Apenas el mes pasado, las autoridades de Islandia declararon estado de emergencia después de varios sismos en la península de Reykjanes, suroeste del país, que hacían temer una erupción volcánica en la región.
La medida no fue para menos y el temor se volvió realidad, pues este lunes hizo erupción un volcán en la citada península islandesa, justo después de una serie de sismos que hubo en la zona.
Luego de que en noviembre se registrara una intensa actividad sísmica, con miles de pequeños temblores en Reykjanes, Islandia había estado en alerta por una posible erupción volcánica.
Por esa razón, los habitantes de Grindavik, ciudad a unos 40 kilómetros al suroeste de la capital Reikiavik, y que cuenta con aproximadamente 4 mil personas, fueron evacuados el 11 de noviembre.
En esa ocasión los servicios meteorológicos islandeses habían declarado que una erupción se produciría probablemente "en varios días, en lugar de en pocas horas".
Lo anterior después de observar que se había acumulado magma bajo la superficie de la Tierra, a una profundidad de unos cinco kilómetros.
Sin embargo, notaron que la actividad sísmica se acercaba a la superficie y que el magma comenzaba a subir hacia la corteza terrestre entre Sundhnjukagigar y Grindavik, sugiriendo que podría haber una erupción antes de lo previsto, por lo que evacuaron la ciudad de Grindavik.
Fue justo el desplazamiento del magma lo que causó los cientos de sismos en esa zona, previo a la erupción volcánica del lunes.
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Islandia tiene 33 sistemas volcánicos activos, el mayor número de Europa y antes de la reciente erupción, tres habían ocurrido cerca de Fagradalsfjall: en marzo de 2021, agosto de 2022 y julio de 2023. Todas tuvieron lugar lejos de cualquier infraestructura o zona poblada.
Fue el lunes por la noche, cuando el cielo en la península de Reykjanes se tiñó de color naranja con una erupción volcánica que comenzó por la noche y de acuerdo con la Oficina Meteorológica de Islandia pudo haberse producido a unos 3 kilómetros de Grindavík.
Parte del cielo islandés se iluminó y por los aires volaron algunas rocas semifundidas en una espectacular demostración del poder de la tierra en una región conocida por el fuego y el hielo.
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Aunque el volcán sigue en erupción este martes en el sur de la capital islandesa, la actividad y potencia parecen estar disminuyendo, según informaron las autoridades; sin embargo, pidieron a la población mantenerse alejada de la zona.
Magnus Tumi Gudmundsson, científico que sobrevoló el lugar el martes por la mañana en un vuelo de investigación de la guardia costera, dijo a la televisora islandesa RUV que estimaba que ya se había vertido tanta lava como en toda la erupción registrada este verano durante un mes.
Agregó que se esperaba que el fenómeno siguiera remitiendo en intensidad, aunque los científicos no sabían cuánto podría durar. “Podría terminar en una semana o podría tomar bastante más”, explicó.
Según algunos expertos en vulcanología extranjeros se trata de una erupción "fisural", por lo que no consideran riesgos para la población de la isla, pero advierten de un posible deterioro de la calidad del aire en varios kilómetros a la redonda como consecuencia de las emisiones de dióxido de azufre.
Meses atrás, también en este año, tres fisuras aparecieron al noreste de la base de Litli-Hrútur, una pequeña montaña ubicada en la península de Reykjanes, y comenzaron a arrojar lava fundida y una columna de gases.
De esas fisuras que se convirtieron en un gran cráter con mucha lava surgió lo que algunos describieron como "el volcán bebé más nuevo de la Tierra". Con información de AFP y AP
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mcc