Vladivostok.— El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, arribó ayer a la ciudad rusa de Vladivostok para una cumbre con el presidente Vladimir Putin, quien también llegó a la localidad. Se reunirán en momentos en que las conversaciones con Estados Unidos por el programa nuclear de Pyongyang se encuentran en un limbo.

El tren blindado que transportaba a Kim, en su primera visita oficial a Rusia, ingresó a la estación de Vladivostok, situada junto al océano Pacífico, horas después de cruzar la frontera rusa desde Corea del Norte.

Tras un breve retraso mientras la puerta del vagón de Kim era alineada con su alfombra roja en la plataforma, el líder norcoreano bajó sonriente del tren. “Espero que esta visita sea exitosa y útil”, dijo Kim, y explicó que quería hablar con Putin de “la manera concreta de resolver la situación en la península coreana”.

Vladivostok está ubicada a unas pocas horas en tren de la frontera ruso-norcoreana y le permite a Kim viajar al exterior en su medio favorito de transporte. Kim sostendrá negociaciones con Putin este jueves en un campus universitario en una isla ubicada frente a Vladivostok.

Tras una breve ceremonia militar, el líder norcoreano se fue en una limusina negra protegida por guardaespaldas al son de “Katiusha”, una conocida canción que tocaba una orquesta militar.

Según el Kremlin, la cumbre empezará con una reunión entre Kim y Putin y luego habrá otra “en formato ampliado”, aunque se desconocen los detalles. No está previsto ni comunicado común ni firma de acuerdos.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que los diálogos sobre el programa nuclear norcoreano a seis bandas, iniciado en 2003 con la participación de las dos Coreas, China, Japón, Rusia y EU, sigue siendo la mejor opción para hallar soluciones pero que, aun así, merece la pena explorar otras opciones.

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