San José.— El camino de la industria del turismo de América Latina y el Caribe hacia su recuperación para regresar a las cifras de 2019 y salir del bache en que cayó en 2020, 2021 y 2022 por el coronavirus podría quedar pavimentado en la Semana Santa de 2023… pese a que la inflación se afianzó como una incómoda compañera de viaje en los últimos 24 meses en una zona golpeada por otro fantasma que atemoriza al mercado hemisférico: la inseguridad.
América Latina y el Caribe todavía está pendiente de confirmar si consiguió cumplir los pronósticos alentadores del sector turístico para 2022 planteados por el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) y Oxford Economics, una influyente firma global de asesoría económica independiente: 25.1% de crecimiento de la mano de obra en la industria turística y un aumento de 4 millones 600 mil empleos para superar así los datos de 2019.
Luego del colapso de 2020 por el ataque implacable indirecto de la pandemia contra múltiples ámbitos de la economía mundial y su severa repercusión continental, la proyección de 2021 permitió confirmar que el rubro laboral en el turismo creció 8.4% ese año con 1 millón 100 mil puestos, todavía lejos de los números que despidieron a 2019 como un boyante periodo en el mercado turístico en general.
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El saldo de 2020 por la emergencia sanitaria planetaria provocó un desplome en un rubro que, como el turismo, se convirtió en pieza clave de las economías. El aporte de la industria al Producto Interno Bruto (PIB) del mundo cayó 49.1%, en un ritmo de desplome que ocasionó la desaparición de unos 62 millones de empleos y que se registraron pérdidas aproximadas a los 4 mil 500 millones de dólares.
El WTTC auguró en mayo de 2022 que los ingresos por turismo en todo el continente americano ascenderían el año anterior a 233 mil millones de dólares 2022. De acuerdo con esas proyecciones, el PIB “turístico regional” crecería 48.2% en 2022 en comparación con 2021, cuando apenas se incrementó en el entorno de 26%.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), una organización mixta de instituciones públicas y privadas, indicó que el tráfico aéreo de pasajeros creció 185% en América Latina a mayo de 2022 frente a las cifras de 2021.
Mastercard Economics Institute, centro privado de estudios que forma parte de la multinacional Mastercard Inc. de servicios financieros, confirmó en un estudio en el segundo semestre de 2022 un aumento de las reservaciones de viaje de Estados Unidos a México (73%), República Dominicana (84%), Jamaica (65%) y Puerto Rico (56%) si se cotejan con los registrados en 2019.
El estudio advirtió sobre “los desafíos en la industria de los cruceros” y precisó que el gasto mundial, “incluidas reservas, está aproximadamente una décima parte por debajo” de 2019, lo cual perjudica a las terminales portuarias de América Latina y el Caribe que son puntos de origen, tránsito y destino de esas embarcaciones.
El azote
Cuando el 25 de febrero de 2020 se confirmó en Brasil lo que fue el primer caso de Covid-19 en América Latina y el Caribe, la región sufrió un azote socioeconómico que, entre otras consecuencias, paralizó al sector turístico como consecuencia del confinamiento social y otros protocolos biomédicos de seguridad para evitar los contagios. Los distanciamientos y las cuarentenas hundieron a la industria del turismo en su peor crisis del siglo XXI.
Por eso, Semana Santa podría ser uno de los puntos para reafirmar la ruta del retorno a la normalidad del negocio turístico.
“Esta temporada de Semana Santa se está vislumbrando… muy bien”, dijo Shirley Calvo, administradora de empresas y directora ejecutiva de la Cámara de Turismo de Costa Rica, al explicar que hay un escenario con perspectivas de optimismo que se extendió al resto de los mercados turísticos de Centroamérica y de República Dominicana.
“Las proyecciones regionales son esperanzadoras. República Dominicana reaccionó con un liderazgo atrevido y agresivo por la pandemia ya que quitó las vacunas y las pruebas [de laboratorio] como requisitos de ingreso y ofreció seguros médicos. Guatemala, El Salvador y los otros países se están recomponiendo muy bien”, relató Calvo a EL UNIVERSAL.
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El gremio de hotelería de Costa Rica anticipó una ocupación mínima de 70% en esta Semana Santa y una proyección de 85%, con rangos de 100% en hoteles de la zona norte, en un país que en 2019 recibió a 3 millones 100 mil turistas y que aún está entre 20% y 15% para recobrar esa cifra.
“Hay un relanzamiento turístico muy importante de esta zona. Todavía hay limitantes de conectividad en algunos países que hace que los pasajes aéreos estén muy caros. Algunas aerolíneas todavía siguen sin reanudar servicios a todos sus destinos anteriores a 2020. Costa Rica ya regresó a la conectividad de 2019”, describió.
De acuerdo con el WTTC, de 2021 a 2022 se observó una lentitud en los procesos para que la decisión de flexibilizar las restricciones de viajes progresara de manera paralela al avance interamericano de las vacunaciones masivas.
¿Y los precios?
Focus Market, una consultora privada de Argentina, alertó de un fenómeno socioeconómico que golpeó a la Semana Santa de 2023: el encarecimiento de los precios. Un informe de la firma de análisis económico difundido la semana anterior precisó que los costos de los paquetes turísticos para los días santos de este año se incrementaron hasta 100% en 2023 en contraste con 2022, aunque la demanda se mantuvo en rangos sin récord.
“La contracara del crecimiento de la actividad turística en el mercado local [Argentina] son los sobreprecios que terminan pagando los argentinos en destinos donde la hotelería tiene valores internacionales en dólares”, indicó.
El estudio hizo una referencia indirecta a un factor esencial: la devaluación del peso argentino frente al dólar, que fue de 4.17% en enero y febrero de 2022 y de 9.34% en enero y febrero de 2023, en un contexto agravado por una inflación oficial de 102.5% de marzo de 2022 a marzo de 2023.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que integra el sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), precisó que la inflación regional fue de 7.3% en 2022 y previó que en 2023 sería de 4.8%, con 6.6% en 2021, en una zona con 661 millones de habitantes sumidos en un creciente descontento social. Un generalizado aumento en el costo de la vida golpeó de Colombia a Cuba, de Costa Rica a Chile, de Guatemala a Ecuador, de República Dominicana a Venezuela o de Brasil a Nicaragua junto a una incesante pérdida del poder adquisitivo de los sueldos y a la realidad de un acelerado incremento de la pobreza extrema y moderada en América Latina y el Caribe de 185 millones 500 mil personas en 2019 a 230 millones 900 mil en 2020.
Factor seguridad
El área de América Latina y el Caribe siguió exhibiendo un paisaje de inseguridad y violencia que desestimuló al turismo. “El clima de seguridad del destino es clave para el turismo. Nadie en su sano juicio va a ir a un destino inseguro, de criminalidad y riesgos”, reafirmó Calvo, al admitir que Costa Rica “sigue siendo seguro, aunque evidenció inseguridad en ciertos destinos”.
Cuba, que se afianzó desde la década de 1990 como uno de los más apetecibles destinos turísticos del Caribe, se autoelogió reiteradamente en los siglos XX y XXI por ofrecer seguridad sin límites para el turista extranjero. En el rincón opuesto, como una de las naciones más inseguras y violentas de América al menos desde 1980, permaneció El Salvador, con un panorama de homicidios, extorsiones, asaltos, robos y demás criminalidad que alejó al turista.
No obstante, el mercado salvadoreño emergió en 2022 y 2023 como uno de los más seguros. Cuestionado por arrestos arbitrarios y violentar derechos, una batida anticrimen que el gobierno de El Salvador lanzó el 27 de marzo de 2022 derrotó a las pandillas o maras, ocasionó una acelerada disminución de asesinatos y, aunque no alcanzó a impactar en la Semana Santa (10 a 16 de abril de ese año), repercutirá en la de 2023.
“Desde el sector privado estamos experimentando, palpando, las ventajas que estamos teniendo como destino [turístico] a partir del cambio de imagen reciente que ha experimentado nuestro país en muchos sentidos, pero quizás más palpable en seguridad”, narró Carlos Umaña, presidente de la Cámara Salvadoreña de Turismo. “El cambio en la seguridad de El Salvador detonó el interés de los turistas regionales, norteamericanos principalmente, y eso ha apoyado mucho a nuestros hermanos lejanos, nuestra diáspora, que por años añoraron visitar el país y no lo hicieron por la inseguridad que vivieron o que sus familiares les comentaban”, narró Umaña a este diario.
“Ahora es todo lo contrario. La gente está experimentando poder visitar cualquier destino prácticamente a cualquier hora. La seguridad ha sido un pilar importante en el flujo de visitantes. Lo notamos y lo conversamos con los turistas”, añadió. Tras confirmar que “tenemos ocupaciones [hoteleras] históricas, altísimas, ya no sólo por la temporada”, anunció que “tenemos ya meses consecutivos de altas ocupaciones y una previsión importante para lo que resta del año. Muy contentos con los resultados del plan de seguridad que ha ejecutado el gobierno de El Salvador”. Así, en el menú turístico latinoamericano y caribeño se reforzó la mezcla de precios, seguridad y atractivos.