Washington.— El Tribunal Supremo de Estados Unidos decidió, por una mayoría mínima (5-4), que la forma en la que Donald Trump quería fulminar el programa que protege a 643 mil jóvenes indocumentados de la deportación es “arbitraria y caprichosa”, y que el gobierno federal fracasó en dar una explicación razonable para hacerlo. Por tanto, resolvió, el presidente estadounidense no puede quitar la protección a los denominados dreamers o soñadores, salvándolos de la incertidumbre en la que vivían desde hace casi tres años y apartándolos del limbo legal en el que se encontraban por los deseos antiinmigrantes del mandatario estadounidense.

La sentencia de la corte fue un duro golpe a Trump, que había prometido en más de una ocasión “acabar inmediatamente” con el programa DACA, creado en 2012 por Barack Obama como salvavidas para los centenares de miles de jóvenes que llegaron a Estados Unidos de pequeños sin documentos, la gran mayoría desde México.

La resolución fue inesperada y sorprendente: tras la sesión de argumentos orales escuchados en noviembre del año pasado, los ánimos de los denominados soñadores y los activistas y defensores de derechos de los migrantes eran bastante pesimistas, especialmente por el desequilibrio conservador de la corte.

El Supremo, anteriormente, ya había dado luz verde a políticas restrictivas con la inmigración de Trump al menos tres veces (el programa Quédate en México; la tercera versión del veto migratorio y la normativa de carga pública). Lo que estaba en debate era la forma en la que Trump decidió, en septiembre de 2017, acabar de una vez por todas con el DACA, casi sin previo aviso y de forma unilateral, al dejar en el limbo a jóvenes totalmente integrados en la sociedad, que estudian o trabajan en el país legalmente y que aportan centenares de miles de dólares a la economía estadounidense. Sólo las cortes habían frenado la deportación inmediata, a la espera de la decisión del Supremo.

“No decidimos si el DACA o su rescisión es una política sensata”, aclaró el presidente del Supremo, el juez John Roberts, “sino sobre si se cumplió con el requerimiento procesal que provee una explicación razonable para esta acción”. Roberts, en alianza con los cuatro jueces progresistas de la bancada, bloquearon a Trump en su intento de destripar el DACA. Según la Corte, la administración “fracasó en la consideración” del impacto que tendría el fin abrupto del DACA y la “adversidad” que provocaría a sus beneficiarios.

Una de las jueces, Sonia Sotomayor, añadió —sin que coincidieran el resto de jueces— que veía en la decisión de Trump motivos raciales contra los latinos. Según un estudio del Migration Policy Institute (MPI), a fecha de marzo de 2020, había 643 mil 560 jóvenes protegidos por el DACA, pero estiman que más del doble de esa cifra (1 millón 326 mil) son realmente elegibles para el programa. Más de 80% son de origen mexicano (517 mil 460).

La lucha continúa, dicen "dreamers" en Estados Unidos
La lucha continúa, dicen "dreamers" en Estados Unidos

Sólo un respiro

La decisión del Supremo es un respiro temporal: no resolvió que la Casa Blanca no pueda cancelar el DACA nunca, sino que para hacerlo necesitará de mejores argumentos y razones.

Trump criticó hasta la extenuación la resolución, pero no dio pistas sobre si dará algún paso firme sobre el tema. “Estas decisiones horribles y de carga política saliendo del Supremo son escopetazos en la cara de la gente que orgullosamente se describen como republicanos o conservadores”, tuiteó Trump, herido por una nueva derrota en el Alto Tribunal, la segunda de la semana tras la expansión de los derechos laborales a la comunidad LGBTTTI anunciada este lunes. “¿No da la sensación que no le gusto al Tribunal Supremo?”, pataleó, e incluso dijo que es momento de tener “nuevos jueces” en la corte.

Pese a la pandemia del Covid-19, un centenar de jóvenes fueron a las escaleras del Supremo para celebrar. “Siento mucha alegría, mucha gratitud”, exclamó Greisa Martínez, una mexicana líder del movimiento dreamer, a la cabeza de la organización United We Dream.

Los activistas y soñadores reconocen que se trata de una victoria parcial y que van a tener que seguir luchando para una resolución permanente y por vía legislativa. Pero este era momento de celebrar: en Nueva York, la asociación La Colmena convocó a una fiesta con mariachi.

Obama se declaró “feliz” por los soñadores y por todos los estadounidenses. “Puede que tengamos una apariencia diferente y que provengamos de todas partes, pero lo que nos hace estadounidenses son nuestros ideales compartidos”, dijo. El virtual candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden, prometió que de llegar a la Casa Blanca impulsará un proyecto de ley para dar solución “permanente” a este tema. “Los soñadores son estadounidenses. Punto”, tuiteó.

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