Estados Unidos es consciente de la importancia que tiene su integración con América Latina. No sólo para enfrentar mejor cualquier crisis, como la que se vive aún con el Covid-19 , sino para ser más competitivos ante el ascenso de países como China, señala Kristina Rosales , portavoz en español del Departamento de Estado.
En entrevista con EL UNIVERSAL en el marco de la Cumbre de Líderes de América del Norte, que concluye este martes, Rosales resalta el “mérito” de México en la detención de Ovidio Guzmán , que describe como un paso más en la cooperación en la lucha contra el narcotráfico.
Frente al apoyo de México a países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, explica que Estados Unidos “respeta la visión” del gobierno mexicano, pero espera que sus socios en la región respalden la defensa de los derechos humanos y las libertades. Este es un extracto de la entrevista:
P. ¿Qué significado tiene esta cumbre?
Es una reunión sumamente importante, igual que la que sostuvo el presidente Joe Biden con el presidente [Andrés Manuel] López Obrador el lunes de forma bilateral. Lo vemos como una oportunidad de fortalecer nuestros lazos entre los tres países, avanzar nuestras prioridades, en ciertas temáticas. Aparte de los lazos comerciales y económico, también trabajar en los desafíos que tenemos en común, como la seguridad ciudadana, la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado, y también tratar temas que son de importancia regional y global, como mitigar el cambio climático, avanzar en materia de derechos humanos, en la diversidad, la inclusión, y un tema muy importante como es la migración irregular.
P. ¿Qué significa para Estados Unidos la detención de Ovidio Guzmán, responsable no sólo del tráfico de marihuana, sino del fentanilo?
Para nosotros no es insignificante lo que pasó. Tiene mérito lo que México hizo con la aprehensión, pero aparte de eso, contribuye a esta conversación a largo plazo que tenemos, que va mano a mano, sobre la lucha contra el crimen organizado y el tráfico, específicamente el tráfico de los sintéticos . Para nosotros el tema del fentanilo es de suma importancia, ya que hemos visto cómo ha impactado a la comunidad norteamericana, principalmente a los americanos, con la lamentable muerte de más 100 mil personas con ese sintético .
P. Un segundo gran tema es el de la migración. Estados Unidos acaba de anunciar un plan para dar permisos temporales a 30 mil cubanos, nicaragüenses y haitianos, como antes anunció uno para venezolanos. Lo cierto es que eso deja fuera a la inmensa mayoría de los migrantes. ¿Están viendo planes a mediano y largo plazo con México y la región que vaya más allá de este tipo de soluciones, para ir al fondo del problema?
Por ahora no tenemos nada específico para anunciar aparte de lo que ya se anunció. Eso no significa a corto o largo plazo no pueda haber un cambio. Lo que anunciamos con los venezolanos fue parte I. Lo que anunciamos la semana pasada fue parte II y, como dijo nuestro asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan , puede ser que tengamos una parte III y IV, conforme vaya cambiando el flujo, conforme vayamos viendo los resultados.
Es sumamente importante recalcar que nosotros trabajamos de una forma colaborativa. No es que Estados Unidos o la administración Joe Biden toma las decisiones unilateralmente y dicta la política. Es un proceso colaborativo con los gobiernos de la región, con las sociedades civiles en la región, con las organizaciones internacionales que trabajan con los migrantes. No solamente para abordar esa temática de la migración irregular, sino también para ver cómo podemos ampliar las vías legales para que las personas puedan tener un proceso de migración a Estados Unidos que sea regular, ordenado y humano.
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P. En el tema comercial. Una preocupación clave es la cuestión energética y los reclamos de llevar la discusión con México a un panel de controversias. ¿Qué tan cerca estamos de un panel así y cómo afecta la relación trilateral?
Todavía no tenemos ningún anuncio al respecto. Se trata de una conversación conectada al tratado T-MEC . Es importante entender que al menos tenemos esa plataforma para tener estas conversaciones y tratar este desacuerdo. Somos socios y los socios tienen momentos de desacuerdo y tienen que utilizar cierta plataforma para resolver sus problemas. Puede ser que sea una conversación que dure más tiempo.
Como parte de nuestra relación comercial, lo que sí es importante es que trabajamos de forma trilateral para que tengamos una economía próspera, más resiliente, más competitiva, especialmente en esta era de competencia estratégica con otras áreas del mundo, como China, y trabajamos a nivel trilateral. Tenemos una cooperación estrecha entre los tres países, por ejemplo para hacer que nuestras cadenas de suministro sean más resilientes, de que tratemos la temática de los semiconductores, que colaboremos en la parte de la minería. Y ver cómo podemos combinar este trabajo para mitigar el cambio climático y también, para la producción de baterías para carros eléctricos. A nivel trilateral podemos lograrlo.
P. ¿Estados Unidos ve la integración hemisférica como una alternativa ante futuras crisis, para mejorar la competitividad?
Sí, lo vemos de esa manera en muchos sentidos. En el ala de la salud pública, cuando se trata de la lucha contra el Covid-19 y otras enfermedades, que todavía nos pueden afectar en el futuro, esa integración está ahí, entendiendo que no estar preparados a nivel trilateral en la región para confrontar cualquier epidemia crisis en el futuro, puede afectarnos de forma dramática. Técnicamente, somos la región de Norteamérica más próspera del mundo, a nivel comercial. Representamos casi el 20% de la economía global y sin trabajar conjuntamente, no logramos proteger lo que hemos construido a nivel económico, a nivel comercial, que nos han llevado a ser la región más próspera.
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P. A nivel regional, la izquierda, o las izquierdas, han avanzado, en Chile, en Argentina, Colombia, con Brasil como el país más reciente en sumarse, con Luiz Inácio Lula da Silva. ¿Le preocupa eso a Estados Unidos?
Nosotros no calificamos las políticas o las administraciones en la región con base en qué lado representa políticamente cada país: derecha, izquierda o cualquier representación. Para nosotros lo importante es que ese gobierno haya sido electo democráticamente, que son los casos que mencionaste. Se eligió a Lula en Brasil y lo reconocimos porque ese fue el voto del pueblo brasileño. De la misma forma en Chile, en Colombia. No vemos si tiene logo de izquierda o derecha, sino que haya sido la elección del pueblo, que haya sido una elección libre, justa, y que sea una oportunidad de abrirle más derechos humanos a las personas de ese país, de darles libertad de expresión y una vida digna, que lamentablemente no es lo que vemos en otros países de nuestra región como Venezuela, Cuba o Nicaragua.
P. Justo hacia estos tres países existe un apoyo de parte de México. ¿Le preocupa eso a Estados Unidos? ¿O el apoyo que mantiene al expresidente peruano Pedro Castillo?
No nos preocupamos porque respetamos la política exterior de México, así como la política exterior de muchos países socios en la región.
Entendemos que cada país va a tener una visión específica a ciertas temáticas y a ciertas relaciones, a quién deciden designar como socios. Ciertamente, a nosotros nos preocupa muchísimo la situación del pueblo en Cuba, Nicaragua y Venezuela, pero vemos que México ha abierto oportunidades, como al ayudar a que se sostengan las conversaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y la plataforma unitaria de Venezuela para que poder tener estas futuras elecciones que esperamos que sean libres y justas en 2024. Vemos eso como un paso positivo y aplaudimos a México por abrir ese espacio para que se puedan tener esas conversaciones.
Claro, esperamos que nuestros socios nos apoyen, como siempre hemos dicho, en la visión de darle mejores oportunidades y los derechos que merecen los pueblos de Venezuela, de Cuba y de Nicaragua.
P. ¿Cómo se ve desde Estados Unidos lo que está ocurriendo en Brasil?
Nosotros reconocemos al presidente Lula y los actos de violencia que ocurrieron el 8 de enero son repugnantes, no ayudan a la transición pacífica del poder que tiene que haber en Brasil. Apoyamos a Brasil en las investigaciones que están haciendo, no sólo para arrestar a los responsables, sino para saber lo que pasó, pero tenemos fe y apoyamos al sistema democrático en Brasil. Es un sistema que ha sido sólido, resiliente.
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