Yakarta.— El número de muertos por el terremoto que se produjo el domingo en la isla indonesia de Lombok aumentó a 98, informó la Agencia de Gestión de Catástrofes en Yakarta.
Previamente, Rosiady Sayuti, secretario de la administración provincial de Nusa Tenggara Occidental, había mencionado en declaraciones a la emisora Metro TV la cifra de al menos 142 muertos.
En tanto, el presidente Widodo prometió la entrega de ayuda financiera a las víctimas.
El portavoz de la Agencia de Gestión de Catástrofes, Sutopo Nugroho, señaló que el sismo causó daños en miles de edificios y derrumbó una mezquita donde estaban rezando los fieles, pero que hasta ahora ha sido imposible sacar a las víctimas.
“Lo más probable es que haya muertos, pero no ha sido posible sacarlos porque no contamos con equipo pesado”, aseguró Nugroho. El terremoto en Lombok dejó también cientos de heridos. Ayer se produjeron numerosas réplicas.
Hace una semana, la isla había sido sacudida por un sismo de magnitud 6.4 que causó 16 muertos y varios daños materiales que se vieron agravados por el segundo sismo.
Los mayores daños se registraron en la costa norte de Lombok. El sismo también afectó fuertemente a la capital, Mataram. El sur y el oeste, donde la mayoría de los extranjeros pasan sus vacaciones, resultaron menos afectados.
Por temor a nuevos temblores, muchas personas pasaron la noche a la intemperie, en muchos casos sin luz porque el terremoto también había cortado numerosas líneas de alta tensión. Muchas escuelas permanecen cerradas porque no se sabe si los edificios son seguros.
Cientos de turistas fueron evacuados en barcos de las islas Gili y llevados a Lombok, desde donde la mayoría quiere retornar en avión a sus países. Sin embargo, miles siguen esperando una oportunidad para salir de Indonesia.
En el Vaticano, el papa Francisco manifestó su tristeza por la pérdida de vidas en los terremotos. En un mensaje, firmado por el secretario de Estado y cardenal Pietro Parolin, se dejó constancia de la “gran tristeza” expresada por el Pontífice al saber de la “trágica pérdida de vidas” y la destrucción de propiedades.
También expresó la “profunda solidaridad” del Papa con todos los afectados.