Racionar la droga, acudir a alucinógenos químicos fabricados en casa casi artesanalmente, y entregándola puerta a puerta, así, los distribuidores de drogas intentan mantener sus negocios ilegales afectados por las restricciones y controles establecidos como consecuencia del coronavirus .
Investigadores señalaron que en el negocio de la droga, por el riesgo de operativos de las autoridades o de robos de los competidores, no es posible tener guardadas grandes cantidades de inventarios de la mercancía.
En tiempos normales, a medida que la droga va saliendo de los laboratorios ya tiene un distribuidor a gran escala que la espera y que la lleva a redes de microtráfico que, a su turno, la ponen en las calles en manos de los consumidores.
Esa cadena se rompió por las restricciones a la movilidad que han impedido desde el transporte de los cargamentos hasta el microtráfico, pues ya en varias ciudades del país han sido detenidas personas por violar la cuarentena obligatoria y que terminan judicializadas por tráfico de drogas. Solo el martes fueron enviadas a prisión dos personas que movilizaban en Colombia media tonelada de marihuana ‘cripy’ en una ambulancia, con la que pretendían superar los controles de las autoridades como parte del confinamiento.
El director de Seguridad Ciudadana de la Policía, general Jorge Luis Vargas, quien en Colombia estuvo al frente de un estudio realizado con autoridades de Estados Unidos y Europa, señaló a El Tiempo Colombia que por el aislamiento y la labor de la Fuerza Pública las redes criminales han cambiado las modalidades de distribución.
El primer punto es que en las zonas de producción los precios se han incrementado (ver gráfico), sumado a los controles en las carreteras y principales vías por parte de la policía, lo que lleva a que internamente los productores no se arriesguen a sacar la droga por el peligro de las incautaciones.
El aislamiento conlleva a que haya menos demanda; por ejemplo, no hay vida nocturna, lo que ha ocasionado que las redes ilegales suban los precios para recuperar lo perdido. Así, el valor de la dosis se ha incrementado entre un 35% y 45% en el país. De acuerdo con el informe, la dosis de marihuana subió su valor en 3 pesos colombianos (pasando en promedio de 4 mil a 7 mil). El gramo de coca aumentó su valor en 4 mil pesos (pasando de unos 8 mil a 12 mil, en promedio), y el 2CB, o cocaína rosada, hoy cuesta 40 mil pesos más.
El general Vargas señaló que se tienen identificadas 450 estructuras dedicadas a esta actividad ilegal en Colombia , que han intentado cambiar su distribución. Añadió que con la Fiscalía estaban preparados para esas nuevas estrategias y se habían adoptado medidas de contención. Identificaron que las redes pasaron de puntos de distribución fijos a móviles, donde están vinculando el transporte informal, como mototaxismo y bicicletas, e instrumentalizando a habitantes de calle, menores de edad y población vulnerable para la entrega del estupefaciente a domicilio.
Esos movimientos estarían relacionados con los homicidios en el país que, aunque han bajado durante la pandemia en un 52% , siguen sucediendo.
El mercado mundial
La afectación internacional es evidente y se nota en mercados como el europeo, a donde va a parar el 60% de la cocaína que se produce en Colombia . Esa droga la reciben carteles italianos, holandeses, españoles, franceses y el denominado cartel de los Balcanes. Este último sería responsable del tráfico de entre 250 y 500 toneladas de cocaína anuales entre Sudamérica y Europa.
Según un análisis liderado por la Policía de Colombia que contó con el apoyo de Europol, Interpol, Frontex y las autoridades de Estados Unidos y más de 20 países de Europa, el valor de la droga colombiana está disparado: “El valor de un kilo de cocaína se incrementó entre un 150% y 220% , y las dosis, entre un 25% y 45% ”. En Francia, el gramo pasó de 60 a 100 euros. Y en Croacia, el valor del kilo pasó de 33 mil a 40 mil euros.
“Varias de las organizaciones narcotraficantes suspendieron el envío de cargamentos y algunas negociaciones que tenían en desarrollo”, señala el documento. Por el cierre del transporte aéreo se frenó el tráfico de cocaína con correos humanos, contaminación de encomiendas y maletas doble fondo, que se realizaban a través de vuelos internacionales.
Esto llevó a los carteles a buscar alternativas: “Se ha empezado a evidenciar el interés de algunas redes de aprovechar la disminución del personal de control de aduanas en puertos, y las facilidades para el transporte de carga (especialmente comida) en Europa con el fin de enviar cargamentos de coca represados en Suramérica y Centroamérica”, dice el informe.
agv