Madrid.— La guerra en Ucrania alterará el escenario internacional provocando cambios importantes, entre ellos el regreso a una renovada Guerra Fría en Europa, un fuerte incremento del gasto militar a nivel mundial y la probable conversión de Rusia en un satélite de China.
“Al final, totalmente marginada y con la poca reputación que pudiera tener destruida, lo único que parece que le espera a esta Rusia debilitada es convertirse poco menos que en un satélite de China, con una marcada dependencia económica y política del único aliado que les queda en el mundo con un peso relevante”, señala a EL UNIVERSAL Javier Morales, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
“La competencia internacional no creo que se vaya a ver muy afectada, porque se estaba centrando cada vez más en Estados Unidos y China, con Rusia como actor poco relevante. Pero en un ámbito más regional, está claro que en Europa nos espera, si no la vuelta a la Guerra Fría, sí a algo que se le va a parecer mucho, porque la Unión Europea (UE) se va a focalizar cada vez más en la rivalidad con Rusia y la OTAN va a salir notablemente reforzada y ampliándose a países que no querían entrar”, agrega el experto en geopolítica tras reseñar que la novedad de los últimos años, como era el declive de Estados Unidos y el ascenso de China y Rusia, se verá afectada en lo fundamental, porque la influencia de Rusia se reducirá notablemente.
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“Estados Unidos y China ya eran los actores con los que parece que se va a jugar esa rivalidad por el poder mundial en el futuro. Al final, la duda es si China saldrá beneficiada por este movimiento de Rusia. Cierto que China tendrá a una Rusia más dependiente, más acorde con sus estrategias, pero también saldrá salpicada por su colaboración con Putin. Si China reivindicara en el futuro de una forma más agresiva su soberanía sobre Taiwán, o emprendiera algún tipo de operación militar para conquistarla, se le asociaría inmediatamente con esta guerra sangrienta que ha emprendido Putin en Ucrania”, advierte Morales.
La guerra en Ucrania no sería sino resultado de la inestabilidad que impera en el planeta. Las líneas rojas que en la Guerra Fría se tenían muy claras, como los riesgos de un conflicto entre potencias nucleares, se relegaron de alguna manera, lo que ha hecho que las grandes potencias se comporten con excesiva imprudencia. En este contexto, Rusia parece que no ha calculado las consecuencias de que al final la OTAN se pueda ver arrastrada al conflicto ucraniano, presionada por la opinión pública europea. Algo impensable en épocas pasadas, porque se tenía presente que actuar de esta forma podía conducir a una guerra nuclear que nadie deseaba, alega el especialista.
“Viendo la falta de cálculo de la guerra de Ucrania no se puede afirmar nada con certeza, pero parece que Putin está todavía jugando con una mínima racionalidad, apostando porque la OTAN pueda mantener su posición sin intervenir. El problema de Rusia viene de muy atrás, desde que comenzó a perder su influencia en Europa oriental por la ampliación de la OTAN. Lo que está haciendo Rusia con Ucrania refleja cierto grado de impotencia, por no haber podido hacer lo mismo con otros países que estuvieron en su bloque en la Guerra Fría y que, uno tras otro, han ido cayendo en la influencia occidental, sumándose a la OTAN”, indica el politólogo.
“Desde la época de Barack Obama como mínimo, Estados Unidos ha buscado un giro hacia el Pacífico para irse desligando de aquellas zonas con las que estaba tradicionalmente vinculado, como Oriente Medio y la seguridad en Europa, para enfocarse en lo que realmente les importa, que es China. Pero ahora se van a ver arrastrados a seguir invirtiendo en la seguridad europea, en la que Estados Unidos es determinante, lo que les va a dificultar emprender operaciones en otros escenarios”.
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Si hay algún beneficiado claro con la guerra de Ucrania es la industria militar de todo el mundo, que va a hacer negocio. También saldrá favorecida la OTAN, que ha encontrado su razón de ser tras la crisis existencial que ha padecido, remarca el académico.
En cualquier caso, son muchos los actores presentes en el escenario internacional. El experto advierte sobre la postura futura de los países del sur.
“Los países del sur global no necesariamente tienen que aliarse con Estados Unidos frente a China, o con la OTAN y la UE frente a Rusia. Lo vemos con las sanciones. Al final, en gran medida estas sanciones siguen siendo promovidas por Occidente y vemos otros países que no necesariamente quieren alinearse frente a Rusia, pero tampoco apoyarla. Prefieren mantener una posición al margen de esta rivalidad, porque tienen sus propias prioridades”, subraya.
Los expertos consideran que la guerra en Ucrania no beneficiará a Estados Unidos, que favoreció el giro de Ucrania hacia Occidente sin reparar en las consecuencias, que ya se manifestaron en 2014 con la ocupación rusa de la península de Crimea.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte en uno de sus últimos informes que la guerra en Ucrania elevará los riesgos de desestabilización de las reglas creadas por consenso en el marco de las relaciones internacionales desde la Segunda Guerra Mundial.