Washington.— Tras meses de especulaciones e insinuaciones, finalmente el exvicepresidente Joe Biden oficializó su precandidatura a la presidencia de Estados Unidos para las elecciones de 2020 con un objetivo claro: luchar por el “alma” de su país y destronar a Donald Trump de la Casa Blanca.

Biden entra en una carrera demócrata extremadamente apretada, con más de 20 precandidatos en la lista, aunque se espera que el exvicepresidente sea el último gran nombre en apuntarse. Lo hace encabezando las encuestas con holgura, con altos índices de popularidad y con el bagaje que le da la experiencia de 36 años de senador y dos mandatos con el exmandatario Barack Obama como legado que va a explotar.

El mensaje del exvicepresidente se centró en una idea: su único rival es Donald Trump y todo lo que éste representa. Que, en su opinión, es la antonomasia de los valores estadounidenses. “Si le damos a Donald Trump ocho años en la Casa Blanca, va a fundamentalmente alterar por siempre el carácter de esta nación, quiénes somos. No puedo quedarme quieto y ver cómo sucede”, asegura Biden en un video de tres minutos y medio difundido por las redes sociales.

Como base de su tesis recuperó los hechos de Charlottesville de hace año y medio. Entonces, una concentración neonazi terminó con un muerto y el presidente Trump se negó a condenar el supremacismo blanco.

“En ese momento supe que la amenaza al país era nunca vista”, reflexionó Biden, quien también publicó un video en español para cortejar al votante latino. Biden, según sus primeras propuestas, apuesta por reconstruir la clase media y unir al país a través de un sistema democrático más justo; además de recuperar el “alma” de la nación.

La figura de Biden presenta muchas dudas en el campo demócrata. Para muchos el legado de Obama y su popularidad no son suficientes en un momento en el que el partido exige un cambio, buscando posturas más progresistas, jóvenes y diversas. El perfil del exvicepresidente (hombre blanco, septuagenario moderado) está en las antípodas de la nueva deriva del Partido Demócrata y los aires renovadores.

Con el mensaje emitido en su presentación, basado en descabezar a Trump con uno de sus momentos más bajos como presidente, Biden no sólo implica una campaña más centrada en las presidenciales que en las primarias, sino que parece buscar más el voto del republicano moderado asqueado del mensaje divisivo del mandatario, en lugar de acercarse a la tendencia progresiva y renovadora de su partido. El resurgimiento de varios escándalos, especialmente su conducta inapropiada con mujeres, lo perseguirán durante toda la carrera.

Trump, quien hace un año dijo que sería un “sueño” enfrentarse a “dormilón Joe” Biden por la Casa Blanca, le dio la “bienvenida” poniendo en duda su “inteligencia” y capacidad de éxito en unas primarias demócratas que auguró “asquerosas” y llenas de “ideas dementes”. “Si consigues [la nominación], nos vemos en la parrilla de salida”, lo invitó el presidente.

A puerta cerrada, Biden es el candidato más temido por el equipo del republicano. En ese sentido, han empezado a reforzar sus estrategias en estados clave que intuyen que podrían perder, como Pennsylvania.

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