Estocolmo. Israel se clasificó el jueves para la final de Eurovisión del fin de semana después de que miles de manifestantes con banderas propalestinas protestaran en la ciudad sueca de Malmö contra su participación en el concurso en medio de la guerra de Gaza.
Esta tensión no repercutió en la gala de la segunda semifinal, en la que la cantante Eden Golan pudo interpretar sin incidentes su tema "Hurricane" ante los nueve mil espectadores del Malmö Arena.
La joven israelí, que había recibido amenazas en redes, obtuvo el pase a la final del sábado, en las que Croacia, Suiza y Ucrania parten como favoritas con originales propuestas artísticas.
Antes de su actuación, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, le deseó suerte y afirmó que ya "había ganado" tras soportar las protestas, que calificó de "horrible ola de antisemitismo".
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La protesta contra su actuación había reunido horas antes a entre 10 mil y 12 mil personas, según la policía.
Sus participantes enarbolaron banderas palestinas y pancartas que criticaban a la Unión Europea de Radiodifusión (UER), que organiza el certamen.
"La UER legitima el genocidio", "No se puede lavar de rosa el colonialismo", proclamaban algunas de ellas, en una jornada que puso tensión a esta gran fiesta del kitsch y de la música pop en la que compiten artistas de 26 países.
"Soy una fanática de Eurovisión pero lo boicoteo, aunque me parta el corazón", explica a AFP Hilda, una sueca de 30 años con los cabellos teñidos de rosa.
"No puedo divertirme sabiendo que Israel participa, cuando tantos niños mueren [en Gaza]. Pienso que es algo injusto", agregó.
"No es justo. En mi opinión, si pueden sacar a Rusia fuera, ¿por qué no pueden hacerlo con Israel?", se preguntó Marwo Mustafa, una joven manifestante veinteañera.
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Eurovisión: piden a participantes ser neutrales, protestas eclipsan concurso
En 2022, la UER le cerró las puertas a Rusia, debido a la invasión de Ucrania.
Un centenar de personas se congregó en otro barrio de la ciudad para celebrar la participación israelí, bajo fuerte protección policial.
En el recinto Malmö Arena, las luces de neón, los trajes brillantes y los ritmos animados contrastaban con el ir y venir de policías armados que patrullan entre los decorados multicolores.
Por toda la ciudad, pompones y banderines de colores llamativos coexisten con las banderas palestinas colgadas de ventanas y balcones.
Dentro del Malmö Arena, la organización prohibió, como de costumbre, cualquier bandera que no sea de los países participantes y los carteles con mensajes políticos.
La UER había prohibido el año pasado, para respetar la neutralidad del concurso, que tomase la palabra el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, cuyo país enfrenta una invasión rusa.
Esta neutralidad fue desafiada en la primera semifinal del martes por el cantante sueco Éric Saade, que lució en el brazo una kefia, un pañuelo habitualmente usado en apoyo de la causa palestina.
La UER y la radiotelevisión pública sueca SVT lamentaron el gesto e insistieron en que este popular evento, más asociado a actuaciones burlescas o llamativas, es apolítico.
Para los fans del concurso -que se estima atraerá a hasta 100 mil habitantes a Malmö- "lo importante es lo que hay en el escenario, (...), no la política", asegura el profesor de historia de las ideas Andreas Önnerfors, especialista de Eurovisión.
Con casi 70 años, Eurovisión es "una muestra de tolerancia europea que no se encuentra bajo otras formas ni en otros lugares", señala.
Este año, la guerra en Gaza eclipsó el conflicto en Ucrania, que se prolonga desde febrero de 2022.
"Tiene que haber manifestaciones, la gente debe expresar sus opiniones, debe boicotear", asegura a AFP Magnus Børmark, candidato de Noruega con su grupo Gåte que, al igual que otros ocho participantes, pidió un alto el fuego duradero en Gaza.
En la comunidad judía, algunos prevén abandonar la ciudad el fin de semana.
"Con Eurovisión, hay una especie de intensificación. La sensación de inseguridad aumentó después del 7 de octubre", cuando un letal ataque de milicianos de Hamas en Israel desencadenó la guerra, "y muchos judíos están preocupados", explica uno de sus portavoces, Fredrik Sieradzki.
Según él, las manifestaciones propalestinas no han dado lugar a llamamientos dirigidos directamente contra los judíos de la ciudad. No obstante, se reforzó la seguridad en torno a la sinagoga.
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