Miami.— El primer entre la candidata demócrata Kamala Harris y su rival republicano, el expresidente Donald Trump, está a la vuelta de la esquina y cada candidato afina sus estrategias. A medida que los contendientes se preparan a subir al escenario, los ojos de Estados Unidos estarán atentos no sólo a las palabras y ataques que intercambien, sino también a cómo definirán el tono del resto de sus campañas.

Se llevará a cabo en Philadelphia, Pennsylvania, a través de la cadena de televisión ABC, y estará moderado por los periodistas David Muir y Linsey Davis.

El encuentro durará 90 minutos y ningún miembro de cada una de las campañas podrá interactuar con ellos; tendrá las mismas reglas que el debate entre el mandatario Joe Biden y Trump por CNN, entre las que destacan que el micrófono del candidato que no esté hablando se mantendrá cerrado y no habrá público presente en el estudio.

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Fortalezas y debilidades

“Después del desastroso debate presidencial del 27 de junio entre Biden y Trump, donde había una enorme promesa de parte del presidente de poner al candidato republicano en su lugar y mostrar al país que gozaba de excelente salud cognitiva, se espera que Harris logre doblegar a su contrincante y se levante en brazos de sus votantes y seguidores indecisos”, dice el politólogo Pablo Salas, desde Florida, a EL UNIVERSAL.

Pero Trump y su equipo lo saben y, “aunque me da la impresión que Trump no está tomando su preparación muy en serio, ha hecho declaraciones de que se siente más que en condiciones para el debate”, advierte.

Conocido por su estilo combativo y su habilidad para simplificar mensajes complejos en frases que se replican con su base electoral, Trump seguramente entrará al debate con la intención de dominar la conversación, de intimidar y colocar a Harris a la defensiva.

“El país necesita un líder fuerte, no alguien que se esconda detrás de palabras bonitas”, afirmó Trump recientemente. Su habilidad para utilizar ataques personales y desviar la atención hacia temas que controla mejor es una de sus mayores fortalezas, pero también un riesgo si llega a molestar a votantes moderados e indecisos, agrega.

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Harris llega al debate con una sólida preparación y un conocimiento profundo de políticas públicas, lo que le permite abordar temas complejos con autoridad. Durante una entrevista con ABC News, destacó la importancia del debate como una oportunidad para mostrar quién está realmente comprometido con mejorar la vida de los estadounidenses. Sin embargo, también debe enfrentar la necesidad de defender el historial de la administración Biden.

Entre las debilidades de Trump están sus múltiples problemas legales en curso. Harris y su equipo han indicado que estos problemas serán un punto focal en el debate, con la intención de cuestionar la capacidad de Trump para liderar.

El expresidente ha desestimado estas preocupaciones, al describir las investigaciones como una “caza de brujas” diseñada para distraer al público de los verdaderos problemas que enfrenta el país.

Las encuestas

De acuerdo con encuestadoras, Harris llegará al debate presidencial dominando el escenario nacional y la mayoría de los estados péndulo, “aunque ciertamente en casi todos los casos se encuentran en un empate técnico”, señala Salas, considerando los márgenes de error.

De acuerdo con FiveThirtyEight, Harris cuenta con 50.6% del electorado y Trump con 47.4%; en la diferencia Harris lidera por 3.2 puntos. RealClearPolitics muestra en su encuesta que ella tiene 49.2% mientras que él 47.8%, con una diferencia de 1.4 puntos. Ipsos/Reuters informa que la demócrata suma 51.0% del electorado y el republicano 46.5%, con una diferencia de 4.5 puntos.

Entre los estados péndulo está Michigan, en el que la encuesta de FiveThirtyEight muestra que Harris obtiene 50%, frente a 46% de su rival. En Pennsylvania la misma casa encuestadora le da a la demócrata 49% y al republicano 47%. En Wisconsin, FiveThirtyEight asegura que ella va arriba con 52% frente al 46% de él. RealClearPolitics coincidió con el resultado. En Ohio, FiveThirtyEight muestra a Harris con 43% y a Trump con 51.5%. En Arizona, la demócrata tiene 48% y el republicano 47%, de acuerdo con FiveThirtyEight. En Georgia, Trump lleva la delantera por cuatro puntos a favor, según RealClearPolitics, con 50% del electorado de ese estado, frente a 46% de su rival. FiveThirtyEight lo pone más cerrado con 47% Kamala y 49% Trump.

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En las semanas previas al debate, Trump ha utilizado sus plataformas, especialmente Truth Social, para criticar a Harris en términos personales y políticos, llegando a llamarla “una incompetente que ha fallado en todo lo que ha tocado”.

“Esta manera agresiva nos deja ver que Trump planea llevar al debate un enfoque de golpe, de confrontación directa”, comenta Salas; “va a buscar desestabilizar a Harris para obligarla a defenderse en lugar de avanzar con su propio mensaje”.

Harris ha adoptado un tono más mesurado, pero no menos decidido. En sus redes ha enfatizado la importancia de la unidad y la inclusión, al subrayar que el debate no es sólo sobre quién grita más fuerte, sino quién tiene una visión clara y un plan para el futuro. “Kamala tiene un enfoque completamente diferente, en su estrategia, presentarse como la candidata de la estabilidad, de la inclusión, aprovechando la manera de ser de Trump, que todos sabemos tiene un estilo completamente dis- ruptivo”, opina el especialista.

Desde el Partido Republicano, las voces han sido firmes en apoyar a su candidato. “Trump no va a permitir que Harris escape de la responsabilidad de los fracasos de la administración Biden”, comentó un alto asesor de la campaña. Los seguidores de Trump han sido igualmente vocales en su apoyo.

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En el lado demócrata, la confianza en Harris también es evidente. Figuras destacadas del partido, como el senador Cory Booker, han expresado plena confianza en que Harris está más que preparada. “Kamala es una luchadora. Ha demostrado su capacidad para defender sus puntos de vista y para articular una visión clara para el país. Este debate será su oportunidad para mostrar al país lo que realmente está en juego”, afirmó Booker en una reciente aparición en CNN.

Además, los seguidores de Harris han utilizado las redes sociales para destacar su experiencia y su enfoque en políticas que benefician a las comunidades más vulnerables en Estados Unidos, agregó.

Los temas clave

Entre los temas más urgentes y controvertidos estará la economía. Harris centrará su argumento en defender las políticas de la administración Biden, al destacar la recuperación económica pospandemia y las iniciativas para reducir el desempleo y apoyar a las familias trabajadoras. Harris ha dado a conocer que sus planes de inversión en infraestructura y energía verde son esenciales para un crecimiento sostenible a largo plazo.

Trump criticará duramente la gestión del actual gobierno, al apuntar a la alta inflación y aumento del costo de vida como fallos significativos, y defenderá el historial económico durante su mandato, al resaltar la reducción de impuestos y el crecimiento del empleo.

En el tema migratorio, Harris promueve un enfoque humanitario, abogando por una reforma integral que incluya un camino hacia la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados, especialmente para los dreamers. Además, ha criticado las políticas de separación familiar implementadas en la administración Trump, apoyando al mismo tiempo la necesidad de un sistema migratorio más justo y humano, aunque el gobierno de Biden ha sido también criticado por sus medidas para restringir la migración.

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Trump defiende una seguridad fronteriza estricta, al destacar su promesa de completar el muro fronterizo y reforzar las restricciones a la inmigración; promete redadas y deportaciones masivas. Argumentará que la administración Harris-Biden ha sido débil en la protección de las fronteras, lo que ha llevado a un alza de la inmigración ilegal y ha puesto en peligro la seguridad nacional.

El aborto será otro de los temas clave. Ella ha defendido con firmeza este derecho, al abogar por la protección de los derechos reproductivos y la necesidad de regresar Roe vs. Wade a nivel federal. Harris presentará esta cuestión como fundamental para garantizar la autonomía y los derechos de las mujeres en todo el país.

Trump ha hecho énfasis en su éxito en la nominación de jueces conservadores que han permitido revertir Roe vs. Wade. Defiende el derecho de los estados a regular el aborto según sus propias leyes.

La respuesta a la pandemia de Covid-19 será otro punto central. Harris ha destacado los logros de la administración Biden en la gestión de la pandemia, incluyendo la distribución masiva de vacunas y las medidas para reforzar el sistema de salud pública, y ha criticado fuertemente la gestión inicial de la pandemia por parte de Trump.

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Donald ha resaltado la Operación Warp Speed como un logro clave de su gestión, que permitió el rápido desarrollo de vacunas. También podría criticar las restricciones impuestas por el gobierno de Biden.

Finalmente, la política exterior será otro campo de batalla crucial. Harris aboga por el fortalecimiento de las alianzas internacionales y el liderazgo global de Estados Unidos, al argumentar que la administración Trump aisló al país y dañó su posición en el mundo. Harris apoya a Israel frente a la guerra contra Hamas y a Ucrania contra Rusia.

Trump ha defendido su enfoque de “EU primero”, al argumentar que su política exterior protegió los intereses de Estados Unidos sin comprometerse en conflictos innecesarios. Ha subrayado su postura firme contra China e Irán. Aunque su admiración por Vladimir Putin no le ayuda.

Estrategias financieras

Hasta la fecha, la campaña de Harris ha invertido aproximadamente 271.5 millones de dólares. Con un saldo de 219.7 millones aún disponibles, la campaña de Harris se encuentra en una posición fuerte para continuar desplegando su estrategia en los últimos meses.

En comparación, la campaña de Trump ha gastado 117 millones de dólares hasta julio, con 151 millones aún en caja. El equipo de Trump ha optado por un gasto más conservador dadas las diferencias del músculo financiero de cada equipo de campaña. Sin embargo, se prevé que posiblemente estén reservando recursos para un impulso agresivo en la recta final de la campaña.

En sus declaraciones previas, Harris ha enfatizado la importancia de utilizar estos recursos de manera efectiva para conectar con los votantes y presentar una visión clara y positiva del futuro de Estados Unidos. Trump ha adoptado un enfoque más agresivo en sus comentarios, al subrayar la necesidad de mantener una estrategia de gasto flexible que le permita adaptarse a los ataques y las oportunidades a medida que surjan.

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Los votantes tendrán una oportunidad única para constatar claramente cómo cada uno maneja la presión y articula sus propuestas. La capacidad de Trump para dominar el escenario y la habilidad de Harris para mantener el control de la narrativa serán factores decisivos para quien gane y para quien pierda el debate presidencial, y de ahí, en cómo se desarrolla el resto de cada una de las campañas.

“El resultado de este debate no sólo va a influir en las encuestas inmediatas que se hagan, pero también podría tener un impacto muy duradero en la percepción pública de ambos”, advierte el politólogo Salas.

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