Bruselas.— En la guerra entre Rusia y Ucrania, resulta difícil distinguir bien la realidad de la propaganda. Cada uno infla, o desinfla los números a su favor, y cada dato, cada cifra, debe tomarse con cautela.

Baste el ejemplo de Kherson, finalmente recuperada por los ucranianos. Durante semanas, tanto Kiev como Moscú se adjudicaron victorias en la ciudad portuaria, clave para el control del río Dniéper que desemboca en el mar Negro.

Los estrategas rusos afirmaban que la contraofensiva emprendida por el presidente Volodimir Zelensky en la zona era un auténtico fracaso.

Igor Girkin, antiguo oficial del Servicio de Seguridad Federal ruso (FSB, por sus siglas en inglés), afirmaba que las fuerzas rusas lograron repeler exitosamente el ataque ucraniano. “Podemos decir que la ofensiva lanzada por el adversario el 29 de agosto fue un fracaso total en todos los sectores”, escribió el analista militar en su canal de noticias en Telegram.

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Kiev, en cambio, sostenía que la operación, la primera contraofensiva a gran escala lanzada por Zelensky desde el inicio de la invasión rusa, el pasado 24 de febrero, marchaba acorde a lo previsto. Oleksiy Arestovych, asesor del jefe de gabinete de Zelensky, informó en su momento que las fuerzas armadas ucranianas habían “penetrado por varios puntos la línea de frente”.

“Si quieren sobrevivir, es hora de que los militares rusos huyan. Vete a casa”, sentenció Zelensky en el contexto de la pelea por el control de una ciudad de enorme simbolismo, fue la primera en caer en manos rusas tras abrirse el frente bélico por la península de Crimea. Ahora, está de nuevo en manos ucranianas.

Los discursos encontrados sobre el intercambio de artillería en Kherson ilustran una guerra paralela, la de narrativas, en la que ambos tratan de dar la impresión de estar en el lado correcto de la historia y encaminados rumbo a la gloria. No es casualidad que los reportes operacionales divulgados por los Ministerios de Defensa se enfoquen exclusivamente en las bajas supuestamente provocadas en el adversario.

Al corte de caja del 8 de septiembre, el gobierno ucraniano reportó que el “enemigo” ha perdido 51 mil 250 hombres, 2 mil 112 tanques, 4 mil 557 vehículos todo terreno, mil 226 sistemas de artillería, 305 lanzacohetes, 159 sistemas de artillería, 239 aviones, 210 helicópteros y 884 drones.

Además dice haber destruido o interceptado 214 misiles de crucero, 15 buques de guerra y 3 mil 344 camiones cisterna y tanques de combustible.

“El enemigo ruso sufrió las mayores pérdidas [del día anterior] en la dirección de Donetsk. ¡Golpea al ocupante! ¡Ganemos juntos! ¡Nuestra fuerza está en la verdad!”, rezó el comunicado.

En su último reporte sobre “el avance” de la operación especial en Ucrania, el Ministerio de Defensa ruso informó que hasta el 3 de septiembre, habían destruido 286 aviones y 151 helicópteros, mil 867 drones, 372 sistema de defensa antimisiles, 4 mil 776 tanque y blindados, 824 vehículos equipados con lanza cohetes, 3 mil 366 cañones de artillería y 5 mil 250 unidades de equipo militar especial.

Los reportes suelen ir acompañados de publicaciones adicionales en las que se divulgan imágenes en las que se intentan proyectar el músculo militar ruso y la generosidad de sus tropas; desde la actividad de cazas de combate SU-25 y sistemas de misiles Pantsir-S1, hasta la entrega de una silla de ruedas a un niño discapacitado por parte de un policía militar ruso.

Para el presidente Vladimir Putin, su país no ha perdido nada y las sanciones impuestas están perjudicando más a las naciones que las están imponiendo. “Estoy seguro de que ni hemos perdido ni perderemos nada. En cuanto a los logros, el principal es el fortalecimiento de nuestra soberanía y ese es el resultado inevitable de lo que ahora está pasando”, aseguró durante su participación en el VII Foro Económico Oriental en Vladivostok.

Abonan a contienda de percepciones

Los actores involucrados en el conflicto desde el exterior también están abonando desde sus respectivas trincheras a la contienda de percepciones.

De acuerdo con Jeremy Fleming, jefe de inteligencia en el Reino Unido (GCHQ), el presidente Vladimir Putin está perdiendo la guerra en el ciberespacio.

Asegura que Moscú está usando herramientas cibernéticas a su disposición de manera irresponsable e indiscriminada, pero al igual que su campaña terrestre, el plan parece quedarse corto. “Hasta ahora, el presidente Putin ha perdido por completo la guerra de la información en Ucrania y en Occidente. Aunque es motivo de celebración, no debemos subestimar cómo se está desarrollando la desinformación rusa en otras partes del mundo”, escribió Fleming en The Economist.

En Bruselas, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, reconoce que “la brutal guerra de Rusia contra Ucrania continúa sin cesar”, pero al mismo tiempo insiste en que la vitoria está del lado de los ucranianos, “determinados a no retroceder hacia un pasado oscuro”.

A más de medio año del inicio de las hostilidades, dice que en la Unión Europea (UE) prevalece el compromiso de hacer todo lo necesario para que Putin no gane, al estar en juego principios básicos como el derecho a la autodeterminación y la inviolabilidad de las fronteras.

En su intervención en la conferencia internacional sobre seguridad estratégica que anualmente se celebra en Bled, Eslovenia, aseguró que las sanciones implementadas por la UE y sus aliados, están “causando un daño colosal a la capacidad del Kremlin para hacer la guerra. El daño sólo crecerá con el tiempo”.

Expertos como Bruno Lété, investigador del German Marshall Fund of the United States, comienzan a ver fatiga entre los europeos por el alto costo de la guerra en Ucrania. El ánimo de los europeos se ve afectado por la escalada inflacionaria, el deterioro del poder de compra y el aumento de la pobreza.

El discurso emitido desde Bruselas, tiene, entre otros objetivos, el tratar de contrarrestar esa erosión, reiterándole al público la importancia de por qué Ucrania debe salir vencedora.

En China, la guerra de Rusia contra Ucrania es vista con un prisma distinto. Mientras que en Estados Unidos y la UE denuncian constantemente que se trata de un ataque al orden internacional basado en reglas, los académicos chinos lo ven como “otro presagio del desenlace de la hegemonía estadounidense”, sostiene en un análisis Mark Leonard, director del European Council on Foreign Relations.

“Mis amigos chinos ven el surgimiento de un mundo más pluralista, uno en el que el fin de la hegemonía estadounidense permite diferentes proyectos regionales y subregionales. Argumentan que el orden basado en reglas siempre ha carecido de legitimidad”, asegura el investigador.

“¿Quiénes son los principales beneficiarios? Mi amigo chino argumenta que ciertamente no es Rusia, Ucrania o Europa. Más bien, Estados Unidos y China finalmente son los que más ganan. Ambos han abordado el conflicto como una guerra de poder en su rivalidad”.

Washington se estaría beneficiando con alinear a los europeos, japoneses y coreanos con sus prioridades, mientras que el aislamiento de Rusia ha permitido a China aclarar cuál es su posición en asuntos como la integridad territorial.


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