Tel Aviv.— El ejército israelí lanzó una campaña de bombardeos “significativos” en la Franja de Gaza, que afirmó partió en dos, mientras Hamas denunciaba ataques cerca de varios hospitales y se reportaba un corte total de las líneas telefónicas y de internet.
Todo, el mismo día que el secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, se encontraba en la región y se reunía con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, quien denunció “el genocidio y la destrucción sufridos” que padecen los palestinos, además de mostrarse dispuesto a “asumir responsabilidades” en Gaza en el marco de una “solución política integral.
“Estamos atacando ampliamente sobre Gaza, hay un ataque extenso contra infraestructura terrorista, terrestre y subterránea”, declaró el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, quien destacó que sus tropas ya “llegaron a la costa y están manteniendo” esta posición en el área central de la Franja, lo que hace que la fragmentación entre norte y sur del territorio se acentúe cada vez más: “Hoy existe el norte de Gaza y el sur de Gaza”, remarcó Hagari, que aseguró que el ejército se compromete a continuar permitiendo que los civiles abandonen el norte de Gaza y se dirijan al sur.
Poco antes, la compañía de telecomunicaciones palestina Paltec informó de un corte total de las líneas telefónicas y de internet, lo que dejó casi incomunicado el enclave por tercera vez desde el inicio de la guerra.
El ejército israelí dijo que ha atacado ya “a más de mil 600 objetivos” en el enclave.
Según Hamas, al menos 9 mil 770 personas, la mitad de ellas mujeres y niños, han muerto en Gaza por los bombardeos aéreos y artilleros de Israel, iniciados tras el sangriento ataque que el movimiento islamista palestino llevó a cabo en territorio israelí el pasado 7 de octubre. Según las autoridades israelíes, ese asalto cobró la vida de mil 400 personas, sobre todo civiles. Hamas denuncio bombardeos en las inmediaciones del hospital Al Shifa. Israel acusa a Hamas de usar las clínicas en el marco del conflicto.
Los ánimos se caldearon todavía más con las declaraciones del ministro de Patrimonio israelí, Amichai Eliyahu, quien al ser cuestionado en el programa Radio Kol Berama sobre si se debería lanzar una bomba atómica en Gaza, contestó: “Esa es una de las posibilidades. En una guerra, se tiene que pagar un precio. ¿Por qué las vidas de los rehenes (..) son más importantes que las de nuestros soldados?”.
Sus declaraciones, que indignaron no sólo a palestinos, sino a la Liga Árabe, Emiratos Árabes Unidos y Venezuela, fueron desestimadas de inmediato por el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Su oficina aseguró que los dichos del ministro están “desconectados de la realidad” y lo suspendió “hasta nueva orden”.
El secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, inició el viernes pasado una nueva gira por la región y ayer llegó a Bagdad tras visitar Ramalá, en Cisjordania ocupada, y Chipre. En Ramalá se reunió con Abbas, quien dijo no tener “palabras para describir el genocidio y la destrucción sufridos por nuestro pueblo palestino en Gaza a manos de la maquinaria de guerra de Israel”.
Abogó por una “solución política global para Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza” y dijo: “Asumiremos nuestras responsabilidades [en la Franja]” en el marco de esa solución. Blinken planteó el martes esta idea ante el Congreso de Estados Unidos, afirmando que “lo que tendría más sentido sería que una Autoridad Palestina eficaz y revitalizada tuviera la gobernanza y, en última instancia, la responsabilidad de la seguridad de Gaza”.
Ya en Bagdad, Blinken llamó a la implementación de “pausas humanitarias” en Gaza, considerando que eso “podría crear una atmósfera en la que podamos hacer lo máximo para las personas que desesperadamente necesitan la ayuda”, dijo Blinken, quien criticó “los ataques y amenazas de las milicias alineadas con Irán” contra bases estadounidenses en Irak y Siria.
Ayer domingo también hubo protestas contra los bombardeos en Gaza. En Turquía, una manifestación de cientos de personas derivó en violentos choques cuando algunos grupos trataron de forzar la entrada a la base militar estadounidense en Incirlik. La policía dispersó a la multitud, que coreaba “Abajo Israel. EU colaboracionista”.