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Izquierda, dividida en AL

Las violaciones a los derechos humanos en Chile, Colombia y El Salvador sí son prioritarias para los partidos y dirigentes izquierdistas de América Latina y el Caribe

Autoridades vigilan frente al monumento dedicado al héroe nacional Pedro Joaquín Chamorro, en Managua. Foto: Oswaldo Rivas. AFP
06/11/2021 |02:08José Meléndez, corresponsal |
Redacción El Universal
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San José. – Con escasas excepciones, la izquierda de América Latina y el Caribe decidió enmudecer ante las violaciones a los derechos humanos por la represión política en Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero optó por denunciar sin descanso las que ocurren en Colombia, Chile o El Salvador.

Los partidos izquierdistas de América Latina y el Caribe parecieron despojarse de su libre albedrío y aceptaron someterse al control de dos bloques que los atan, mezclan y hermanan: el Foro de Sao Paulo, nacido en 1990 en Brasil, y el Grupo de Puebla, fundado en 2019 en México, para conducirse como un coro homogéneo y complaciente con La Habana, Caracas y Managua y enfrentado a Estados Unidos.

Ante los comicios de mañana en Nicaragua sin presencia opositora y tildados dentro y fuera de ese país como farsa, y las marchas disidentes del 15 de este mes en Cuba para exigir libertad y democracia, las cúpulas de partidos izquierdistas aglutinados en Sao Paulo y Puebla ratificaron su apoyo incondicional con los regímenes de Managua y La Habana y adujeron que son víctimas “del imperialismo” de EU.

El proceso electoral en Nicaragua “sí es legítimo”, alegó el guatemalteco Gregorio Chay, secretario general de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), que unió a las guerrilleras izquierdistas del conflicto bélico en Guatemala de 1960 a 1996 y que integra el Foro.

“Somos respetuosos de los procesos internos de todos los países y rechazamos la intervención foránea. Respetamos el que desarrolla el gobierno de Nicaragua y reconocemos que ese país y su gobierno tienen un acoso, una intervención foránea venida de poderes contrarios a la autodeterminación de los pueblos”, dijo Chay a EL UNIVERSAL, en alusión indirecta a EU.

Al abstenerse de “calificar” las elecciones en Nicaragua y negarse a sumarse “a una campaña” para desconocerlas como ilegítimas, adujo que “la revolución nicaragüense tiene una base popular de respuesta a los intereses nacionales y las mayorías de Nicaragua”.

El diputado costarricense José Villalta, candidato a la presidencia de Costa Rica por el izquierdista y opositor Frente Amplio, también del Foro, eludió responder a las preguntas que este diario le envió desde anteanoche acerca de si considera que las elecciones en Nicaragua son legítimas y si en Cuba se violan los derechos humanos.

En una cita el 24 de octubre anterior en México, el Foro repudió “la marcha anexionista del 15 de noviembre” en suelo cubano, y se solidarizó con el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de Nicaragua, y con Cuba y Venezuela por “las agresiones terroristas” de EU en su contra.

Al eludir los cuestionamientos a Cuba, Nicaragua y Venezuela por la represión, el Foro sí denunció en México “la violencia estatal” en Colombia, exigió “la liberación de los presos políticos” en Chile y señaló el “deterioro” política y social y el retroceso en derechos humanos, militarización y prisioneros de conciencia en El Salvador.
No fue posible obtener una reacción del Foro a consultas de este medio. 

Como representantes de México en el Foro, los oficialistas Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) y Partido del Trabajo (PT) son fieles a Cuba y se plegaron a las declaraciones que emitió a favor del gobierno de Nicaragua.

La prensa oficialista de Cuba y Nicaragua silenció la decisión que la Corte Penal Internacional (CPI) adoptó esta semana de abrir “investigación formal” por presuntos crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela por autoridades civiles, militares y partidarios del gobierno en las protestas y la represión desde 2017. Venezuela es el primer de América Latina sometido a indagatoria de la CPI.

Distanciamiento

Pese al libreto del Foro y del Grupo, el ex presidente uruguayo José Mujica y la escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska rompieron esquemas y emergieron como las principales excepciones en la izquierda regional ante casos como Nicaragua. Siendo parte del Grupo, Mujica también se distanció del régimen venezolano.

En una declaración de julio de este año con más de 140 intelectuales y dirigentes izquierdistas de América, Mujica y Poniatowska repudiaron al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, y exigieron cesar la represión contra los opositores y liberar a los presos políticos.

Ortega es “capaz de reprimir sin piedad a su pueblo, junto con el cual no supo, no quiso o no pudo construir calidad de vida ni una institucionalidad democrática, transparente, que le permitiera realizar, en libertad, pacíficamente, su destino”, denunciaron los firmantes del documento, del que este diario tiene copia.

“Es difícil saber si Daniel Ortega se enfermó por el poder, está enfermo por mantener el poder o ambas cosas”, advirtieron.

En una jornada en las urnas contra cinco partidos minúsculos que casi ni aparecen en las encuestas, el FSLN postuló Ortega a la presidencia y a Murillo a la vicepresidencia y, en medio del repudio interno y externo tras encarcelar desde junio anterior a los líderes de la real oposición interna, se aseguró el triunfo.

La pareja, en el poder desde 2007, obtendrá mañana una segura victoria para gobernar al menos hasta 2027, completar cuatro quinquenios consecutivos e iniciar la quinta gestión de Ortega en enero de 2022, ya que fue mandatario de 1985 a 1990.

A diferencia de Mujica y Poniatowska, el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), salió ayer en defensa de Ortega y de Murillo y alegó que “hay fortalezas en la dirección sandinista y en el pueblo nicaragüense que han demostrado, no solo la resistencia, sino también la convicción de tener sobre sus hombros una obra grande”.

“En abril de 2018 el país tuvo que enfrentar y abortar un golpe de Estado contra el sandinismo”, publicó Granma, sin referirse a la represión que se desató desde hace más de 42 meses en Nicaragua con el estallido de multitudinarias protestas antigubernamentales y que dejó más de 300 muertos y centenares de heridos y presos.

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