El impacto causado en el mundo por el anuncio de que Estados Unidos va a reconocer a Jerusalén como capital de Israel recuerda el estatuto único de esta ciudad, santa para cristianos, judíos y musulmanes , en el centro de uno de los conflictos más largos del planeta .

Jerusalén cobija entre los muros del Casco Viejo varios lugares santos para miles de millones de individuos:

- La explanada de las Mezquitas , llamada Haram al Sharif (el noble santuario) por los árabes y Monte del Templo por los judíos.

Es el tercer lugar santo del islam. Según la tradición musulmana, es el santuario más lejano que el profeta Mahoma haya visitado. El emblemático Domo de la Roca, con su cúpula dorada, se sitúa en el lugar desde donde, según la creencia musulmana, el profeta ascendió a los cielos en ancas de su yegua alada. Se lo llama así por la Mezquita Al Aqsa que se encuentra en el sitio.

También es el sitio más sagrado para los judíos por ser el lugar donde se erigía su templo.

- El Muro de los Lamentos , último vestigio del Segundo Templo judío destruido en el año 70 d.C por los romanes. Es el sitio más sagrado en el que los judíos pueden rezar.

- El Santo Sepulcro , el santuario más importante del cristianismo, construido en el lugar donde, según la tradición, Jesús fue crucificado y sepultado.

Los judíos considera a Jerusalén, que fuera capital del reino de Israel del rey David (Siglo X a.C), como su capital histórica desde hace más de 3.000 años por razones religiosas y políticas. Después de la destrucción del Segundo Templo, el judaísmo evocó siempre un retorno a Jerusalén.

Los palestinos reivindican Jerusalén este como la capital de su futuro Estado. Representan alrededor de un tercio de una población de 882.000 personas (estadísticas israelíes), pero son mayoritarios en Jerusalén Este.

Jerusalén Este, bajo control de Jordania, fue conquistada por Israel en la Guerra de los Seis Días en 1967 y luego anexada. Para Israel la ciudad fue "reunificada". Una ley definió en 1980 Jerusalén como capital "eterna e indivisible" de Israel.

Para israelíes y palestinos, Jerusalén es un mojón nacional y religioso potente. Para los palestinos, la defensa de Jerusalén y la Mezquita de Al Aqsa es un elemento de unidad.

La explanada es fuente casi permanente de tensiones. Por razones históricas está bajo la autoridad de Jordania, pero todos los accesos están bajo control de las fuerzas de seguridad israelíes.

Los judíos tienen derecho a visitarla pero no a orar. Sin embargo, cada tanto, grupos judío desafían la prohibición provocando incidentes.

En el año 2000, la incursión en la explanada del dirigente israelí Ariel Sharon desencadenó la segunda intifada.

En 2017, la instalación de detectores de metales en los accesos a la explanada había provocado dos semanas de violencia.

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