Washington.— Al igual que el resto del mundo, la Asamblea General de las Naciones Unidas de este año quiere recuperar la normalidad, aunque sea parcialmente. Desde hoy, la sede de la ONU volverá a acoger su reunión anual de jefes de Estado y de gobierno, y sus discursos al mundo sobre la situación de sus países y las relaciones internacionales y la salud del planeta y el ecosistema geopolítico, en una sesión que recuperará algunos oradores de manera presencial y otros todavía desde la virtualidad desde sus naciones de origen por la pandemia del Covid-19.
El intento de recuperación de la normalidad, tan anhelada por todo el planeta, no solo será formal. Como siempre, gran parte de la expectación estará en el discurso de unos Estados Unidos que llegan con una novedad importante: el estreno de su presidente, Joe Biden, en lo que debería suponer un cambio de talante y el deseo de volver a la multilateralidad y la diplomacia, un giro en infinidad de sentidos con respecto a su antecesor, el disruptivo Donald Trump. “Creo que, en general, podemos esperar una recepción bastante cálida [a Biden] en la ONU, por la simple razón de que no es Donald Trump”, opinaba Richard Gowan, director del programa de Naciones Unidas del International Crisis Group, en una conferencia de prensa telefónica.
En la mesa hay varios asuntos acuciantes: cambio climático, especialmente teniendo en cuenta que en noviembre será la conferencia del Clima de Naciones Unidas en Glasgow, Escocia; la respuesta a la pandemia del coronavirus, incluyendo la distribución de vacunas y la recuperación económica, que contará con una cumbre propia el miércoles; y un elemento aparecido en las últimas semanas: la situación en Afganistán, con la salida caótica de las tropas estadounidenses y el retorno al poder de los talibanes.
Funcionarios de la Casa Blanca explicaron que el núcleo fuerte del discurso de Biden se va a centrar en “la proposición de que estamos cerrando el capítulo de 20 años de guerra, y abriendo un capítulo de diplomacia intensiva uniendo a aliados y socios e instituciones para lidiar con los mayores desafíos de nuestra era”.
Una propuesta que era muy esperada por las potencias tradicionalmente socias de EU en el planeta, pero que se ha visto resquebrajada y sumida en un mar de dudas por dos eventos puntuales: el primero, la caótica salida de Kabul. “El lío en torno a la retirada de Kabul ha planteado algunas preguntas muy difíciles sobre si esta administración está realmente comprometida a trabajar con aliados y realmente a trabajar a través de instituciones multilaterales en una situación de crisis aguda”, apuntaba Gowan.
El otro, todavía más reciente, es la enorme crisis diplomática abierta con Francia a raíz de un desencuentro por la ruptura de un acuerdo militar entre París y Canberra, una “puñalada por la espalda” de la que los franceses culparon a Washington.
Estos últimos traspiés de la administración Biden han puesto en entredicho el liderazgo mundial que EU quieren recuperar, y que tienen en la Asamblea General de la ONU el mejor escaparate para demostrarlo. El salón de plenos del organismo será el escenario del intento de Washington de volver a posicionarse como el país que encabeza el ideario de las Naciones Unidas. Para Gowan, en este sentido, “quizá la pregunta más interesante es qué dirá (Biden) sobre China”, país con el que está en posición de choque por el liderazgo mundial y con el que ya ha tenido varios encontronazos.
Una tensión que tiene al mundo en ascuas, y al secretario general de la ONU, António Guterres, preocupado por una relación “completamente disfuncional” que solo está basada en la “confrontación” y que a su parecer podría llevar a una nueva guerra fría totalmente indeseada.
Según la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, Biden en su discurso dejará claro que “no está buscando una nueva guerra fría con ningún país del mundo”.
Sin embargo, la tensión está latente. El presidente chino, Xi Jinping, no estará en Nueva York para dar su discurso, en parte para “no mostrar que están preocupados por la llegada de Biden [al poder], según el análisis de Gowan. Tampoco estará el líder ruso, Vladimir Putin.
La no presencia de los dos principales rivales no debería hacer que Biden rebajara el nivel de su discurso ni su posicionamiento contundente sobre el regreso de EU a la escena global. “Biden realmente tiene trabajo que hacer para asegurar a otros líderes que él cree la frase de que “el multilateralismo está de vuelta con esta administración”, añadía Gowan, quien ponía como prueba de fuego de esta confianza un evento en concreto: la cumbre sobre Covid y las vacunas del miércoles.
“La cumbre de Covid, organizada por EU, será probablemente el examen más significativo de esta administración en la ONU”, decía el experto del Crisis Group, un encuentro que será virtual y que se ha organizado de último minuto. Washington ve la lucha contra la pandemia y los esfuerzos en vacunación como la gran oportunidad para demostrar su compromiso con volver a ser el líder mundial de la diplomacia y el bienestar planetario. Incluso pidió a la ONU que no hiciera un evento sobre vacunas en paralelo, para tener todo el foco en sus propuestas.
En la cumbre, los países que quieran participar deberán comprometerse a algo concreto en la lucha contra la pandemia, una especie de “derecho de piso” para poder formar parte del grupo mundial que EU se ha propuesto encabezar y que, desde hace tiempo, tiene entre ceja y ceja que de aquí a un año 70% de la población esté vacunada. “EU quiere presentarse como el líder en la lucha contra la pandemia, en contraste con China y otros competidores”, resumía Gowan.
Biden será uno de los que hará su discurso desde el atril principal del salón de la Asamblea General de la ONU. Según datos preliminares de Naciones Unidas, al menos 83 líderes mundiales (sin especificar rango) tenían previsto participar de forma presencial, acompañados de sus (reducidos) séquitos. Había temor de que una presencia masiva de líderes y diplomáticos y demás personajes que siempre colapsaban Nueva York durante la semana de la Asamblea pudiera suponer un riesgo de salud pública en la situación pandémica actual. “Necesitamos su ayuda para prevenir que la Asamblea General de la ONU sea un evento de superpropagación”, pidió la embajadora de EU ante el organismo, Linda Thomas-Greenfield, quien llamó a los países que “consideren” hacer sus discursos virtualmente, a través de videos pregrabados o en vivo.
Una idea compartida por Guterres, aunque el portugués reconoció que la diplomacia consigue mejores resultados cara a cara, y por eso la ONU intentará este camino híbrido entre la presencialidad y la virtualidad. “Espero que con el apoyo de la tecnología seamos capaces de minimizar la dimensión negativa de una Asamblea General que no se realiza con la presencia completa de delegaciones completas de todo el mundo”, dijo, reconociendo que “la presencia de todos aquí, juntos, durante un periodo significativo, es un instrumento muy importante irremplazable”.