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Dublín.- Tras los referéndums sobre el matrimonio gay en 2015 y el aborto en 2018, Irlanda sigue dando pasos para tratar de modernizar un país dominado hasta hace poco por élites ultraconservadoras y la Iglesia católica, con la celebración este viernes de dos consultas sobre la definición de la familia y el papel de la mujer en la sociedad.
El gobierno de Dublín, de coalición entre democristianos, centristas y verdes, ha pedido el 'sí' para reformar la Constitución, redactada en 1937, y eliminar varias referencias que considera sexistas, discriminatorias y anticuadas.
Aunque ambos referéndums tienen, a primera vista, mucha menos carga política que los del pasado reciente, una campaña gris de los partidos del Ejecutivo, a los que se han unido casi todas las fuerzas progresistas del Parlamento y la sociedad, ha generado apatía y confusión entre los 3.3 millones de personas llamadas hoy a las urnas.
El hecho de que el apoyo al 'sí' haya caído en las últimas semanas y que en torno al 35 % del electorado aún esté indeciso, según las encuestas, plantea ahora la posibilidad de que el gobierno sufra una humillante derrota sobre cuestiones de igualdad e inclusividad, en una fecha, además, tan señalada como el Día Internacional de Mujer.
A primera vista, pocos se oponían a reformar la carta magna a través de la llamada 'Enmienda de Cuidados', que propone eliminar dos artículos que se refieren a la "vida de la mujer en el hogar" y a sus "deberes en el hogar", respectivamente.
El 'sí' a esta propuesta sustituiría sendos artículos con un nuevo texto que reconocen el valor de la prestación de cuidados en el hogar "por miembros de una familia", lo que dará "a la sociedad un apoyo sin el cual no se puede lograr el bien común".
A día de hoy, la Constitución irlandesa expone que, "por su papel dentro del hogar, la mujer aporta al Estado un apoyo sin el cual no se puede lograr el bien común".
El texto actual agrega que las autoridades, "en consecuencia, deben esforzarse por asegurar que las madres no están obligadas por necesidad económica a trabajar (fuera de casa) y descuidar sus deberes en el hogar".
Hasta principios de la década de 1970, era habitual que las mujeres irlandesas dejasen sus puestos de trabajo tras casarse, sobre todo en el sector público, y aunque esa práctica desapareció hace tiempo, la citada cláusula entorpece el avance de la lucha por la igualdad, según el gobierno.
La segunda propuesta sometida hoy a referéndum, llamada 'Enmienda de Familia', plantea si el Estado debe reconocer a las unidades familiares como conjuntos de personas "basados en el matrimonio o en otras relaciones duraderas".
Términos confusos como "duraderas" o la propia ausencia de éstos han generado dudas entre una parte del electorado irlandés, que, de por sí, ya es propenso a provocar resultados inesperados en este tipo de citas, vistas, a veces, como una vía de desahogo contra el Gobierno.
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Ciudadanos se organizan en las redes sociales
Sin el apoyo de los principales partidos, grupos de ciudadanos se han organizado a través, sobre todo, de las redes sociales para pedir el 'no' en ambos plebiscitos, en manifestaciones callejeras que mezclan mensajes antiinmigración, contra las políticas medioambientales, el progresismo o la llamada "agenda globalista".
Julie, de unos 50 años, encabeza una de estas protestas en el centro de Dublín, donde reparte panfletos que advierten de que el reconocimiento en la Constitución de las "relaciones duraderas" provocará un "enorme aumento" de la inmigración debido a que "los inmigrantes económicos" podrán, dice, "declarar a todos su parientes como 'relaciones duraderas'".
Tampoco está de acuerdo con la redefinición de los 'cuidados' porque arguye que los términos "mujer" y "madre" desaparecerán de la Constitución.
Otras voces críticas sostienen que la expresión "relaciones duraderas" podría afectar a casos relacionados con la legislación familiar y fiscal, así como a disputas por herencias.
Respecto al papel de la mujer en el hogar, el consenso generalizado es que las referencias actuales son anticuadas y sexistas, pero grupos de derechos de discapacitados y de la tercera edad también señalan que el 'sí' consagrará en la Constitución la idea de que los cuidados son principalmente responsabilidad de los "miembros de una familia".
Sus activistas denuncian que el Estado trata de reducir sus obligaciones para financiar los servicios de las personas más vulnerables de la sociedad irlandesa.
En un último intento por persuadir al electorado, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, ha reiterado que el apoyo a la segunda enmienda garantizará que "todas las familias sean iguales, independientemente del estado civil de los padres".
"Y al votar 'sí' respecto a los cuidados, estamos eliminando de nuestra Constitución un lenguaje sexista y muy anticuado sobre las mujeres, y reconociendo, por primera vez, que el cuidado familiar tiene un valor real que el Estado debe apoyar", ha explicado el líder conservador, de origen indio y abiertamente gay.
El recuento de los dos referéndums comenzará el sábado a las 10.00 GMT y se espera que el resultado final se conocerá a última hora de la tarde.
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