Bogotá vivía esta mañana de jueves problemas de movilidad por el inicio del paro de actividades que se extendía a otras ciudades colombianas en protesta por las políticas del presidente Iván Duque .
En la capital el sistema de autobuses por carril confinado TransMilenio tenía bloqueadas varias de sus estaciones desde las 6:00 horas (11:00 GMT) y se espera que el problema se agudice conforme avance la mañana, en un jornada con ley seca ante las 16 marchas anunciadas.
Se trata de un paro nacional que aglutina diversas demandas en materia económica pero también contra la violencia de las semanas pasadas contra líderes sociales e indígenas, además de la ejercida contra manifestantes por parte de la policía.
La jornada recoge demandas de mayores recursos para las instituciones de educación superior, así como alto a la violencia policial contra estudiantes y académicos inconformes.
Por su parte el sector obrero, primer convocante a la movilización, se muestra inconforme por la tasa de desempleo superior al 10 por ciento, la cual coexiste con el 3.3 por ciento de crecimiento de la economía en el trimestre julio a septiembre.
La violencia que se ha registrado contra comunidades indígenas y líderes sociales también juega un papel importante en esta jornada, en particular por la muerte de varios menores de edad en una operación militar.
El problema sin embargo radicó en que esas muertes fueron ocultadas por el gobierno colombiano, lo que obligó a que el ministro de Defensa, Guillermo Botero, presentara su renuncia el pasado siete de noviembre tras ser reveladas, recordó la edición electrónica de El Espectador.
El paro nacional de este jueves encuentra al presidente Duque con la cifra más alta de desaprobación de su mandato, 69 por ciento, en un marco de versiones en las calles colombianas sobre mayor edad para el retiro, menores salarios a los jóvenes y fin del organismo pensionario, Colpensiones.
El gobierno de Duque ha desmentido esas versiones señalando que no tiene la intención de tomar esas medidas ni ha presentado iniciativas al respecto, pero la incredulidad ciudadana se mantiene.
La situación en las pensiones aparece como grave, dado que 44 por ciento de los trabajadores colombianos gana menos del mínimo, por lo que quedan excluidos de recibir una pensión a menos que hagan aportaciones voluntarias.
Lo anterior significa que de los más de ocho millones de afiliados al sistema pensionario de Colombia, solo tres millones alcanzarían pensión al fin de su vida laboral.