Aunque el mundo entero está esperando con ansia la vacuna contra el nuevo coronavirus, todos los estudios actualmente en marcha carecen de una información fundamental que garantice la eficacia del tratamiento.
Eso es lo que dice la viróloga y veterinaria italiana Ilaria Capua, actual directora del One Health Center of Excellence, de la Universidad de Florida, en Estados Unidos.
La experta insiste en que en ninguno de los proyectos de vacuna sabe lo que dura en el cuerpo la inmunidad frente a la covid-19, debido a que es una enfermedad muy reciente.
Capua se hizo famosa en 2006 por haber aislado el virus de la gripe aviar y publicar su código para que fuera de dominio público.
Hoy es una de las principales referencias en Italia en el debate sobre la covid-19, tema de su último libro, "El después. El virus que nos obligó a cambiar el mapa mental".
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"¿Fabricarías una vacuna cuyos efectos duren un mes y se deba administrar todos los meses? Claro que no. Digamos que el virus empezó a golpearnos claramente en marzo. Trabajamos dos meses para desarrollar la vacuna y llega en mayo. Inoculamos a los pacientes en junio y en julio ya pasaron dos meses, o sea, que no se sabe cuánto dura la inmunidad".
"Lo que dicen hasta ahora es que dura dos meses. Si durará cuatro, si durará seis o si durará un año, todavía no lo sabemos. Por tanto, me parece, que cualquier afirmación es prematura", afirma.
Según la viróloga, la duración de la inmunidad también es muy importante debido a los costos.
Como será necesario vacunar a una gran parte de la población mundial, la vacuna no puede resultar excesivamente cara.
Así que además de ser eficiente, debe ser duradera.
Aunque desarrollar la vacuna es el principal objetivo ahora para muchos científicos, para Capua la pandemia ha traído muchos otros problemas que deben discutirse y resolverse.
"Lo que debería ser parte del debate público en este momento es lo que haremos la próxima vez para evitar tal caos. ¿Tenemos un plan?", se pregunta.
"Necesitamos trabajar en las ciudades. Lo que pasó en Milán no fue lo mismo que pasó en Roma, en Asís o Perugia (todos en Italia). En Nueva York sucedió algo diferente a Tallahassee y diferente a lo que pasó en Houston. Debemos tratar de entender cuáles son las debilidades, no solo del virus, sino de nuestra organización", dice la viróloga.
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"Estamos luchando contra las características propias de este virus, que son importantes, pero el virus juega el papel de un virus, la pandemia la hacemos nosotros. La pandemia es la gente que lleva el virus 'a pasear', que no cumple las normas e insiste en vivir como antes", añade.
También cree que es necesario mejorar la comunicación entre el mundo científico, los gobiernos y la sociedad.
"Llevo 30 años trabajando en este campo y, como yo, muchas otras personas. Nos pueden decir de todo, excepto que no les avisamos. En 2010, hablé de la llegada de una pandemia en una charla TED en la ciudad de Como, en el norte de Italia. Y no fui solo yo quien habló de ello. Bill Gates también habló de esto y a nadie le importó. Así que, por supuesto, tenemos que hacer que esta comunicación sea eficiente, hacer un mejor trabajo", afirma Capua.
Cuando se le pregunta si la demora de China en advertir al mundo sobre el virus también habría sido un problema de comunicación que contribuyó a la pandemia, ella argumenta: "No me permito criticar a las autoridades chinas".
"Entender lo que estaba sucediendo en un país tan grande, con 1.400 millones de habitantes, donde la desigualdad da miedo y, encima, tienen el recuerdo del SARS... ", comienza a decir.
"En la época del SARS (2002-2003), cuando las autoridades chinas anunciaron la existencia de la enfermedad, se equivocaron con el virus que la provocaba, dijeron que fue causado por un paramixovirus e hicieron el ridículo. Así que es probable que antes de confundirse otra vez, decidieran esperar otra semana", concluye.
Capua tampoco critica el papel desempeñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuando inició la crisis.
"Dicen que la OMS está vinculada a China. Creo que el mismo problema habría ocurrido (si el virus se hubiera propagado primero) en Italia o en cualquier otro lugar. Se necesitaban meses para entender lo que estaba sucediendo. Pero puedo decir que el hecho de que Estados Unidos quiera disolver la OMS ciertamente no ayuda al equilibrio general", apunta.
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Para la viróloga, el papel de una institución supranacional como la OMS en la coordinación de acciones internacionales durante una pandemia es fundamental, pero la institución efectivamente necesita ser repensada porque, a lo largo de la crisis, ha mostrado algunas debilidades.
"La pandemia no es un meteorito"
El debate sobre estos temas es urgente y necesario porque, como afirman Capua y varios científicos de todo el mundo, en el futuro habrá otras pandemias.
"Las pandemias ocurren y no son como el meteorito que acabó con los dinosaurios. Durante el siglo pasado, de 1900 a 1999, hubo cuatro pandemias. A principios de este siglo, aparecieron cinco o seis virus potencialmente pandémicos. Algunos circularon, pero se detuvieron, como el SARS, el zika, la gripe aviar, mientras que otros no se han detenido, como (los de) la covid-19 o la gripe porcina", explica.
"El gran problema de esta pandemia es que nadie tenía ni una pizca de inmunidad, mientras que en otras pandemias siempre quedaba algo de (inmunidad cruzada por) otros virus que pasaron antes".
La científica también afirma que, aunque las pérdidas registradas hasta el momento ya han convertido a la covid-19 en una gran tragedia, la situación podría ser aún peor.
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Y es que pese a que el Sars-Cov-2 es un virus totalmente nuevo en humanos, no se encuentra entre los más agresivos.
"Pongámoslo así: si en lugar del covid-19 hubiera sido la gripe española, sin vacuna, estaríamos mucho peor de lo que estamos ahora".
Respecto al aumento del número de infecciones en Europa, la viróloga dice que espera que no se produzca una verdadera segunda ola. "Si con la segunda ola nos referimos a una vuelta a casos clínicos graves que requieren ingreso en la UCI, soy optimista con que eso no ocurra".
"Primero que nada, porque ahora hay muchas más camas de UCI. En segundo lugar, porque los ancianos y las personas de riesgo han entendido cómo es la situación y están más atentas. Pero ciertamente habrá brotes de la enfermedad", enumera.
En el caso de Brasil y Estados Unidos, la científica no habla de una segunda ola.
"Para que exista una nueva ola se asume que ha habido un freno en los contagios y, en estos dos países, esto no ha sucedido. El presidente de Brasil y Estados Unidos decidieron que no había necesidad de hacer nada, y entonces el virus hizo lo que hace", dice.
Otro problema que habría dejado clara la propagación del coronavirus, según Capua, es la relación depredadora del hombre con la naturaleza y lo dañina que puede ser para la humanidad misma, ya que el SARS-Cov-2 es una zoonosis que habría saltado entre especies de mamíferos hasta llegar a los humanos debido al contacto invasivo con la vida silvestre.
Aun así, la viróloga italiana tiene una visión optimista del futuro, hecho que revela en su último libro cuando etiqueta la pandemia como "cisne negro" (evento raro).
"La pandemia está llena de energía destructiva, pero también de energía regenerativa. Necesitamos poder guardar y transmitir esa energía positiva. Había muchas cosas antes de la pandemia que no nos gustaban", recuerda.
"Podríamos dejarlas atrás e intentar hacer las cosas de otra manera. En mi campo de trabajo, me refiero a encontrar un equilibrio entre la salud humana, la salud animal y la salud vegetal. En definitiva, la salud del entorno medioambiental", concluye.
lsm