Katiuscia Torres Soares, también conocida en las redes sociales como Kat Torres o Kat A Luz, fue sentenciada a ocho años de prisión en Nueva York, Estados Unidos, por tráfico de personas y esclavitud. A pesar de su popularidad como influencer, conocida por sus videos de autoayuda, las autoridades estadounidenses y brasileñas descubrieron que mantenía a varias mujeres en su domicilio en condiciones inhumanas y contra su voluntad.

La sentencia tomó por sorpresa a sus fans, pues Torres había cultivado una imagen en redes sociales de éxito y superación personal, asociándose con figuras públicas como y mostrando una vida lujosa y aparentemente perfecta. A través de sus plataformas, promovía servicios de suscripción y consultas personales, prometiendo a sus seguidores vulnerables mejoras económicas y emocionales.

La imagen de Torres transmitía fortaleza y superación, debido a su dura infancia en una favela de Belém, en Brasil, y se extendía hasta su éxito en pasarelas internacionales y su presencia en eventos junto a estrellas de Hollywood. Esta trayectoria, desde sus humildes comienzos hasta el reconocimiento global, contribuyó a la percepción pública de su historia como un ejemplo de logro personal y triunfo ante las adversidades.

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Además, mediante sus redes sociales como, por ejemplo Instagram, en la cual contaba con más de un millón de seguidores, compartía imágenes y videos que mostraban viajes frecuentes a destinos exóticos, asistencia a eventos exclusivos, y una aparente colección de ropa de diseñador y accesorios de lujo. También, compartía fotos de soñadas residencias y vehículos, creando una imagen de éxito financiero y estilo de vida privilegiado.

Manipulación, drogadicción y esclavitud detrás de la imagen de lujos y perfección

“Me evocaba una suerte de esperanza”, dijo Ana con respecto a su reacción cuando encontró la cuenta de Instagram de Kat Torres, en 2017. Aunque ella no fue una de las jóvenes desaparecidas buscadas por el FBI, su testimonio fue crucial para el rescate de dos mujeres víctimas de la coerción por la influencer.

Por lo que dio a conocer, se sintió atraída por la trayectoria de la joven. “Parecía que había superado la violencia que sufrió en su niñez, el abuso, todo ese tipo de experiencias traumáticas”, relató Ana a la cadena británica de noticias BBC.

La exasistente de Torres contó que quedó impresionada por el enfoque espiritual de la influencer, pero más tarde descubrió que su historia de superación estaba basada en medias verdades y mentiras.

Por otro lado, Luzer Twersky, quien compartió apartamento con Torres en Nueva York, relató que fue introducida al consumo de drogas alucinógenas por amigos de Hollywood, lo cual marcó un cambio drástico en su vida. Asimismo, también sugirió que estaba involucrada como “sugar baby”, recibiendo pagos por relaciones con hombres adinerados que también financiaban su estilo de vida lujoso.

Ana inicialmente pensó que Kat podía superar cualquier adversidad, pero al llegar al departamento de la influencer en Nueva York, se dio cuenta de la manipulación a la que estaba sometida. Junto con otras víctimas, realizaba tareas domésticas sin descanso y sin recibir el pago prometido. “Ahora veo que me estaba usando como esclava”, lamentó. En esa misma línea, Desirrê Freitas y Letícia Maia, dos de las mujeres cuyo caso desencadenó la búsqueda del FBI, también fueron atraídas bajo promesas similares.

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Por su parte, Desirrê fue invitada a Estados Unidos desde Alemania por Torres, quien afirmaba necesitar su apoyo emocional. Una vez allí, la obligó a trabajar primero en un club de striptease y luego como prostituta, según documentos de la BBC. “Si no cumplía con las cuotas de dinero, no podía volver a casa”, relató.

Kat Torres (a la izquierda) con Desirrê y Letícia (a la derecha). FOTO: KAT TORRES
Kat Torres (a la izquierda) con Desirrê y Letícia (a la derecha). FOTO: KAT TORRES

Además de las condiciones laborales injustas, las mujeres estaban sujetas a estrictas normas: no tenían permitido comunicarse entre sí, requerían autorización para salir de sus habitaciones y todas sus ganancias eran entregadas a Torres. Mismo, les exigía darle sus documentos personales, como pasaportes y licencias de conducir, lo que dificultaba cualquier intento de escape.

La encarcelación de Kat Torres

A pesar de las primeras denuncias, las autoridades no actuaron hasta que el caso se hizo viral en redes sociales y medios. Gladys Pacheco, abogada de las víctimas, recopiló testimonios acusando a Kat Torres de tráfico de personas, tortura, esclavitud y explotación sexual, según Folha de Sao Paulo. La influencer, quien niega todas las acusaciones, fue entrevistada por la BBC antes de su sentencia, declarándose inocente y acusando a los medios de difamación. Su abogada apeló la condena y continúa defendiéndola.

Ahora, Ana, Desirrê y otras víctimas aún están en proceso de recuperación psicológica debido a los abusos que sufrieron. “Espero que mi historia sirva como advertencia”, concluyó Desirrê en su libro publicado por DISRUPTalks sobre su experiencia. La investigación sigue en curso, y nuevos testimonios podrían agregar más casos al expediente de Torres.

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