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Arquitecto, casado, con dos hijos. Astuto, muy astuto. Así es descrito Rex Heuermann, detenido el viernes como sospechoso de ser el asesino serial de Gilgo Beach, una zona de playa del estado de Nueva York donde en los últimos años han sido encontrados al menos 10 cadáveres de mujeres.
Heuermann, de 59 años, fue detenido a última hora del jueves e imputado el viernes por el presunto asesinato de tres de esas mujeres, pero se le considera principal sospechoso en la muerte de una cuarta, según documentos judiciales.
El arquitecto vivía en la misma casa en la que se crió, a pocos kilómetros al otro lado de la bahía de la playa donde se desenterraron los cuerpos hace más de una década.
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Con oficinas cerca del Empire State, Heuermann era meticuloso al extremo y esa característica no sólo le ayudó a impresionar clientes en Nueva York, sino a ocultar sus crímenes por más de una década.
Algunos vecinos lo consideraban un tipo más de traje, otros le tenían miedo. Solía trabajar en el patio frontal de su casa con un hacha y los niños eran advertidos de que evitaran pasar por ahí en Halloween.
Entre 2014 y 2022, presentó cuatro demandas en tribunales de Nueva York contra conductores que, según él, lo habían atropellado con sus coches, causándole "lesiones personales graves y permanentes", según muestran los registros judiciales revisados por ABC News. Tres de los casos se resolvieron o suspendieron, mientras que el más reciente está en curso.
"Cruzábamos a la acera de enfrente" para evitarlo, contó a The New York Times Nicholas Ferchaw, uno de sus vecinos. “Era alguien a quien no querías acercarte”, aseguró.
En su declaración de abril de 2018 en uno de los casos por atropellamiento, Heuermann habló de su vida y su trabajo: contó que vivía en su casa de la infancia en el suburbio de Long Island de Massapequa Park con su esposa de entonces 22 años, su hija y su hijastro.
En un momento de la declaración, cuando se le preguntó si practicaba algún deporte, respondió: "Realmente en lo único que competía era en tiro con rifle".
Además de sus demandas, Heuermann parece haber tenido problemas para pagar sus impuestos desde hace más de una década. Los registros del condado de Nassau muestran que Heuermann fue objeto de seis embargos fiscales presentados por el Servicio de Rentas (IRS) en el condado de Nassau entre 2010 y 2021. Según los embargos, Heuermann debía un total de más de 425 mil dólares por impuestos que no había pagado desde 2005, indicó ABC News.
Los fiscales del condado de Suffolk acusan a Heuermann de dejar un rastro de cuerpos de mujeres jóvenes en la costa sur de Long Island. Fue tan cuidadoso en cubrir sus huellas, que a la policía le tomó casi 15 años arrestarlo. El sujeto fue detenido sin derecho a fianza. Su abogado dijo afuera del juzgado que Heuermann negó haber cometido los asesinatos.
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Según su currículum y el sitio web de su empresa, RH Consultants & Associates, los clientes de Heuermann incluían American Airlines, Catholic Charities y el propio Departamento de Protección Ambiental de la ciudad, señaló el Times. Representó a clientes ante la Comisión de Preservación de Monumentos muchas veces y reclamó crédito por cientos de solicitudes exitosas ante agencias de la ciudad.
De acuerdo con el cronograma publicado por los fiscales y el Departamento de Edificios y los registros judiciales, revisado por el Times, Heuermann mantuvo su apretada agenda de trabajo incluso cuando las víctimas desaparecían.
En 2009, dijeron los fiscales, después de matar a Melissa Barthelemy, una joven de 24 años que trabajaba como acompañante, Heuermann hizo una serie de llamadas burlonas a la familia de ella, durante la hora del almuerzo y después del horario de trabajo, desde lugares cercanos a su oficina.
Una camioneta y una pizza: las claves para la policía
En junio de 2010, unas dos semanas después de que Megan Waterman, una joven de 22 años de Maine, fuera vista con vida por última vez, Heuermann presentó una solicitud para instalar una nueva escalera de incendios en un edificio en Cobble Hill, Brooklyn. En agosto de ese año, presentó una solicitud para reparar la terracota y rejuntar los ladrillos en un edificio en el Upper West Side, nueve días antes de que Amber Lynn Costello, de 27 años, desapareciera cerca de su casa, cerca de la de Heuermann.
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Testigos declararon que una camioneta Chevrolet Avalanche fue vista estacionada fuera de la casa de una de las víctimas, Amber Costello, la noche anterior a que fuera asesinada. Los investigadores descubrieron que Heuermann había tenido el mismo modelo de camioneta. Dos semanas después, dijeron los fiscales, Heuermann buscó en Google “asesino en serie de Long Island” y vio un artículo titulado “Nuevo grupo de trabajo tiene como objetivo resolver el caso del asesino en serie de Long Island”.
A fines del verano pasado, Heuermann, sudoroso y vestido con una remera y shorts sucios, fue visto en el Whole Foods de Massapequa Park robando mandarinas de un bowl para niños.
“Tomó tres y se los guardó en el bolsillo, luego tomó más”, dijo Tara Alonzo, empleada de la tienda, según el Times. Después de unas cuantas rondas más, ella lo llamó. “Dije, ‘Señor, esos son para los niños’”, recordó. Ella dijo que Heuermann le respondió a gritos y se enfureció tanto que su gerente lo acompañó a la salida. No volvió a ver su rostro hasta que apareció en la televisión el viernes, al ser detenido. “Mi compañero de trabajo dijo: ‘¡Ese es el tipo naranja!’”.
El caso se abrió a raíz de la desaparición, en mayo de 2010, de una mujer que trabajaba como prostituta en Long Island; en los meses siguientes, mientras se buscaban pistas sobre su paradero, la policía descubrió varios cadáveres en una remota zona costera cerca de donde había sido vista por última vez.
Todos ellos resultaron ser de mujeres jóvenes que se prostituían y, con el paso del tiempo, en la zona se llegaron a encontrar restos de un total de nueve mujeres (incluida la que se buscaba originalmente), además de un hombre y un bebé.
Desde hace años, la policía considera que al menos varios de ellos serían víctimas de un asesino en serie. Tras mucho tiempo con la investigación en punto muerto, en 2020 las autoridades publicaron una fotografía de un cinturón marcado con unas iniciales que creían que podría pertenecer al presunto asesino y pidieron la colaboración ciudadana para tratar de identificarlo.
Finalmente, los investigadores lograron avances gracias a un vehículo registrado a su nombre y usando tecnología para determinar la localización de varios teléfonos móviles de usar y tirar que creían que el asesino pudo emplear para contactar a sus víctimas, según fuentes de la investigación citadas por el Times.
Desde los celulares del sospechoso, según la agencia Associated Press, fueron contactados lugares de masajes y damas de compañía, tan reciente como este año. Al momento de su arresto, Heuermann llevaba uno de estos celulares. Desde uno de ellos se habría burlado de la familia de Barthelemy.
Las pesquisas condujeron a dos áreas: una en la localidad de Massapequa Park, donde Heuermann residía, y otra en el centro de Manhattan, donde tenía su oficina. En enero pasado, para lograr muestras de ADN de Heuermann, los investigadores recurrieron a viejas tácticas, como revisar su basura.
Del bote de su basura, sacaron 11 botellas. Y de una acera en Manhattan, recogieron trozos de pizza que había dejado el sospechoso, donde hallaron muestras de su ADN que coincidieron con un pelo hallado en el cuerpo de una de las víctimas.
Las autoridades accedieron al historial de internet del sospechoso, que entre marzo de 2022 y junio de 2023 hizo supuestamente más de 200 búsquedas relacionadas con el caso de Gilgo Beach. El caso ha sido objeto de varios documentales e inspiró la película "Lost Girls", estrenada en 2020.
Con información de EFE y AP.
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