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Bruselas.— La respuesta del régimen del primer ministro Benjamin Netanyahu al sanguinario ataque terrorista de Hamas que ha sumido a la Franja de Gaza en una crisis humanitaria sin precedentes, está teniendo un alto costo para Israel.
Desde el estallido de la guerra miles de civiles en el norte y sur de Israel han vivido con niveles crecientes de violencia e incertidumbre, de acuerdo con el Comité Internacional de la Cruz Roja.
“Decenas de miles de personas han tenido que abandonar sus hogares y aún no pueden regresar de forma segura. Estamos profundamente preocupados por la escalada de violencia en esta zona y el impacto que esto tendrá en los civiles”, alertó la organización en febrero.
Inmediatamente después de la masacre perpetrada por Hamas, el 7 de octubre, entre 200 mil y 250 mil personas fueron evacuadas de sus hogares en el norte y el sur de Israel, a lo largo de las fronteras con el Líbano y Gaza. Entre ellas, unas 30 mil personas de las comunidades fronterizas de Gaza que enfrentaron en carne propia el terror de Hamas.
UN Watch reporta que más de 126 mil israelíes seguían desplazados internamente a finales de enero debido a los constantes bombardeos indiscriminados desde Gaza y el sur de Líbano por parte de los fundamentalistas de Hamas y Hezbolá. La organización con sede en Ginebra considera que la situación de los desplazados ha pasado desapercibida en los foros de Naciones Unidas debido a la “desproporcionada atención” que ha tenido la operación de Israel en territorio palestino.
La ofensiva armada además está teniendo elevadas consecuencias económicas. El International Institute for Strategic Studies (IISS) con sede en Londres, sostiene que la operación israelí en la Franja de Gaza amenazan las perspectivas de crecimiento de Israel.
El Banco de Israel estimó en noviembre que la guerra costaría unos 53 mil millones de dólares hasta 2025, basándose en previsiones de aumento del gasto en defensa y los impactos en la recaudación fiscal.
El IISS considera que la estimación oficial se queda corta debido a que no tomó en consideración el tiempo de duración, la intensidad de las operaciones y otras variantes, como el costo del personal, las fluctuaciones de los precios de los materiales bélicos y la reconstrucción.
Por ejemplo, la convocatoria de 360 mil reservistas, la mayor desde la guerra de Yom Kipur de 1973, está ejerciendo enorme presión sobre las finanzas públicas israelíes. La estimación oficial durante la primera fase de operaciones fue de 41 millones de dólares por día. Los costos de mantener el personal en activo habrían alcanzado 4 mil 200 millones de dólares hasta enero, según el estudio realizado por Matthias Dietrich, investigador del Programa de Defensa y Análisis Militar del IISS.
Entre 200 mil y 250 mil reservistas continuaban en activo en enero, alejados de sus empleos y estudios. Alrededor de 14% de las personas movilizadas trabajan en la industria tecnológica, responsable de 20% del PIB, 50% de las exportaciones y 30% de los ingresos fiscales.
“La estimación del costo total de los combates es inexacta dado que hay pocos indicios sobre cuándo disminuirán. Lo que está claro es que Israel y la región en general se dirigen a tiempos financieros más difíciles como resultado del conflicto”, indica la publicación.
De acuerdo con la firma Oxford Economics, la economía de Israel se contrajo 3.5% durante el cuarto trimestre del año pasado como resultado del enfriamiento de la inversión, la caída del consumo privado y el drástico aumento del gasto gubernamental por la guerra contra Hamas. En consecuencia, el PIB habría crecido en 2023 en 1.7%, en comparación con 6.5% registrado en 2022. El séquel, la divisa israelí, ganó 2% frente al dólar en febrero, respaldada por el buen desempeño de las acciones estadounidenses. “Sin embargo, las perspectivas para el séquel siguen siendo inciertas, ya que el débil crecimiento, los conflictos regionales, la flexibilización monetaria y la interrupción del transporte marítimo en el Mar Rojo representan una mezcla de riesgos”, alerta la firma británica.
Alerta de viajero
Uno de los sectores económicos que más sufre es el turismo, una industria que florece particularmente durante el Ramadán musulmán, la Pascua cristiana y la Pascua judía.
Antes del estallido de la guerra en Gaza, la industria del turismo representaba 2.8% del PIB y alrededor de 6% del empleo total, unos 230 mil puestos de trabajo, si se combinan los empleos directos e indirectos.
El sector colapsó desde que el gobierno israelí declaró el estado de emergencia en todo el país, una medida que implica que todas las fronteras internacionales, aéreas y terrestres pueden cerrarse en poco tiempo y la situación tiene el potencial de deteriorarse rápidamente y sin previo aviso. Desde París hasta Washington la recomendación es no viajar a Israel debido al terrorismo, la inestabilidad social y el impredecible clima de seguridad. El Ministerio de Exteriores de Francia pide “a los franceses que planeen una estancia en Israel o Jerusalén que no vayan, a menos que exista razón imperiosa”.
El consejo incluye Jerusalén, destino de peregrinos del mundo durante la Semana Santa. El gobierno francés alerta que el casco viejo y barrios aledaños son epicentros de tensión en donde los incidentes son recurrentes, los despliegues policiacos pueden ser significativos y la restricción de la movilidad es probable.
La Agencia de Estadísticas de Israel reportó 67 mil llegadas con visado de turista en febrero pasado, mientras que en septiembre contabilizó 304 mil.
Al costo humanitario y económico se añade el diplomático. Sudáfrica presentó una denuncia contra Israel ante la Corte Penal Internacional (CPI) por genocidio, mientras que Chile y México solicitaron al tribunal investigar posibles crímenes de guerra cometidos en Gaza.
El devastador saldo de las hostilidades además está generando voces de inconformidad en los aliados más incondicionales, como Alemania, Holanda y Estados Unidos.
El conflicto además está exhibiendo la creciente tensión entre la fragmentada sociedad israelita. La versión desclasificada del informe anual sobre las principales amenazas identificadas por los servicios de inteligencia de EU, advierte que el liderazgo de Netanyahu y de su coalición de gobierno de extrema derecho podría estar en peligro.
Igual de elevado es el riesgo de una escalada que desemboque en un conflicto interestatal directo. “Israel enfrentará una creciente presión internacional debido a la grave situación humanitaria en la Franja de Gaza, y los ataques respaldados por Irán pondrán en peligro la estabilidad en el Líbano, Irak, el Golfo y el Mar Rojo”, señala el reporte.
Hasta el 18 de marzo, la Agencia de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) había documentado en Gaza más 31 mil muertos.
El conflicto está desgastando a las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), afirma Didier Leroy, investigador del Centre for Security and Defence Studies y Chloé Berger del National Defence College of the United Arab Emirates, en una colaboración publicada por el Real Instituto Superior de Defensa (IRSD), el organismo de referencia del Ministerio de Defensa de Bélgica. Hasta ahora los resultados son ambivalentes. Hasta el 2 de marzo, unos 9 mil militantes de Hamas habían sido liquidados, 30 mil armas confiscadas y la mitad de los batallones desmantelados. Israel ha sufrido bajas sustanciales, 246 soldados muertos y 3 mil 30 heridos.
De acuerdo con los estudiosos, “las FDI ya no pueden reclamar una imagen de invencibilidad basada en la superioridad de sus capacidades militares, tecnológicas y de inteligencia, y que habían disfrutado durante décadas ante sus adversarios árabes”.
La operación en Gaza ha puesto en tela de juicio el principio que había caracterizado a Israel ante un conflicto armado: el de adjudicarse victorias rápidas y decisivas. La incursión armada también ha sacado a relucir la gran dependencia de Israel del armamento de EU y del apoyo político y financiero de sus aliados. “Si bien todavía es demasiado pronto para predecir con certeza la evolución de la dinámica del conflicto actual en Gaza, así como sus ramificaciones regionales, es innegable que esta última guerra con Hamas moldeará profundamente la trayectoria futura de Israel”, afirman los expertos.
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