Joven, carismático, enérgico, popular, un gancho con los trabajadores blancos conservadores de Estados Unidos; antiinmigrante, promuro y defensor del uso del ejército estadounidense contra el narco mexicano. Así es James David Vance, el hombre al que ayer designó Donald Trump como su compañero de fórmula.
Lo conocen como el Rey MAGA, porque hoy defiende como nadie no sólo a Trump, sino las políticas que éste impulsa.
No siempre fue así. En 2016, Vance, de 39 años, llamaba al entonces candidato presidencial Trump un “nuevo Hitler”, alguien por quien “nunca votaría”, un político que estaba llevando “a la clase trabajadora blanca a un lugar muy oscuro”.
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Era “duro, pero mesurado”, lo describió en algún momento el analista David Frum. En 2017, Vance incluso se comparó con el expresidente Barack Obama en un artículo publicado en The New York Times, titulado “Barack Obama y yo”. En él, hablaba de sus semejanzas: un padre ausente, criado por los abuelos, prestigioso título de Derecho, fama literaria.
Casado con Usha Chilukuri Vance, litigante, cuyos padres emigraron de India, todo parecía inclinarlo hacia los republicanos moderados, alejados de Trump.
El 2021 y la lucha de Vance por el Senado lo cambiaron todo. Popular gracias a su libro Hillbilly Elegy (Hillbilly: Una elegía rural, en español), publicado en 2016, que apelaba a la clase trabajadora, captó la atención de Trump, quien lo apoyó en su carrera por la senaduría de Ohio.
Con el respaldo a Trump, la moderación se acabó. Vance, licenciado en Ciencias Políticas, calificó de “error” sus dichos sobre Trump y se volvió un aliado fiel. El muro ha sido una de sus causas más importantes, pese a que Ohio no es un estado fronterizo. Pero para Vance, todos los males de Estados Unidos parecen venir del sur de la frontera. “¿Eres racista? ¿Odias a los mexicanos?” se volvió su video de campaña más famoso. En él, alega que lo llamaban racista por defender la construcción del muro para evitar el flujo de drogas y de indocumentados que, dijo, estaban provocando estragos en Ohio.
Vance se unió a los republicanos que afirman que el presidente Joe Biden sigue una política “de fronteras abiertas” para convertir a los indocumentados en “votantes demócratas”, pese a saber que en Estados Unidos sólo votan los ciudadanos.
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También se unió a quienes defienden el uso del ejército estadounidense para combatir al narco mexicano. “Quiero facultar al presidente de Estados Unidos para que utilice el poder del ejército estadounidense para perseguir a estos cárteles de la droga”, alegó en una entrevista con NBC News.
Vance afirma que para él, el tema de las drogas “es personal”. Su madre, enfermera, era adicta y solía robar analgésicos de sus pacientes. Pero a decir del senador, la culpa es del narco mexicano. Y la crisis del fentanilo sólo radicalizó su postura.
Descrito por el presidente Joe Biden como “clon de Trump”, Vance más bien se ha comportado como un político camaleónico que defiende las causas que convienen a sus intereses políticos, criticando un día al vicepresidente Mike Pence por certificar la victoria de Biden, y luego pasando página para no asustar a los electores de Ohio.
Detractor de la ayuda a Ucrania y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), hoy Vance le es fiel a Trump. La pregunta es: si se convierte en vicepresidente, ¿en quién se convertirá?