que los nuevos presidentes no quieren dormir en la misma cama que sus predecesores.

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