Durante su estancia en Colombia, el papa Francisco tiene programado un encuentro con jóvenes —un evento obligado durante las giras papales—; sin embargo, la emoción por su visita no es algo generalizado entre la juventud del país.

“Aunque soy creyente y el Papa merece todo mi respeto por ser la máxima figura que representa a la Iglesia católica, yo pienso que ese dinero [que se invirtió para preparar su visita] se podría utilizar para solucionar algún otro de los muchos problemas que tenemos acá”, dice a EL UNIVERSAL Juan Camilo Moreno Martínez, estudiante de 23 años de la Universidad de los Andes.

De acuerdo con su punto de vista, la visita de Francisco, aparte de las multitudes y la expectación que provocará en la sociedad, no va a generar un cambio significativo en la situación actual de su país. Considera que el hecho de ver al Papa en persona ha perdido relevancia en las generaciones colombianas de la actualidad.

En Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena, las ciudades que visitará el Pontífice, se ha invertido en infraestructura y fuertes medidas de seguridad para recibir a miles de personas que asistirán a misas y eventos masivos, algo que no todos ven con buenos ojos.

“No creo que la visita genere un cambio, todo lo contrario, genera repudio y malestar pues se piensa que el dinero invertido puede ser utilizado para resolver otros problemas como en la Guajira, donde los niños mueren de desnutrición por falta de agua y alimentos”, comenta José Luis Niño Alzate, graduado de la Universidad Industrial de Santander, en Bucaramanga.

Él piensa que la visita del Papa es innecesaria ya que no va a aportar nada al proceso de pacificación que vive el país, tras la firma de acuerdos entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). “Algunos consideran el evento como otra farsa del gobierno y de la iglesia”, dice.

Las instituciones católicas se preparan. Un ejemplo es la Universidad Pontificia Javeriana, la cual ha organizado conferencias para explicar la importancia de las religiones en el proceso de paz en el país y suspenderá clases para que sus estudiantes puedan asistir al encuentro de jóvenes con Francisco, el 7 de septiembre en Bogotá.

María Camila Gaviria, de 21 años, es estudiante de la Universidad del Rosario, otra de las instituciones católicas de Colombia que suspenderá labores y envió correos electrónicos a sus alumnos con información para asistir a los eventos del Papa. Ella opina que su país no está a la altura para recibir un evento de tal magnitud que convocará a miles de personas, además, dice no estar “segura si esto provocará un cambio social”.

En tanto, la Conferencia Episcopal de Colombia alista los detalles para el encuentro del Pontífice con los jóvenes, en el que estiman que participarán unos 22 mil estudiantes, quienes debieron pasar un curso de preparación para obtener su boleto.

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