RAFAH, Franja de Gaza. — Israel señaló este domingo que persisten “brechas significativas” tras las conversaciones del domingo con Estados Unidos, Qatar y Egipto para un cese del fuego, pero las consideró constructivas y señaló que continuarán la próxima semana, un indicio tentativo de avances rumbo a un posible acuerdo en el que el gobierno israelí podría suspender sus operaciones militares contra Hamas a cambio de la liberación de los rehenes restantes.
Estados Unidos anunció la muerte de sus primeros elementos militares en la región desde que la guerra comenzó, y culpó a milicianos respaldados por Irán por el ataque con drones en Jordania en el que murieron tres soldados estadounidenses, en medio de temores de que el conflicto se expanda.
La oficina del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu emitió un comunicado relacionado con las negociaciones, en el que no detalló cuáles eran esas “brechas significativas”. Las otras partes no hicieron comentarios por el momento.
La guerra ha cobrado la vida de más de 26 mil palestinos, según autoridades locales de salud; ha destruido enormes extensiones de Gaza y ha obligado a desplazarse a casi el 85% de la población del territorio. Israel dice que su ofensiva aérea y terrestre ha dejado a más de 9 mil combatientes muertos, sin proporcionar evidencia de ello. El ataque de Hamás del 7 de octubre en el sur de Israel dejó unos 1 mil 200 muertos, en su mayoría civiles, y los milicianos tomaron como rehenes a unas 250 personas.
Ante la profunda crisis humanitaria que enfrentan los 2,3 millones de habitantes de Gaza, el secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamado a Estados Unidos y a otros países para que reanuden su financiamiento al Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA, por sus siglas en inglés) —la principal agencia que proporciona asistencia al asediado territorio—, después de que Israel acusó a una docena de empleados de la misma de participar en el atentado de Hamás que desencadenó el conflicto.
Juliette Touma, directora de comunicaciones, advirtió que, si no se reanuda el financiamiento, el UNRWA se vería obligado a poner fin a su apoyo a Gaza para finales de febrero.
La reunión de inteligencia del domingo incluyó al director de la CIA, Bill Burns; al director de la agencia de inteligencia israelí Mossad, David Barnea; al primer ministro qatarí Mohamed bin Abdulrahman Al Thani, y al jefe de servicios de inteligencia de Egipto, Abás Kamel.
Previo a la reunión, dos altos funcionarios de Washington dijeron que negociadores estadounidenses estaban logrando avances sobre un posible acuerdo que se desarrollaría en dos fases, empezando por un periodo de 30 días en el que Hamas liberaría a las mujeres, ancianos y heridos que aún tiene retenidos. También establecería que Israel permita el ingreso de más ayuda humanitaria a Gaza. Los funcionarios hablaron a condición de guardar el anonimato para poder comentar sobre las negociaciones en curso.
Más de 100 rehenes, en su mayoría mujeres y niños, fueron liberados en noviembre a cambio de un cese del fuego de una semana y de la liberación de 240 palestinos encarcelados por Israel.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo el domingo a soldados que “en estos días estamos efectuando un proceso de negociación para la liberación de los rehenes”, pero se comprometió a que, mientras los rehenes sigan en Gaza, “intensificaremos la presión (militar) y continuaremos con nuestro empeño... ya está sucediendo en este momento”.
Al menos 17 palestinos murieron en dos ataques aéreos israelíes que alcanzaron edificios de apartamentos en el centro de Gaza, según un periodista de The Associated Press que vio los cuerpos en un hospital local. Uno de los bombardeos impactó un edificio en Zawaida, donde 13 personas fallecieron, y el otro un bloque residencial del campamento de refugiados de Nuseirat, cobrando cuatro vidas.
Además, otros 10 palestinos fallecieron el domingo en un ataque contra un edificio residencial en el campamento de refugiados Shati en la Ciudad de Gaza, dijo el doctor Moataz Harara del hospital Shifa, a donde fueron llevados los cuerpos.
Las fuerzas armadas israelíes informaron que libraban combates con Hamas en vecindarios de la ciudad de Jan Yunis, la segunda más grande de Gaza, ubicada en el sur del territorio.
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Los tres decesos que anunció el presidente Joe Biden fueron las primeras muertes de estadounidenses luego de varios meses de ataques contra fuerzas militares de Estados Unidos a manos de milicias respaldadas por Irán en Oriente Medio durante la guerra en Gaza. El Mando Central señaló que otros 25 elementos resultaron heridos.
Funcionarios estadounidenses trabajaban para identificar fehacientemente al grupo responsable del ataque, pero estimaban que uno de varios grupos respaldados por Irán fue el responsable. La televisora estatal de Jordania reprodujo declaraciones de un vocero del gobierno, el cual aseguró que el ataque ocurrió al otro lado de la frontera con Siria. Funcionarios estadounidenses insistieron en que se efectuó en Jordania, en donde Washington ha tenido soldados emplazados desde hace tiempo.
Estados Unidos ha lanzado ataques en los últimos meses contra blancos en Irak, Siria y Yemen en respuesta a los atentados contra fuerzas estadounidenses y para disuadir a rebeldes hutíes en Yemen de seguir amenazando a la navegación comercial en el mar Rojo.
La guerra en Gaza ha desatado inquietudes de que se produzca un conflicto regional. Estados Unidos, el aliado más cercano de Israel, ha pedido cada vez con mayor frecuencia que el gobierno israelí modere su actuar en Gaza y permita el ingreso de más asistencia humanitaria al territorio, al tiempo que brinda apoyo a la ofensiva.
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En la ONU, Guterres dijo en un comunicado que “los despreciables actos” de los empleados del UNRWA acusados de participar en el ataque del 7 de octubre “deben tener consecuencias”, pero añadió que la agencia no debería ser penalizada con la retención de fondos y que “las necesidades extremas de las poblaciones desesperadas a las que sirven deben cubrirse”.
Estados Unidos, el principal donante de la agencia, suspendió el financiamiento durante el fin de semana, y le siguieron otros ocho países, entre ellos el Reino Unido y Alemania. En conjunto proporcionaron casi el 60% del presupuesto del UNRWA en 2022.
Guterres señaló que, de los 12 empleados acusados de participar en el ataque, nueve fueron despedidos de inmediato, de otro se confirmó que había muerto, y aún se intenta identificar a otros dos. Señaló que a todos se les exigirán cuentas, lo que incluye procesos penales.
La UNRWA ofrece servicios básicos para familias palestinas que huyeron o fueron expulsadas de lo que ahora es Israel durante la guerra de 1948 en torno a la creación del país. Los refugiados y sus descendientes conforman la mayor parte de la población de Gaza.
Desde que la guerra comenzó, la mayoría de los 2,3 millones de habitantes del territorio dependen de los programas de la agencia para su “mera supervivencia”, lo que incluye alimentos y refugios, según el comisionado general del UNRWA, Philippe Lazzarini.
Una cuarta parte de la población de Gaza pasa hambre mientras los combates y las restricciones de Israel obstaculizan la entrega de ayuda, la cual ha estado muy por debajo del promedio diario de 500 camiones que ingresaban antes de la guerra.
En la última semana, familiares y simpatizantes de los rehenes han bloqueado el ingreso de camiones de asistencia en el cruce Kerem Shalom. Decenas de manifestantes realizaron un nuevo bloqueo el domingo, coreando: “No entrará ayuda hasta que regresen los últimos rehenes”.
Posteriormente las fuerzas armadas declararon el área alrededor del cruce como una zona militar cerrada, con lo que quedarían prohibidas las manifestaciones en el lugar.
Mientras se debate el futuro de Gaza, miles de personas, incluidos legisladores derechistas de la coalición gobernante de Netanyahu, se reunieron en Jerusalén para pedir la reanudación de los asentamientos judíos en el territorio. Los colonos judíos fueron evacuados de Gaza en 2005, lo que puso fin a una ocupación de 38 años como parte de un retiro unilateral de soldados que causó profundas divisiones en Israel.
Multitudes coreaban “muerte a los terroristas” mientras el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, subió al escenario y declaró que ya es “hora de alentar la inmigración” de los palestinos desde Gaza.
La comunidad internacional —incluido Estados Unidos— ha dicho que se opondrá a cualquier intento de expulsar a los palestinos de Gaza. Además, una mayoría abrumadora de los países considera que los asentamientos en territorios ocupados son ilegales.
Netanyahu ha dicho que esos puntos de vista no reflejan las políticas oficiales y que él no tiene planes para volver a ocupar Gaza, pero ha dado a conocer pocos detalles sobre una visión de posguerra para el territorio.
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