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Israel y Palestina, soluciones para una hecatombe

La comunidad internacional puede ayudar en paz duradera con gran acuerdo mundial, que requiere escuchar a las partes y países interesados

Residentes y rescatistas comprueban los daños de una casa tras una incursión israelí en Jenin, en Cisjordania ocupada. Foto: Zain Jaafar | AFP
30/11/2023 |04:13Horacio Saavedra |

El conflicto armado en Israel y Palestina tiene ya dimensiones de hecatombe. Los enfrentamientos bélicos, las miles de muertes y la crisis humanitaria son tan graves que la comunidad internacional debe tomar medidas mayores. Urge detener el derramamiento de sangre entre hermanos.

El 7 de octubre sacudió al mundo. Después de que la organización Hamas lanzara un ataque terrorista a gran escala contra Israel, el gobierno israelí respondió con cohetes, bombardeos aéreos y un bloqueo completo de la Franja de Gaza. Resultaron miles de palestinos afectados, sin alimentos, medicinas, electricidad, ni rutas de escape.

La palabra hecatombe tiene por lo menos dos significados y el primero aplica a Gaza. Es una catástrofe con un gran número de víctimas. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha afirmado el 29 de noviembre que en las pocas semanas de guerra ha habido más de 14 mil muertos, en su mayoría mujeres y niños palestinos. Hay un millón de civiles que buscan protección bajo la bandera de la ONU y decenas de miles de heridos.

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Hecatombe también se refiere al sacrificio que hacían los antiguos a sus dioses. ¿Por qué Hamas ataca a Israel con violencia y no opta por medios políticos para obtener sus demandas? ¿Por qué el gobierno israelí abusa de su derecho de autodefensa y afecta población civil palestina?

Ninguno de los bandos está dispuesto a ceder territorio, pero lo que sí podrían dar al otro es respeto, sería un buen comienzo. Como dijo un viejo de 76 años: si no encontramos una solución, vamos a vivir un ciclo permanente de violencia, de generación a generación, de funeral a funeral.

La Sociedad de Naciones, la madre de la ONU, inició una labor en las exprovincias turcas que no se ha terminado. El Tratado de Versalles (1919) quizá tuvo buenas intenciones, pero no dejó satisfechos a palestinos ni a israelíes, y mucho menos a turcos: “Ciertas comunidades anteriormente pertenecientes al Imperio Turco han alcanzado un estado de desarrollo en el que su existencia como naciones independientes puede ser reconocida provisionalmente, sujeta a indicaciones administrativas y auxilio, por un mandatario, hasta que puedan subsistir solas” (Artículo 22).

Después, la ONU propuso dividir al mandato de Palestina en dos Estados, uno árabe palestino y otro judío (resolución 181 (II), de 1947). Esta propuesta no pudo materializarse. Lo que hay ahora es un país fraccionado, con población israelí y palestina, cada una de más de 7 millones y controlado máxime por el gobierno de Israel. El caso de Gaza es el más extremo, según el académico John Mearsheimer es un apartheid, una segregración organizada.

Esta región requiere de nuevo de intervención internacional y Estados Unidos es el que concentra las miradas. La opinión pública occidental, en EU, pero sobre todo en la Unión Europea y Reino Unido ha presionado a sus gobiernos y al israelí para conseguir la paz. Se ha logrado un cese al fuego temporal al final de noviembre. Esto ha permitido el intercambio de rehenes, acceso a ayuda humanitaria y honrar a los muertos.

El problema siguiente es el permanente, crear dos Estados independientes o un soberano israelí que otorgue todos los derechos a los ciudadanos palestinos, incluyendo los políticos. La hecatombe puede mitigarse con el restablecimiento del derecho internacional humanitario, mas hay que pensar en una paz duradera. Si bien Gaza fue la primera calamidad, Cisjordania y la frontera con Líbano son los siguientes caldos de cultivo para otra guerra.

Hay demasiadas naciones, actores políticos e intereses involucrados. Los vecinos opinan: Líbano, Egipto, Siria, Jordania, Arabia Saudita y Turquía. Hay implicaciones geopolíticas y culturales con Irán, Irak, Jordania y Yemen.

Hamas y el gobierno de Israel reciben lo bueno y lo malo del exterior. Mientras pueden acceder a apoyo humanitario y para el desarrollo, por otro lado, recogen financiamiento para la guerra, armas, entrenamiento bélico y presiones políticas acompañadas de dogmas ideológicos o religiosos.

El gobierno de Israel mantiene sus tres prioridades: destruir a Hamas, rescatar a los rehenes y anular a Gaza como amenaza a su seguridad. La comunidad mundial lamenta que la prioridad no sea proteger a la población civil.

En esta zona, uno de los mediadores naturales es Francia y la Unión Europea, además de Reino Unido. De nuevo, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU podrían replantear el futuro. EU tendrá que negociar con sus aliados, con China y con Rusia, como ya lo hizo en otros momentos de la historia.

La ocasión precisa un gran acuerdo mundial, una versión actualizada San Francisco o el Congreso de Viena. Se requiere escuchar a las partes, países interesados, Sistema de la ONU, potencias mundiales y establecer un nuevo régimen legal y democrático en Israel y Palestina. Sería una tragedia que en pleno siglo XXI no se puedan solucionar disputas territoriales, políticas y brindar un espacio de derechos humanos y desarrollo a largo plazo. Autor internacional y diplomático

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