La Paz.— El intento de golpe en Bolivia, el pasado 26 de junio, abrió una grieta más profunda al interior del país y también una crisis al exterior con Argentina, cuyo presidente aseguró que no hubo tal golpe, sino que todo fue orquestado por el mandatario Luis Arce.
La ministra de la Presidencia de Bolivia, María Nela Prada, convocó al embajador de Argentina en La Paz, Marcelo Massoni, para expresar un “enérgico rechazo” a las declaraciones vertidas por la Oficina del Presidente de la República Argentina, Javier Milei, quien la noche del domingo repudió “la falsa denuncia de golpe de Estado realizada” por la administración de Arce.
El gobierno argentino también acusó al de Arce de controlar los tres poderes del Estado y tener más de “200 presos políticos”, incluida la expresidenta interina Jeanine Áñez y el gobernador opositor Luis Fernando Camacho, ambos procesados por la crisis política y social de 2019. Según el gobierno de Milei, la democracia boliviana “está en peligro” porque “los gobiernos socialistas derivan en dictaduras” y comparó al país andino con “Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte”.
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Arce rechazó “enérgicamente las inamistosas y temerarias declaraciones vertidas” por la oficina de Milei. También el expresidente Evo Morales condenó lo que llamó “intromisión” del gobierno argentino en los asuntos bolivianos. “Los asuntos de los bolivianos serán resueltos por los bolivianos”, dijo Morales, distanciado de Arce, al considerar que la insurrección militar fue un “autogolpe” orquestado por éste. Milei insistió en que “simplemente hizo una “descripción de los hechos”.
Venezuela y Cuba se sumaron a la condena a los dichos de la Oficina de Milei. En un comunicado, el Ejecutivo de Nicolás Maduro acusó al argentino de alimentar “una narrativa creada por la derecha latinoamericana, que intenta lavarle la cara a los criminales que trataron de derrocar” a Arce. En Cuba, el Ministerio de Exteriores acusó a Argentina de “tratar de manipular” lo ocurrido el 26 de junio en Bolivia “para intentar justificar su posición provocadora que se inmiscuye en asuntos internos de otros Estados”. Ayer mismo fue detenido en Bolivia un “francotirador” supuestamente ligado a la intentona golpista.
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