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Indocumentados temen ir a los refugios

Los vientos de Irma comenzaron a azotar Miami Beach, Florida.

(SAUL LOEB. AFP)
10/09/2017 |00:44Reuters |
Redacción El Universal
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De cara a la llegada del huracán Irma al centro de Florida, Carmen Nova, residente de Apopka, tuvo que tomar una decisión. Ella es una inmigrante mexicana indocumentada en Estados Unidos y sabe que su casa rodante corre riesgo por la tormenta.

Sin embargo, la mujer de 30 años y madre de tres hijos está al tanto de que buscar protección representa sus propios riesgos. En momentos de un mayor descontento público con la inmigración ilegal, los indocumentados como Nova temen presentarse ante las autoridades, incluso si es para buscar refugio ante la llegada de un huracán.

“Hay una tormenta interna, hay una tormenta externa y hay una tormenta política, y todas afectan a esta comunidad”, dijo la hermana Ann Kendrick, una monja católica, organizadora comunitaria y defensora de los derechos de los inmigrantes.

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“Ellos están siendo machacados”, acusó Kendrick, quien ha trabajado duro de cara a la llegada del huracán para convencer a los inmigrantes indocumentados de que es más seguro refugiarse que permanecer en casas frágiles.

Los temores de los inmigrantes en el área fueron exacerbados en los últimos días, después de que el alguacil del condado Polk prometió revisar los antecedentes criminales de quienes busquen refugio.

Aunque el comunicado no se refirió a la situación migratoria y funcionarios posteriormente aclararon que los inmigrantes que estén ilegalmente en el país no serían perseguidos, la advertencia de revisión resonó en las comunidades de indocumentados.

Cerca de 50 personas, incluidas varias familias de indocumentados, esperaban en línea afuera de un refugio en una secundaria de Apopka cuando abrió a las puertas a las 9:00 horas del sábado, dijo Kendrick.

Nova, quien limpia casas por 15 dólares la hora mientras su marido trabaja como jardinero por 12 dólares la hora, estaba entre quienes decidieron buscar refugio, afirmando que pondría su destino en las manos de Dios.

“Si piden papeles, no los tengo”, dijo Nova desde su casa rodante con las ventanas tapadas mientras preparaba a su familia para acudir al refugio. “Las autoridades harán lo que tengan que hacer. No voy a vivir con miedo”.

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